martes, 17 de mayo de 2022

Cuando esto sucede... La España distópica.

Política

Cuando esto sucede... La España distópica. 17 mayo 2022

La desigualdad histórica ha venido engendrando a lo largo del tiempo una desigualdad de condiciones y, en consecuencia, una duplicidad de clases: la minoría directora y la mayoría gobernada. La acción de la primera sobre la segunda se ha de resolver inevitablemente en una tutela administradora o una explotación.

En la España actual, donde las elites y el enjambre de parásitos que les sirve de instrumento carecen de sentido moral, ha acontecido, lógicamente, lo segundo, y la ideología marxista, el comunismo depredador que ha devenido en capitalsocialismo, con toda su cohorte de vergüenzas e infamias, resulta, en consecuencia, un fenómeno tan natural como la salida del sol.

Sirviendo lo anterior como proemio, digamos que, cuando una sociedad se deja clavar en el madero, como se ha dejado la nuestra, sin proferir un solo grito, ¿con qué razón habría de tener voz y prestigio entre las naciones que tratan de tomar parte activa en la formación de la historia contemporánea y aspiran a una regeneración o a la continuación del progreso?

El pueblo ha renunciado a su soberanía, permitiendo que sólo tengan voz los políticos, los oligarcas y sus lóbis, los intelectuales de pesebre, la cultura de la zeja, los falsos creadores de opinión, los sectarios de toda laya. Y, mientras consentía tal abominación, se ha dejado envolver por la coartada de la paz y el orden, máscara favorita de todos los despotismos.

La plebe, embebida en la cultura del goce, ha contemplado impasible la cínica deslealtad, la corrupción descarada o el inmenso crimen. Porque tan viejo como el andar a pie es que los déspotas, causantes y aprovechados del río revuelto, quieran inocular en los demás la moderación y el diálogo para poder ellos ejercer con más inmunidad su violencia y sus ventajas.

En la democracia nominal que se han montado los capitalsocialistas, que unos ensalzan con mejor retórica que otros, pero en la que nadie cree, el dinero sigue siendo intocable. En España, en general, no hay empresas, sino negocios, y se confunden dinero y riqueza, valor y precio. La corrupción es hija de la filosofía imperante, que prioriza el ganar dinero sin importarle cómo ganarlo, y explica a la gente que el que no lo gane a espuertas y de cualquier forma es idiota.

También ocurre algo increíble para cualquier mente razonable, y es que los que más derechos tienen hoy en España son los que más la atacan y denigran, los que más ascos le hacen a ser españoles, los más hispanófobos. Los intereses particulares se ocultan bajo los intereses generales, por eso hay consenso en la mayoría parlamentaria para protegerse y proteger a los más poderosos, sus jefes.

Los oligarcas financieros y políticos cabalgan con gran ceremonia y ven el temor y la voluptuosidad emparejados en el rostro del pueblo, un temor y una sensualidad no necesariamente inspirados por ellos, sino por la teatralidad de su albañal informativo, de su pompa mediática, a la que el pueblo sigue acudiendo, alienado, sin que nadie sea capaz de quebrar la estrategia y la impunidad de los impostores y de sus siervos.

Todo ello bajo una doble moral, tácitamente aceptada, que permite delinquir y traicionar y seguir siendo inocente si se es autoridad o se está agremiado a ella. Idea suprema del político de la casta y de sus colaboradores, para quienes mentir en público y ciscarse en la justicia no impide seguir dando clases solemnes de sacrificio, virtud y verdad. Pues las muchedumbres, abducidas y estragadas por la propaganda de sus conductores, han acabado aceptando la manipulación como sistema informativo, la mentira como sistema político, y el fraude como sistema económico, intelectual y educativo.

La partidocracia, convertida en secta omnipresente, funciona a golpe de consignas, y sus preceptos en la sombra movilizan los dispositivos de poder mediático que ocultan sus abusos y forjan la opinión del ciudadano. Con vergonzosa falta de criterio y de respeto hacia sus gobernados, estas señorías impunes no dejan de hartarse de opacas comisiones y nepotismos, y de subirse y complementarse los sueldos. A ellos y a su clientela.

Los sindicatos y las bandas violentas -no gobernando los suyos- sacan a la gente a las calles por una nonada, pero aguantan su mala conciencia de no movilizarse, en circunstancias políticas contrarias, ante injusticias laborales clamorosas, subidas de precios y de impuestos ruinosos para las clases medias, y millones y millones de parados.

Tras más de cuatro décadas de leyes aberrantes, corrupción y crimen, cientos de procesos y de recursos aguardan pacientemente su esclarecimiento y su sentencia, como lo exige la credibilidad de la democracia, de la Constitución y del propio Estado, y no obstante la justicia permanece muda. Los jueces, en general, están disponibles para el poder y, aparentando celo o cubriéndose con el manto de la justicia, arremeten contra aquel enemigo que, por serlo de sus señores, es también enemigo suyo.

Si un ciudadano, como nuevo Diógenes, se paseara farol en mano por las televisiones, los periódicos y las radios al uso en busca de un informador ético, le sería imposible encontrarlo. Lo único que vería claro es que la gobernación de España está sometida no a la conveniencia política y social del común, sino a los intereses de una minoría. Esta España capitalista y frentepopulista, siendo de todos sus enemigos, no es ni europea, ni americana, ni árabe, ni china, ni sobre todo española, ni se sabe qué coño es, y tenemos que verla como una hoja caída a merced del viento corredor.

Los necios y los resentidos, que son mayoría, eligen a los listos y a los malvados, porque prefieren quedarse tuertos con tal de que al vecino le saquen los dos ojos. Y, entre unos y otros, nos han obligado a ver la política -y a sus profesionales- como algo sombrío y execrable que corrompe todo lo que toca. Y nos han hecho comprender que vivimos en una sociedad totalitaria, alienada por dogmas y consignas, cuyos individuos han perdido su identidad y cuyas leyes y reglas sociales son utilizadas como instrumentos de temor y de opresión.

Cuando todo eso sucede, podemos decir que las ideas y la convivencia se han falseado, la democracia es un enjuague y la Patria ha sido traicionada y secuestrada por un grupo mafioso. Estamos en la España distópica, sueño y modelo de cualquier alma miserable. Por lo tanto, para volver a la España de unidad y de progreso, ya que no a una España utópica, sería benéfico que llegara un huracán, un cataclismo, una tragedia... y la inmensa catástrofe arrastrara con ella -selectivamente- todo lo agusanado y podrido.

 

lunes, 16 de mayo de 2022

Monarquía vs República y viceversa

Monarquía vs República y viceversa. Por Francisco Bendala Ayuso

Conste que ni la monarquía ni la república son per se ni problema ni solución, ni buena la una ni mala la otra, ni viceversa. Su eficacia o inutilidad depende de quiénes y cómo las lleven a la práctica. Ni hay que sacralizar o amar la primera, ni denostar o temer la segunda, ni viceversa.

La izquierda sigue soñando con una república sólo porque su odio a la monarquía es tan visceral e irracional como el que profesa a la propia España. El problema es que la república con la que sueña sólo la entiende revolucionaria, totalitaria y antinacional. Por eso destruyó la oportunidad que supuso la Segunda; de la Primera mejor ni hablar.

Por su parte, la derecha intenta defender una monarquía de nuevo aquejada gravemente de una de las dos enfermedades terminales de toda monarquía: la vaciedad; la otra, el absolutismo, está erradicada. El emérito fugado se encargó de vaciar a la monarquía “El rey reina, pero no gobierna” creyendo que la blindaba para siempre al hacerla irresponsable (inocente); y además echándola en manos de sus enemigos seculares, la izquierda. Qué gran error. Lo que hizo fue dejarla hueca, sin raíces, ajena, incomprensible, injustificable y, por ello, prescindible sobre todo para las nuevas generaciones. Por eso defenderla, como intenta la derecha, es muy difícil; y en justicia imposible a tenor del ejemplo tan nauseabundo como destructivo, personal e institucional, de tal personaje. Su hijo ha heredado, por lo tanto, un trono virtual restringido al papel couché.

España debió acabar con la monarquía en 1814 no dejando regresar el rey felón por su traición manifiesta o en 1931 tras la huida cobarde de Alfonso XIII. En ambas ocasiones debió implantarse la república como inmunización contra la enfermedad borbónica, dinastía que tanto mal nos ha prodigado. El problema en ambos casos fue que la izquierda sólo entendía la república antinacional y revolucionaria, mientras la derecha se empeñó en hacerse cómplice de la monarquía en vez de corregirla y sanarla para consolidarla como piedra angular única, verdadera e insustituible de la unidad, soberanía e independencia de la Patria.

El periodo de gobierno del Caudillo fue una providencial y perfecta simbiosis entre monarquía y república. Monarquía por tuvo a su frente una cabeza, un “monarca”, y república presidencialista por coincidir la jefatura del Estado con la presidencia del gobierno en él; asistido además por una “aristocracia” imbuida de sus mismos valores e ideales, contando con el apoyo unánime del pueblo al cual se consultó, democráticamente, en lo esencial. Sus resultados de todo tipo son incuestionables; por eso se vilipendia tan desaforadamente. Ahora bien, porque fue etapa providencial, tanto en la persona del “monarca” y “presidente republicano” como en las circunstancias de todo tipo, es irrepetible.

El problema actual sigue siendo el de siempre. La derecha, siempre egoísta y cobarde, se empeña --o se ve obligada-- en intentar defender una monarquía vacua, sin arraigo, desacreditada, prescindible, que pende de un hilo, en vez de corregirla, la cual es, por ello, fácil blanco de la izquierda que esgrime contra ella una república utópica fácil y atractiva de vender como panacea y solución mágica de todos nuestros males, ocultando que en realidad sería el paso intermedio a la verdadera: totalitaria, opresiva, antinacional, destructiva de la nación y de la Patria, así como de la libertad, soberanía e independencia del pueblo español; en el colmo de la incoherencia, pretende una república en la que el presidente asuma el mismo vacuo papel que ahora el rey –gastos incluidos—, lo que sería sustituir al uno por el otro, o sea, cambiarlo todo para que todo siguiera igual… o peor aún, si imaginamos lo que sería una república presidencialista en la que un socialista desempeñara al tiempo la jefatura del Estado y la del Gobierno: una terrible dictadura. Así pues, la monarquía caduca por haber incumplido su principal papel, defendida injustamente por la derecha, no tiene alternativa republicana porque la izquierda sólo la entiende totalitaria y antinacional, y la derecha ni quiere oír su nombre.

España se encuentra de nuevo en la tesitura de sufrir una monarquía inane o caer en una república dictatorial. Y es que ni izquierda ni derecha serían capaces de llegar a un acuerdo sobre la implantación de una república nacional verdadera que sustituyera a la monarquía porque, aunque lo hicieran, la izquierda no tardaría en empujar a dicha república hacia la dictadura, proceso que la derecha no sabría ni sería capaz de neutralizar.

PD.- Volvemos entonces a mirar, como siempre también, a las Fuerzas Armadas, sólo que esta vez parecen más ausentes que nunca, y peor aún: sin personalidad ni categoría para asumir el deber y la responsabilidad de enderezar la autodestructiva deriva nacional.

domingo, 15 de mayo de 2022

Estados Unidos lleva al mundo a una guerra nuclear

Estados Unidos lleva al mundo a una guerra nuclear. Por Antonio R. Peña

 

 15 mayo 2022

Posiblemente algunos de ustedes conocerán al coronel Richard Black. Su exposición y breve examen de la guerra ucraniana es totalmente diferente a la narrativa unánime de los medios de comunicación, gobiernos y partidos españoles y occidentales (todos, incluido, por desgracia, Vox). Y, desde luego, la realidad y la verdad expuesta por el coronel Black nada tienen que ver con las opiniones -de ciertos altos mandos del ejército español junto con periodistas y articulistas de lo más variopinto- vertidas en diversidad de medios de comunicación. Éstas opiniones del todo irreales cuando no ficticias. Desde mi perspectiva, son opiniones de seguidismo de la narrativa del globalismo masónico a cuyas ordenes están los gobiernos y parlamentos occidentales. Sin ir más lejos peguntémonos ¿conviene y es beneficioso para España y los españoles intervenir en esa guerra dando armas a uno de los contendientes? ¿conviene y es beneficioso para España y los españoles todo el entramado de sanciones a uno de los contendientes? ¿A quién están perjudicando todas esas sanciones? ¿a quién están beneficiando?

El coronel norteamericano Richard Black tiene larga experiencia en combate, se sitúa ideológicamente en la derecha republicana y es un patriota. Fue congresista por Virginia y senador por este estado. La Executive Intelligence Review ha publicado una entrevista  (con subtítulos) al coronel Black realizada por Mike Billington.

Básicamente, el testimonio del Coronel Black puede sintetizarse en los siguientes puntos:

1) Occidente, la OTAN (básicamente Estados Unidos, Gran Bretaña y UE) está en guerra contra Rusia y utiliza al territorio de Ucrania como escenario del choque militar -con la destrucción consiguiente- y utiliza a los ucranianos como “carne de cañón”, materia prima que se expone sin miramientos al enemigo sabiendo que éste los va a triturar. A Estados Unidos no le importa los sufrimientos por los que tengan que pasar los ucranianos. Estados Unidos-OTAN ya han hecho esto mismo en Afganistán, Irak, Siria. En Especialmente en Siria, donde financiaron, armaron y entrenaron al ISIS contra Rusia. Y Rusia les derrotó. Pero ahora vuelven a intentarlo en Ucrania.

2) Para los gobernantes de Estados Unidos es mucho más fácil apoderarse de las riquezas de un territorio destruyéndolo y desmenuzando a la población que lo habita que colonizarlo directamente. Por eso mismo no reparan en medios de destrucción total, como bombardeo de alfombra dejando las ciudades arrasadas. Seguidamente ponen sobre el terreno una fuerza militar numéricamente aplastante que se desenvuelve sin miramientos. Una vez el país está destruido económica y políticamente las fuerzas militares protegen la llegada de las diversas compañías extractoras, productoras y comerciales que harán grandes negocios. Y cuando la cosa se vuelve incontrolada abandonan el territorio dejándolo saqueado y arrasado y a los habitantes diezmados físicamente, económicamente, moralmente.

3) Ésta presente es una guerra de Estados Unidos contra Rusia utilizando a Ucrania y al resto de Europa como campo de juego. El objetivo es triple: a) Sujetar a la UE haciéndola más dependiente de Estados Unidos, destruyendo cualquier posibilidad de autonomía económica, militar y política. Esto lo estamos viendo ahora muy claramente a partir del sector energético y alimentario. Los estados europeos han sido inducidos y presionados para aceptar el corte de los suministros rusos para pasar a depender de los suministros useños. b) Hacer de la UE una colonia recadero de Estados Unidos. c) Siendo Rusia el estado-continente más rico del mundo (quizás China le iguale) se trata de que una guerra larga acabe dividiendo a la sociedad rusa y a su territorio. Rusia acabaría desintegrada y en una permanente guerra civil. De esta forma Estados Unidos podría desactivar aquellos territorios en su provecho.

4) Estados Unidos ha venido provocado continuamente a Rusia para que vaya a la guerra global. Putin se ha resistido y se sigue resistiendo a una guerra global. Ahora mismo la acción de Rusia en Ucrania es una acción militar limitada con los objetivos de frenar a la OTAN y defender los territorios rusófonos (agredidos por el gobierno títere de Ucrania desde el golpe de estado de 2014 apadrinado por Washington).  A principios de 2022 Ucrania (es decir, USA-OTAN) tenía preparada una acción militar a gran escala contra dichos territorios. Rusia se adelantó a la ofensiva ucraniana-OTAN contra los territorios rusófonos.

5) Ucrania no tiene nada que decir sobre la paz o la guerra. Es Washington quien decide. Si Washington quiere combatir esta guerra la combatirá hasta que muera el último ucraniano.

6) Este “juego” tiene serios riesgos de que derive en un enfrentamiento directo entre Estados Unidos y Rusia. En Ucrania hay combatiendo soldados de la OTAN (franceses, británicos, norteamericanos, principalmente). Incluso están dirigiendo la guerra. El buque insignia ruso Moskva posiblemente fue hundido por misiles antibuque disparados por las fuerzas de la OTAN (franceses). Todo esto es muy imprudente. Y hay senadores republicanos que están a favor del choque nuclear con Rusia, creyendo que USA tiene un poder nuclear superior. Pero esto no es así. Rusia puede detectar por anticipado cualquier intento de ataque, tiene misiles hipersónicos que Estados Unidos no tiene. Si Estados Unidos (OTAN) hiciese el más mínimo movimiento en esta vía (ya a nivel local táctico en Ucrania o ataque amplio sobre territorio ruso), Estados Unidos sería arrasado por Rusia en el primer ataque.

7) La “cuestión Ucrania” es asunto de vida o muerte para Rusia, similar a la situación de vida o muerte que para los Estados Unidos representaban los misiles en Cuba. Por eso Rusia no puede ceder, como no cedió Estados Unidos respecto a Cuba. Y por eso Rusia saldrá vencedora y la OTAN (Estados Unidos) saldrán de ese territorio como lo tuvieron que hacer en Afganistán, Irak o Siria. Esto supondría una nueva derrota de la OTAN, cosa que la Organización Atlántica no se puede permitir. De ahí el peligro de que Washington acabe decidiendo que antes de llegar a una nueva derrota es preferible una deriva nuclear del conflicto.

8) Ucrania no tiene ningún sentido para los Estados Unidos y para sus ciudadanos (como no lo tiene para Europa). Sin embargo, se está llevando a cabo un juego mortal porque los gobernantes y militares norteamericanos (y occidentales) no tienen como interés el bien y la devoción a la Patria y a su población, sino que el único interés que tienen es el personal y el interés de las compañías norteamericanas implicadas. Esta guerra no se libra por los intereses del pueblo ucraniano, norteamericano ni europeo sino por los intereses personales de una oligarquía norteamericana que tiene comprados a los gobiernos y medios de comunicación occidentales.

“Llaman gobierno al asesinato, la rapiña y el robo y donde crean soledad (destrucción) lo llaman paz”. “Auferre, trucidare, rapere falsis nominibus imperium, atque ubi solitudinem faciunt, pacem appellant” (Tácito).