sábado, 24 de marzo de 2012

Capitalismo

Capitalismo
 

El capitalismo es un sistema social basado en el reconocimiento de los derechos individuales, incluyendo los derechos de propiedad, en el que toda propiedad es privada.

El reconocimiento de los derechos individuales implica la prohibición de la fuerza física en las relaciones humanas: básicamente, los derechos sólo pueden ser violados por medio de la fuerza. En una sociedad capitalista, ningún individuo o grupo puede iniciar el uso de la fuerza física contra otros. La única función del gobierno, en esa sociedad, es la tarea de proteger los derechos del hombre, es decir, la tarea de protegerlo de la fuerza física; el gobierno actúa como agente del derecho del hombre a su defensa propia, y puede usar la fuerza sólo en represalia y sólo contra aquellos que inician su uso; de esa forma, el gobierno es el medio de colocar el uso de la fuerza como represalia bajo un control objetivo.

Cuando digo “capitalismo”, me refiero a un capitalismo total, puro, no controlado, no regulado, un capitalismo laissez-faire – con separación de Estado y economía, de la misma manera y por las mismas razones que existe separación de Estado e iglesia.

La justificación moral del capitalismo no radica en la reclamación altruista de que representa la mejor manera de alcanzar “el bien común”. Es cierto que el capitalismo hace eso – si esa frase hecha tuviera algún sentido – pero eso es solamente una consecuencia secundaria. La justificación moral del capitalismo radica en el hecho de que es el único sistema consonante con la naturaleza racional del hombre, que protege la supervivencia del hombre como hombre, y que su principio rector es: justicia.


La acción requerida para sostener la vida humana es principalmente intelectual: todo lo que necesita el hombre tiene que ser descubierto por su mente y producido por su esfuerzo. La producción es la aplicación de la razón al problema de la supervivencia.

Dado que el conocimiento, el pensamiento y la acción racional son propiedades del individuo, ya que la opción de ejercer su facultad racional o no depende del individuo, la supervivencia del hombre requiere que aquellos que piensan sean dejados libres de la intrusión de los que no lo hacen. Como los hombres no son omniscientes ni infalibles, deben ser libres de estar de acuerdo o en desacuerdo, para cooperar o seguir su curso independiente, cada uno según su propio juicio racional. La libertad es el requisito fundamental de la mente del hombre.


Es el hecho metafísico básico de la naturaleza del hombre – la conexión entre su supervivencia y el uso de su razón – lo que el capitalismo reconoce y protege.

En una sociedad capitalista, todas las relaciones humanas son voluntarias. Los hombres son libres de cooperar o no, de tratar unos con otros o no, según determinen sus propios juicios individuales, convicciones y sus intereses. Ellos pueden tratar unos con otros sólo en términos de y por medio de la razón, es decir, por medio de diálogo, persuasión y acuerdo contractual, por la decisión voluntaria en beneficio mutuo. El derecho a estar de acuerdo con otros no es un problema en cualquier sociedad, es el derecho a disentir que es crucial. Es la institución de la propiedad privada lo que protege y pone en práctica el derecho a disentir – y mantiene así el camino abierto al atributo más valioso del hombre (valioso personal, social y objetivamente): la mente creativa.


El carácter de un sistema social tiene que ser definido y evaluado en referencia a la filosofía. Correspondiendo a las cuatro ramas de la filosofía, los cuatro pilares del capitalismo son: metafísica – los requerimientos de la naturaleza y la supervivencia del hombre; epistemología – la razón; ética – los derechos individuales; política – la libertad.

El capitalismo exige lo mejor de cada hombre – su racionalidad – y le premia de acuerdo con ello. Deja que cada hombre elija libremente el trabajo que le gusta, para especializarse en él, para intercambiar su producto por el productos de otros, y para llegar tan lejos en el camino al logro cuanto su capacidad y ambición le permitan. Su éxito depende del valor objetivo de su trabajo y de la racionalidad de los que reconocen ese valor. Cuando los hombres son libres de comerciar, con la razón y la realidad como su único árbitro, cuando ningún hombre puede utilizar la fuerza física para arrancar el consentimiento de otro, es el mejor producto y el mejor raciocinio el que gana en cada ámbito de la actividad humana, elevando el nivel de vida – y de pensamiento – cada vez más alto para todos aquellos que participan en la actividad productiva de la humanidad.

Pecado Original

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 Pecado Original

Tu código empieza condenando al hombre como malo, y luego exige que practique un bien definido como imposible de practicar. Exige, como primera demostración de virtud del hombre, que éste acepte su propia depravación sin pruebas. Exige que empiece, no con un criterio de valor, sino con un criterio de maldad, que es él mismo, a través del cual él tiene entonces que definir lo bueno: lo bueno es aquello que él no es.

No importa quién acabe siendo el beneficiario de su gloria renunciada y su alma atormentada, un Dios místico con algún designio incomprensible o cualquier transeúnte cuyas llagas ulceradas se exhiban como algún tipo de demanda inexplicable sobre él – no importa, lo bueno no es algo que él pueda entender, su deber es arrastrarse durante años de penitencia, purgando por la culpa de su existencia con cualquier recaudador callejero de deudas ininteligibles, su único concepto de un valor es un cero: lo bueno es aquello que es no-hombre.

El nombre de ese absurdo monstruoso es el Pecado Original.

Un pecado sin voluntad es una bofetada a la moralidad y una insolente contradicción: lo que está fuera de la posibilidad de elección está fuera del ámbito de la moralidad. Si el hombre es malo por nacimiento, no tiene voluntad ni poder para cambiar; si no tiene voluntad, no puede ser bueno ni malo; un robot es amoral. Considerar como pecado del hombre un hecho que no está en su esfera de elección es una burla a la moralidad. Considerar la naturaleza del hombre como su pecado es una burla a la naturaleza. Castigarlo por un crimen que cometió antes de nacer es una burla a la justicia. Declararlo culpable en un asunto en el que no existe la inocencia es una burla a la razón. Destruir la moralidad, la naturaleza, la justicia y la razón a través de un único concepto es una hazaña de maldad difícil de igualar. Sin embargo, ésa es la raíz de vuestro código.

No os escondáis tras la cobarde evasión de que el hombre nace con libre albedrío pero con una “tendencia” al mal. Un libre albedrío ensillado con una tendencia es como un juego con dados cargados. Obliga al hombre a luchar y a esforzarse en jugar, a asumir la responsabilidad y pagar por el juego, pero la decisión está inclinada a favor de una tendencia que él no tiene poder de escapar. Si la tendencia es de su elección, no puede poseerla al nacer; si no es de su elección, su albedrío no es libre.

¿Cuál es la naturaleza de la culpa que tus maestros llaman su Pecado Original? ¿Cuáles son los males que el hombre adquirió cuando cayó del estado que ellos consideran perfección? Su mito declara que comió del fruto del árbol del conocimiento – adquirió una mente y se convirtió en un ser racional. Era el conocimiento del bien y del mal – se convirtió en un ser moral. Fue sentenciado a ganarse el pan con su trabajo – se convirtió en un ser productivo. Fue sentenciado a sentir deseo – adquirió la capacidad del disfrute sexual. Los males por los que ellos le condenan son la razón, la moralidad, la creatividad, la alegría – todos los valores cardinales de su existencia. No son los vicios del hombre los que el mito de su caída trata de explicar y condenar, no son los errores del hombre por los que ellos le consideran culpable, sino la esencia de su naturaleza como hombre. Fuese lo que fuese, aquel robot en el Jardín del Edén, que existía sin mente, sin valores, sin trabajo, sin amor, no era un hombre.

La caída del hombre, según tus maestros, fue que consiguió las virtudes necesarias para vivir. Estas virtudes, según el criterio de ellos, son su Pecado. Su maldad, ellos denuncian, es ser hombre. Su culpa, ellos denuncian, es que vive.

Ellos lo llaman una moralidad de misericordia y una doctrina de amor al hombre.

Altruismo


Altruismo.


¿Cuál es el código moral del altruismo? El principio básico del altruismo es que el hombre no tiene derecho a existir por sí mismo, que el servicio a los demás es la única justificación de su existencia, y que sacrificarse es su principal deber, virtud y valor moral.

No confundas altruismo con amabilidad, buena voluntad, o respeto por los derechos de otros. Estas no son causas primarias sino consecuencias, las cuales, de hecho, el altruismo hace imposibles. La causa irreducible del altruismo, la base absoluta, es el auto-sacrificio, lo que significa: la auto-inmolación, la abnegación, la negación de uno mismo, la auto-destrucción – lo que significa: el yo como criterio del mal, y el no-yo [lo desprendido, lo desinteresado, lo altruista] como criterio del bien. -

No te escondas tras superficialidades como si deberías darle una moneda a un mendigo o no. Esa no es la cuestión. La cuestión es si tienes o no derecho a existir sin dársela. La cuestión es si tienes que seguir comprando tu vida, centavo a centavo, de cualquier mendigo que decida aproximarse a ti. La cuestión es si la necesidad de otros es la primera hipoteca sobre su vida y el propósito moral de tu existencia. La cuestión es si el hombre debe ser considerado como un animal a ser sacrificado. Cualquier hombre de autoestima responderá: “No.” El altruismo dice: “Sí“

Hay dos cuestiones morales que el altruismo agrupa en un “paquete único”: (1) ¿Qué son valores? (2) ¿Quién debe ser el beneficiario de los valores? El altruismo sustituye la segunda por la primera; evade la tarea de definir un código de valores morales, dejando así al hombre, de hecho, sin guía moral.

El altruismo declara que cualquier acción realizada en beneficio de otros es buena, y cualquier acción realizada en beneficio propio es mala. Así, el beneficiario de una acción es el único criterio de valor moral – y mientras ese beneficiario sea alguien distinto de uno mismo, cualquier cosa vale.

Es tu mente lo que ellos quieren que entregues – todos los que predican el credo del sacrificio, sean cuales sean sus postulados o sus motivos, te prometan otra vida en el cielo o un estómago lleno en esta tierra. Los que empiezan diciendo: “Es egoísta perseguir tus propios deseos, debes sacrificarlos a los deseos de otros” – acaban diciendo: “Es egoísta mantener tus propias convicciones, debes sacrificarlas a las convicciones de otros”.

Hay una palabra, una única pregunta, que puede aniquilar completamente la moralidad del altruismo y que ésta no puede soportar: la pregunta es: “¿Por qué?” ¿Por qué debe el hombre vivir por el bien de los demás? ¿Por qué debe ser un animal a ser sacrificado? ¿Por qué es eso el bien? No hay ninguna razón terrenal para eso – y, señoras y señores, en toda la historia de la filosofía jamás ninguna razón terrenal ha sido ofrecida.

Es sólo el misticismo lo que les permite a los moralistas salirse con la suya. Siempre fue el misticismo — lo de fuera de este mundo, lo sobrenatural, lo irracional — el argumento para justificarlo, o, para ser exactos, para escapar de la necesidad de justificarlo. Uno no justifica lo irracional, uno sólo lo acepta por fe. Lo que la mayoría de los moralistas – y unas pocas de sus víctimas – reconocen es que la razón y el altruismo son incompatibles.

¿Por qué es moral servir la felicidad ajena, pero no la tuya propia? Si disfrutar es un valor, ¿por qué es moral cuando es experimentado por otros, pero inmoral cuando es experimentado por ti? Si la sensación de comer un pastel es un valor, ¿por qué es una complacencia inmoral en tu estómago, pero un objetivo moral para ti el que lo logres en el estómago de otros? ¿Por qué es inmoral para ti el desear, pero moral el que otros lo hagan? ¿Por qué es inmoral producir un valor y quedárselo, pero moral darlo? Y si no es moral el que tú te quedes con un valor, ¿por qué es moral que los otros lo acepten? Si eres desinteresado y virtuoso cuando lo das, ¿no son ellos interesados y malvados cuando lo toman? ¿Es que la virtud consiste en servir al vicio? ¿Es el objetivo moral de los que son buenos su auto-inmolación en beneficio de los que son malos?

La respuesta que evadís, la monstruosa respuesta es: No, los que toman no son malos, siempre que ellos no hayan ganado el valor que les diste. No es inmoral que ellos lo acepten, siempre que ellos sean incapaces de producirlo, incapaces de merecerlo, incapaces de darte ningún valor a cambio. No es inmoral el que ellos lo disfruten, siempre que no lo hayan obtenido por derecho.

Tal es el código secreto de vuestro credo, la otra mitad de vuestro doble criterio: es inmoral vivir por tu propio esfuerzo, pero moral vivir por el esfuerzo de otros – es inmoral consumir tu propio producto, pero moral consumir el producto de otros – es inmoral ganar, pero moral mendigar – son los parásitos la justificación moral para la existencia de los productores, pero la existencia de los parásitos es un fin en sí misma – es malo beneficiarse a través de logros, pero bueno beneficiarse a través de sacrificio – es malo crear tu propia felicidad, pero bueno disfrutarla al precio de la sangre de otros.

Vuestro código divide a la humanidad en dos castas y exige que vivan por reglas opuestas: los que pueden desear cualquier cosa y los que no pueden desear nada, los escogidos y los condenados, los jinetes y los acarreadores, los devoradores y los devorados. ¿Qué criterio determina tu casta? ¿Qué contraseña te admite a la élite moral? La contraseña es falta de valores.

Sea cual sea el valor implicado, es tu falta del mismo la que te da una reivindicación sobre aquellos a quienes no les falta. Es tu necesidad lo que te da una reivindicación a recompensas. Si eres capaz de satisfacer tu necesidad, tu habilidad anula tu derecho a satisfacerla. Pero una necesidad que eres incapaz de satisfacer te da el primer derecho sobre las vidas de la humanidad.

Si tienes éxito, cualquier hombre que fracasa es tu amo; si fracasas, cualquier hombre que tiene éxito es tu siervo. Sea tu fracaso justo o no, sean tus deseos racionales o no, sea tu desgracia inmerecida o el resultado de tus vicios, es la desgracia la que te da derecho a recompensas. Es el dolor, no importa su naturaleza o su causa, el dolor como un absoluto primario, el que te da una hipoteca sobre toda la existencia.

Si curas tu dolor por tu propio esfuerzo no recibes crédito moral: tu código lo considera desdeñosamente como un acto de interés propio. Sea cual sea el valor que intentes adquirir, sea riqueza o comida o amor o derechos, si lo adquieres por medio de tu virtud, tu código no lo considera como una adquisición moral: tú no le ocasionas pérdidas a nadie, es un comercio, no una limosna; un pago, no un sacrificio. Lo merecido pertenece al reino egoísta y comercial del beneficio mutuo; es sólo lo inmerecido lo que establece esa transacción moral que consiste en el beneficio de uno al precio de un desastre para el otro. Exigir recompensas por tu virtud es egoísta e inmoral; es tu falta de virtud la que transforma tu demanda en un derecho moral.

Una moralidad que considera la necesidad como una reivindicación, considera el vacío – la no-existencia – como su norma, su criterio de valor; recompensa una ausencia, un defecto: debilidad, ineptitud, incompetencia, sufrimiento, enfermedad, desastre, la falta, la lacra, el fallo – el cero.

El altruismo considera la muerte como su objetivo final y su criterio de valor.

Dado que la naturaleza no le proporciona al hombre una forma automática de supervivencia, dado que él tiene que mantener su vida por su propio esfuerzo, la doctrina de que ocuparse de sus propios intereses es malvado significa que el deseo del hombre de vivir es malvado – que la vida del hombre, como tal, es malvada. Ninguna doctrina puede ser más malvada que eso.

Sin embargo, ése es el significado de altruismo.

viernes, 23 de marzo de 2012

Mitos sobre ateos


A lo largo de la historia de la civilización, se sucedieron decenas de guerras religiosas, una más cruel e irracional que la otra, pretendiendo mostrar que con la muerte de los “enemigos”, el dios de alguna facción se hacía más fuerte y grande, mientras que se “demostraba” la debilidad humana y la “superioridad” de los creyentes que resultaban victoriosos. En nombre de algún dios o de varios dioses se cometieron grandes crímenes contra los individuos, crímenes, que en la mayor parte de la historia quedaron impunes. Ante esto, ¿a cuántas miles de personas mataron los ateos en nombre del ateísmo?
Es común, pero falaz, asociar a grandes genocidas con el ateísmo; de pensar que habrá desorden moral y caos si se instala una moral atea y que los ateos somos dogmáticos y cerrados, “por no aceptar experiencias místicas”. Desarrollamos, entonces, para celebrar nuestro orgullo, una mini lista de mitos que solo alimentan la ignorancia.

Mitos populares

- ¿El ateo es satánico?
- El ateo ve al diablo como un ser mitológico y por lo tanto no acredita su existencia. La idea de dios y de diablo solo son construcciones mentales y sociales de las diversas religiones. El ateo no puede ser satánico porque no cree en la existencia sobrenatural de Satán o los demonios.

- ¿Todos los ateos son comunistas?
- Uno de los mitos, que se acentuó más fuerte en Paraguay con la dictadura colorada y católica de Alfredo Stroessner, es que todos los ateos son marxistas que “comen niños”. No todos los ateos son marxistas. El marxismo es uno de las tantas corrientes filosóficas que introducen al ateísmo en su seno para utilizarlo. Hay diversas corrientes ateas, como por ejemplo la racionalista, la naturalista, la fatalista, etc. que se diferencian en varias cuestiones
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- Hitler era ateo y fue uno de los más grandes genocidas de la historia
- Falso. Hitler nunca fue ateo, y además de creyente, ideó una especie de religión secular conocida como nazismo, que se manejaba con dogmas políticos, nacionalistas y sociales incuestionables, impuestos por Adolf Hitler.
Esto declaraba el líder totalitario en su libro “Mi lucha”:
“El hombre con conciencia de pueblo, en particular, cada uno en su propio grupo, tiene el deber sagrado de hacer que la gente deje de tomar la Voluntad de Dios superficialmente, de cumplir la Voluntad de Dios y de no dejar que la Palabra de Dios sea profanada”.
Porque la Voluntad de Dios dio a los hombres su forma, su esencia y sus capacidades. Todo aquel que destruya Su trabajo, declara la guerra a la Creación del Señor, a la Divina Voluntad. Por lo tanto, que cada hombre sea activo, cada uno en su propio grupo, y que cada hombre cumpla su primer y más sagrado deber de oponerse a cualquiera que en su actividad, por obras o palabras; sale de los confines de su comunidad religiosa y trate de hacer sorna de otra.
Consecuentemente, creo actuar de acuerdo a la voluntad del Creador Todopoderosoal defenderme de los judíos. Estoy peleando por la obra del Señor.

- Pero Stalin era ateo y también mató a millones de personas.
- Verdadero. El dictador comunista de la Unión Soviética Joseph Stalin era ateo, pero jamás mató en nombre del ateísmo. El comunismo es una especie de religión secular, como el nazismo, ya que posee dogmas incuestionables. La religión, para el marxismo, es un instrumento del sistema capitalista porque alinea al individuo, por lo tanto debe ser erradicada. De allí la lucha frontal y sanguinaria contra las religiones por parte del comunismo. Pero no hay un solo documento que avale que el ateísmo fue la causa de las masacres.

- El ateísmo es otra religión más ya que los ateos “tienen fe en la evolución y en el big bang”.
- Falso totalmente. El ateísmo es una filosofía materialista, en la mayor parte, que niega la existencia de dioses y por lo tanto del mundo sobrenatural. No existen dogmas ateos o postulados intocables dentro del ateísmo. No hay iglesias ateas ni una organización que dicte las normas de comportamiento de los ateos en el mundo. No hay culto dentro de esta corriente. Y sí, el ateísmo racionalista o cientificista defiende la teoría de la evolución y la formación del Cosmos por el big bang porque tienen bases científicas comprobadas o testeadas.
Aunque, como la ciencia no es dogmática, pueden ser mejoradas o desechadas ambas teorías. Pero no hay fe en dichas propuestas, ya que la ciencia utiliza un método que debe ser experimentado en la realidad para ser probado, algo que las religiones no tienen.

- El ateísmo es dogmático
- Falso. Los creyentes religiosos son los que basan su vida en escrituras de dudosa autoría y no los ateos, que no tienen dioses ni sacerdotes que les digan qué hacer. Los primeros basan su visión en la fe y solo en la fe, mientras que los segundos en la duda, en las hipótesis y experimentaciones.

- Bueno, pero Einstein era cristiano y no podemos estar en su contra.
- Falso al cuadrado. Einstein nunca fue cristiano y sí podemos estar en contra de los postulados einstenianos, si tenemos forma de argumentarlos y comprobarlos, claro. Uno de los mitos más difundidos es que el brillante físico estadounidense, de origen alemán, Albert Einstein, ganador de un premio Nobel de física, era cristiano porque afirmó la famosa frase de “Dios no juega a los datos”.
Carta del científico, de marzo de 1954, del libro “Albert Einstein: su lado humano”:
“Era, por supuesto, una mentira lo que se ha leído acerca de mis convicciones religiosas; una mentira que es repetida sistemáticamente. No creo en un Dios personal y no lo he negado nunca sino que lo he expresado claramente. Si hay algo en mí que pueda ser llamado religioso es la ilimitada admiración por la estructura del mundo, hasta donde nuestra ciencia puede revelarla”.

- Pero los ateos dicen que la vida no tiene sentido.
- Falso. Son los católicos, musulmanes, judíos e hinduistas, además de otros miles de religiosos, los que niegan que esta vida tenga sentido. Para un ateo materialista esta única existencia es la única oportuidad que tiene para ser feliz, por lo tanto es responsable de su vida y le busca el sentido en el único plano físico que tiene y puede vivir: la Tierra. El ateo sabe que nunca más tendrá otra oportunidad brillante para ejercer su libertad y vivir como mejor le plazca. El ateo sabe que puede encontrar su plenitud y realización total en este planeta.

- Entonces, ¿para los ateos todo termina con la muerte?
- Verdadero. Al menos, casi todas las corrientes ateas consideran que cuando el organismo vivo o la persona muere, se termina totalmente su existencia, ya que no hay una sola evidencia de trascendencia material a un plano espiritual. La memoria de los vivos mantendrán vivos a quienes ya murieron. Ideas como alma, cielo, purgatorio, infierno, limbo no tienen sentido para una persona razonable
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- Los ateos no tienen moral, pueden hacer lo que quieran, robar, matar, violar, etc.
- Falso. Los ateos son personas de diversas ideologías políticas, visión del mundo, sentimientos y por lo tanto necesitan una moral con la cual comportarse en sociedad. Será una moral materialista, en el sentido filosófico, ya que no esperan recompensas en el más allá. Son conscientes que solo pueden vivir aquí y actuar de acuerdo a la realidad. La moral es individual y única, por lo que no puede ser quebrantada si no se daña al otro. El ateo tiende a ser una persona racional y más respetuosa de la naturaleza porque sabe que forma parte de ella y debe proteger tanto su vida como la de quienes le rodean.
Mientras, el religioso que basa su vida en la biblia o corán ignoran que su libro sagrado apoya la esclavitud, el machismo, el feminicidio, el oscurantismo, el maltrato a los niños, la ablación, el miedo a la autoridad, etc. Para un ateo racional todo esto resulta inmoral y por lo tanto lo rechaza.

- El ateo parece un robot, no ama, no siente, no lucha
Falso. El ateo es un ser humano dotado de las mismas características físicas, químicas y biológicas de cualquier otro ser semejante de su especie y se comporta como tal. Puede amar, reír, llorar, emocionarse, luchar por una causa común en política y tener grandes aspiraciones personales a nivel académico, profesional, intelectual, deportivo, social, etc.

- Pero el ateo es soberbio, no acepta críticas
- Falso. Es el religioso quien ya tiene todas las respuestas y por lo tanto no necesita de otra visión que le ayude a entender el Universo. El ateo es más curioso y se interesa por lo que pasa a su alrededor. Solo que trata de entender el mundo a través de la ciencia, del escepticismo, de la duda y de la curiosidad, algo muy distinto al religioso, que ya tiene todo servido.
El ateísmo es una muestra de humildad intelectual, ya que al no tener un dios o varios dioses que supuestamente dictaron los mandatos para vivir en el mundo, el ateo tiene que construir ideas y soluciones para la buena convivencia y entendimiento. Soberbia es aquella postura que afirma que todo ya está respondido de un libro de casi dos mil años y que no se puede criticar algo sagrado.

- El ateo debe aceptar que la religión hizo mucho bien a la humanidad.
- Aquello sustentando en una mentira no puede jamás hacer un bien a los seres humanos. Además de la inquisición, el índice de libros prohibidos, las cruzadas, etc., el cristianismo, que es el que más de cerca nos toca, no puede ir por el mundo a “hacer el bien en nombre de la nada”. Es una deshonestidad intelectual grave y un insulto a la inteligencia. No se puede difundir el conformismo en un momento en que la humanidad experimenta grandes logros.

- Todo bien, pero, ¿para qué milita un ateo?
- No está todo bien. Justamente por eso los ateos se nuclean y difunden sus ideas. Actualmente, en Irán, Arabia Saudita, Somalia, Sudán, Indonesia, Afganistán, Egipto, Nigeria y decenas de otros países libran batallas a favor de la religión y en contra de la libertad individual. Aunque parezca absurdo, el mundo sigue viendo morir por la causa de “un dios” a niños, adultos y ancianos por culpa de la perversidad y soberbia de las religiones. Es que todas se creen portadoras de la verdad y lo único que siembran es el caos, miedo y desesperanza.
En los países latinoamericanos, en su mayoría católicos o protestantes, el problema es la persecución de la religión a las políticas laicas a favor de la despenalización del aborto, de las drogas, de la eutanasia y la implementación de una ley que ampare las uniones civiles entre personas del mismo sexo. Así que la militancia atea es una responsabilidad con la vida misma.
El ateo sabe que este es un Universo maravilloso y que como seres limitados podemos conocer una ínfima fracción de él. Respeta profundamente la libertad de creencias, pero sabe que el mundo estará mucho mejor cuando desaparezcan las religiones y se gobierne con inteligencia, escepticismo y ciencia.
Muchos estamos orgullosos de haber dudado un día. Hoy, la más grande certeza que tenemos es que las dudas continúan y crece el deseo de aprender más del Cosmos en el que vivimos.
¡Es mejor sin dios!

miércoles, 7 de marzo de 2012

Rusia y el mundo en transformación

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                      Rusia y el mundo en transformación

En artículos anteriores ya mencioné los desafíos externos más importantes que tiene que afrontar la Rusia de hoy. Y no obstante, este tema merece ser tratado con más detalle, no tanto porque la política exterior sea una parte integral de cualquier estrategia nacional, sino también porque los retos del mundo en transformación nos obliga a tomar decisiones en materia de economía, cultura, presupuesto e inversiones.

Rusia es parte del mundo, tanto económica como culturalmente, y no podemos ni queremos estar aislados. Contamos con que nuestra política de apertura contribuirá a mejorar el bienestar y elevar la cultura de los ciudadanos de Rusia y fortalecerá la confianza que es cada vez más escasa.

Pero vamos a basarnos, de manera consecuente, en nuestros propios intereses y objetivos, no en decisiones ajenas. Rusia goza de respeto solo cuando está fuerte y descansa firme sobre sus pies. Rusia tuvo casi siempre el privilegio de aplicar una política exterior independiente, y seguirá haciéndolo en el futuro. Es más, estoy convencido de que la seguridad en el mundo podrá ser garantizada solo si se actúa conjuntamente con Rusia, no intentando dejarla de lado, debilitar sus posiciones geopolíticas y dañar su capacidad de defensa.

Los objetivos de nuestra política exterior son de carácter estratégico, no dependen de la coyuntura y corresponden al lugar que ocupa Rusia en el mapa político mundial, a su papel en la historia y en el desarrollo de las civilizaciones.

Continuaremos, sin duda alguna, manteniendo de manera activa y constructiva el rumbo hacia el fortalecimiento de la seguridad global, la renuncia a la confrontación y la lucha eficaz contra amenazas como la proliferación de armas nucleares, los conflictos y crisis regionales, el terrorismo y el tráfico de drogas. Haremos todo para que Rusia tenga acceso a los últimos avances del progreso científico y tecnológico y para que nuestros empresarios ocupen un digno lugar en el mercado global.

Intentaremos que la formación del nuevo orden mundial basado en la realidad geopolítica actual se lleve a cabo de manera paulatina, sin convulsiones innecesarias.


Quienes socavan la credibilidad de Rusia

Considero, como antes, que entre los principios más importantes está el carácter indivisible de la seguridad de todos los Estados, la inadmisibilidad del uso exagerado de la fuerza y el cumplimiento incondicional de las normas básicas del derecho internacional. El abandono de estos principios conduce a la desestabilización de las relaciones internacionales. Desde esta perspectiva vemos algunos aspectos de la actuación de EEUU y la OTAN que no se enmarcan en la lógica del desarrollo moderno, se basan en los tópicos de la “política de bloques”. Todos comprenden a lo que me refiero: a la ampliación de la OTAN, que se traduce en el despliegue de nuevas instalaciones de infraestructura militar y planes (de autoría estadounidense) de crear un escudo antimisiles en Europa. No tocaría el tema si estos juegos no se realizaran en las inmediaciones de las fronteras rusas, si no perjudicaran nuestra seguridad, si no afectaran a la estabilidad en el mundo.

Nuestros argumentos son bien conocidos, no volveré a exponerlos en detalle, pero desgraciadamente no son escuchados en Occidente. Nos preocupa que, aunque el perfil de nuestras “nuevas” relaciones con la OTAN no está del todo definido, esta organización ya está actuando de una manera que no contribuye precisamente a aumentar la confianza. Estas acciones afectan al mismo tiempo al cumplimiento de las tareas globales, impiden fijar un rumbo positivo en las relaciones internacionales y frenan su ajuste constructivo.

Una serie de los conflictos armados justificados por fines humanitarios socava el principio sagrado de soberanía estatal. En las relaciones internacionales se produce otro vacío: jurídico y ético.

Se oye a menudo que los derechos humanos priman sobre la soberanía estatal. Es indudablemente así – los crímenes de lesa Humanidad tienen que ser castigados por un tribunal internacional– pero si en el uso de este principio se viola con facilidad la soberanía estatal, si los derechos humanos se protegen desde el exterior y mediante votación, y en el proceso de la “defensa” se violan los mismos derechos de una gran cantidad de personas (incluido el derecho más básico, el derecho a la vida), no se trata de una causa noble sino de una demagogia elemental.

Es importante que la ONU y el Consejo de Seguridad sean capaces de oponerse al dictado de ciertos países y al abuso en el escenario internacional. Nadie tiene derecho a usurpar las facultades y competencias de la ONU, especialmente en lo que se refiere al uso de la fuerza contra los estados soberanos. Se trata en primer lugar de la OTAN, que intenta asumir funciones impropias de una “alianza para la defensa”. Todo esto es muy grave y recordamos muy bien cómo habían exhortado en vano a cumplir con las normas legales y a comportarse de acuerdo con los principios morales los estados que cayeron víctimas de las operaciones “humanitarias” y la exportación de la democracia con misiles y bombas. Se les hizo el caso omiso.

Parece que los miembros de la OTAN, sobre todo EEUU, tienen su propio concepto de la seguridad, que difiere fundamentalmente del nuestro. Los estadounidenses están obsesionados con la idea de asegurar su absoluta invulnerabilidad, lo cual, de paso sea dicho, es utópico e imposible de realizar tanto en el plano tecnológico como geopolítico. Pero en esto radica el problema y esta perspectiva es inadmisible. Otra cosa es que muchos países, por razones de sobra conocidas, prefieran no hablar de ello. Rusia, en cambio, siempre llamará las cosas por su nombre y lo hará abiertamente. Vuelvo a subrayar que el incumplimiento del principio de que la seguridad es indivisble – en contra de las múltiples declaraciones sobre la fidelidad al mismo – supone numerosas amenazas. También para los estados que por varios motivos promueven este incumplimiento.


La “primavera árabe”: lecciones y conclusiones

Hace un año hizo su aparición en el escenario mundial un fenómeno nuevo: las movilizaciones casi simultáneas en muchos países árabes contra sus regímenes políticos autoritarios. La “primavera árabe” fue interpretada en un primer momento como una esperanza de cambios positivos y los ciudadanos rusos estaban claramente del lado de los que luchaban por las reformas democráticas. Muy pronto, sin embargo, se hizo evidente que en muchos países los acontecimientos se estaban desarrollando en un escenario que no era en absoluto civilizado. En lugar de la consolidación de la democracia, en lugar de la protección de los derechos de las minorías, empezó a ser frecuente la persecución de los adversarios políticos, acompañada de un simple cambio en el que una fuerza era sustituida por otra todavía más opresora.

El matiz negativo que ha adquirido el desarrollo de los acontecimientos en el mundo árabe ha venido dado por la intervención exterior en apoyo de una de las partes de estos conflictos internos y por el carácter militar de dicha intervención. Hasta el punto de que una serie de países, bajo la bandera de las razones humanitarias, llegaron a acabar con el régimen libio con la ayuda de los ataques aéreos. Y, como 'culmen' quedan las escenas terribles de la venganza contra Muamar Gadafi, dignas no ya de la Edad Media, sino de una época primitiva.

No podemos permitir que alguien intente repetir en Siria el escenario libio. Los esfuerzos de la comunidad internacional deben estar encaminados ante todo a buscar fórmulas de conciliación entre los sirios. Es vital lograr cuanto antes el cese de la violencia, sea cual sea su origen, e iniciar un diálogo que incluya a todos los elementos de la sociedad siria: diálogo que ha de entablarse sin condiciones previas, sin intervención de potencias extranjeras y con respeto de la soberanía siria. Esto crearía las condiciones para que las promesas de democratización de las autoridades sirias se hicieran realidad. Lo más importante ahora es evitar el estallido de una guerra civil abierta. Esto es lo que siempre ha tenido en cuenta la diplomacia rusa y, en el futuro, seguirá trabajando en esta línea.
Escarmentados por las amargas experiencias del pasado, nos declaramos en contra de la adopción de resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que puedan ser interpretadas como una señal para la intervención militar en los asuntos internos de Siria.

Precisamente por mantenernos fieles a esos principios, Rusia votó junto con China a principios de febrero contra una resolución que estaba pensada para tener una lectura ambigua y que, en la práctica, habría supuesto un estímulo para las acciones violentas de una de las partes de este conflicto interno.

En este sentido, en un contexto de reacción muy negativa –rayana con la histeria- ante el veto ruso-chino querría lanzar una advertencia a nuestros colegas occidentales para que eviten la tentación del recurso a un esquema que ya han empleado con anterioridad y que podría resumirse así: si tenemos el beneplácito del Consejo de Seguridad de la ONU para una u otra acción, bien; que no lo tenemos, pues formaremos una coalición de los estados que puedan estar interesados en dicha acción y atacaremos.

La lógica misma de ese modo de actuar es contraproducente, peligrosa y no puede traer nada bueno. Y, en cualquier caso, no ayuda a resolver la situación del país en que tiene lugar el conflicto. Por si fuera poco, rompe los equilibrios en los que está basado el sistema de seguridad internacional y mina la autoridad y el papel central de la ONU. Es quizá el momento de recordar que el derecho de veto no es una fórmula caprichosa, sino una parte consustancial del sistema de gestión de conflictos, incluida por cierto en la Carta de Naciones Unidas a petición de EEUU. El sentido del veto viene dado por el reconocimiento de que no pueden ser efectivas las medidas propuestas contra las que se manifieste aunque sea uno solo de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

Confío en que EEUU y los demás países hayan aprendido de las recientes amargas experiencias y renuncien a actuar militarmente en Siria sin el respaldo del Consejo de Seguridad. Me cuesta entender el origen y la necesidad de esas ansias bélicas y por qué no hay la paciencia suficiente para elaborar una posición colectiva equilibrada y bien pensada. Mucho más cuando se estaba cerca de dicho compromiso antes de la propuesta de resolución sobre Siria. Quedaba tan sólo exigir a la oposición armada lo mismo que se pretendía exigir al Gobierno: que se evacuaran de las ciudades todas las unidades militares. El rechazo de tal condición es bastante cínico: si lo que queremos es asegurar la seguridad de la población civil –objetivo fundamental desde el punto de vista de Rusia- será necesario hacer entrar en razón a todas las partes del enfrentamiento armado.

Pero hay otro aspecto que me gustaría señalar. No es casualidad que, en todos los países que han pasado una de estas olas de la “primavera árabe” e igual que ocurrió antes en Irak, las empresas rusas pierdan sus posiciones en los mercados locales y se ven privadas de importantes negocios. Son posiciones que han estado trabajándose durante décadas y cuyos nichos son ocupados por operadores de los países que tomaron parte en la caída de los regímenes anteriores.

Alguien podría pensar que, hasta cierto punto, todos esos trágicos acontecimientos han sido provocados no por una preocupación por los derechos humanos, sino por el interés de algunos en conquistar esos mercados. Sea como sea, es evidente que no podemos permanecer de brazos cruzados. Al contrario, estamos decididos a colaborar activamente con las nuevas autoridades de los países árabes para recuperar rápidamente nuestras posiciones económicas.

En términos más generales los acontecimientos en el mundo árabe permiten extraer algunas importantes lecciones. Los hechos demuestran a las claras que los intentos de introducir la democracia con el uso de la fuerza pueden –y frecuentemente así ocurre- producir resultados completamente opuestos a los deseados. De lo más profundo surgen fuerzas políticas –como, por ejemplo, los extremismos religiosos- que intentan cambiar el curso de desarrollo de los distintos países, incluido el carácter laico de los estados.

Rusia siempre ha tenido buenas relaciones con los representantes del Islam moderado cuya visión del mundo es muy cercana a las tradiciones de los musulmanes rusos. Estamos dispuestos a desarrollar aun más esas relaciones también en las condiciones actuales. Estamos interesados en dinamizar los contactos políticos y económico-comerciales con todos los países árabes; entre ellos, me gustaría insistir en este punto, también con los países que acaban de padecer este período de convulsiones internas. Es más, creo firmemente que se dan las condiciones para que Rusia siga conservando sus posiciones en la zona de Oriente Próximo, área en la que siempre hemos tenido muchos amigos y aliados.

Por lo que se refiere al conflicto árabe-israelí, hay que reconocer que nadie ha dado todavía con la “receta mágica” para solucionarlo de una vez por todas. Pero hay que seguir intentándolo. Teniendo muy en cuenta nuestras buenas relaciones con las autoridades israelíes y con los líderes palestinos, la diplomacia rusa continuará esforzándose para el restablecimiento del proceso de paz, tanto en sus contactos bilaterales como en el marco del “cuarteto de Oriente Próximo”, coordinándose siempre con las acciones de la Liga Árabe.

La 'primavera árabe' ha mostrado también claramente que la opinión pública mundial en nuestro tiempo se forma haciendo uso de las más avanzadas tecnologías de la información y la comunicación. Se puede afirmar que Internet, las redes sociales, los teléfonos móviles y demás se han convertido – junto con la televisión- en un instrumento muy efectivo de la política interna e internacional. Se trata de un nuevo factor que habrá que tener en cuenta, entre otras cosas para que, con el aumento de la libertad de comunicación que da Internet, seamos capaces de hacer disminuir el riesgo de su uso por grupos criminales y terroristas.

Cada vez tiene más importancia la idea del llamado “poder blando” (soft power), bajo la cual se engloban una serie de instrumentos y métodos usados para alcanzar los objetivos de política exterior de los estados pero que no están basados en el uso de la fuerza sino en el empleo de recursos de tipo informativo u otras palancas para ejercer influencia. Por desgracia, estos métodos son usados con frecuencia para incitar al extremismo, el separatismo, el nacionalismo o bien para manipular a la opinión pública y para intervenir en los asuntos internos de estados soberanos.

Tenemos que ser capaces de trazar una línea clara que distinga la libertad de expresión y las actividades políticas normales de esos otros instrumentos ilegales de ese “poder blando”. Cómo no saludar la labor civilizada de las organizaciones no gubernamentales de carácter humanitario y filantrópico: entre ellas aquéllas que llevan a cabo una crítica de las autoridades públicas. No debemos tolerar, sin embargo, las actividades de esas otras pseudo ONG que persiguen la desestabilización desde el exterior de ciertos países.

Pienso ahora en los casos en los que las actividades de una organización no gubernamental no surgen de los intereses (y recursos) de unos u otros grupos sociales locales, sino que se financian y se monitorizan por fuerzas externas. En el mundo hay hoy en día muchos agentes encargados de hacer progresar los intereses de los estados, empresas y bloques más fuertes. Cuando actúan de un modo abierto estamos simplemente ante una de las formas civilizadas que usan en todo el mundo los grupos de presión. Rusia también cuenta con este tipo de institutos: la Agencia Rusa de Cooperación, el Fondo 'Mundo Ruso', nuestras mejores universidades ampliando la búsqueda de estudiantes de talento fuera de nuestras fronteras, etc.

Rusia, sin embargo, no utiliza a las organizaciones no gubernamentales de otros países, no financia ONG o partidos políticos de otros países para promocionar sus intereses. Es algo que tampoco hacen China, la India o Brasil. Somos de la opinión de que la influencia en la política interna y en la formación de la opinión pública de otros países ha de hacerse con total transparencia, para que todos los actores puedan hacerse responsables de sus acciones.

Nuevos retos y amenazas

Actualmente, es Irán el que acapara la atención de todos. Rusia, sin lugar a dudas, siente preocupación por un eventual ataque militar contra este país que podría tener consecuencias realmente desastrosas. Consecuencias cuya envergadura es imposible calcular en estos momentos.

Estoy convencido de que el problema iraní ha de ser solucionado únicamente por vía pacífica. La propuesta de Rusia consiste en que se reconozca el derecho de Teherán de desarrollar programas nucleares con fines civiles, incluido el enriquecimiento de uranio. Este derecho habría de concederse a cambio de un control completo de todas las actividades de Irán en este campo por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica. En cuyo caso se podrían suspender todas las sanciones, incluidas las unilaterales, introducidas contra Irán.

En los últimos tiempos Occidente se ha dejado llevar por las “operaciones de castigo” contra ciertos países, no dejando de alternar el uso de sanciones con las operaciones militares. Sin embargo, ya no estamos en el siglo XIX: no parecen éstas las medidas más apropiadas para el siglo XXI.

Una situación no menos preocupante se vive en torno al problema nuclear coreano. Pyongyang, violando las normas del régimen de no proliferación, anuncia abiertamente sus pretensiones de uso militar de la energía atómica y en dos ocasiones ha llevado a cabo pruebas nucleares.

El estatus nuclear de Corea del Norte es inaceptable para Rusia. Siempre nos hemos pronunciado a favor de la desnuclearización de la Península Coreana que ha de realizarse únicamente por métodos políticos y diplomáticos. Con este objetivo Moscú aboga por la urgente reanudación de las negociaciones a seis bandas.

Sin embargo, no todos nuestros aliados parecen compartir esta opinión. No cabe duda de que actualmente todos han de actuar con suma cautela: bajo ningún concepto habría que someter a presión al nuevo líder de Corea del Norte, paso que no tardaría en provocar una actuación precipitada por parte de Pyongyang.

Recordemos que Corea del Norte y Rusia son países limítrofes. Es bien sabido que uno no puede elegir a sus vecinos y, por lo tanto, Moscú seguirá manteniendo un intenso diálogo con las autoridades norcoreanas y fomentando las relaciones de buena vecindad, instando al mismo tiempo a Pyongyang a dar solución al problema nuclear.

Es evidente que este objetivo será más fácil de conseguir si en la Península reina un ambiente de confianza mutua y si se llega a reanudar el diálogo intercoreano.

Dadas estas tensiones generadas por los programas nucleares de Irán y Corea del Norte, uno se pone a pensar involuntariamente en los riesgos de la proliferación nuclear y en cómo pueden verse aumentados por los casos de torpe intervención en los asuntos internos de un país. Los regímenes autoritarios (y no sólo ellos) pueden sentir la tentación de optar por la posesión de tecnologías nucleares, esperando que nadie se atreva a meterse con ellos en este caso. Desde su punto de vista, el que no disponga de bomba atómica corre el peligro de verse sometido a una “intervención con fines humanitarios”.

Nos guste o no, la intervención desde fuera no hace sino provocar este tipo de ideas. Por esta razón, crece el número de países que se acercan cada día más a la posesión de armas nucleares. En estas condiciones, aumenta la importancia de la creación en diversas partes del mundo de las zonas libres de armas de destrucción masiva. A iniciativa de Rusia se han empezado a negociar los parámetros de la creación de una zona de estas características en Oriente Próximo.

Es necesario hacer todo lo posible para que ningún país sienta la tentación de tener a su disposición un arma nuclear. Para ello, quienes luchan contra la proliferación han de cambiar la manera de comportarse, sobre todo aquellos acostumbrados a usar la fuerza militar contra los países desobedientes sin haber cedido antes paso a la diplomacia. Ocurrió por ejemplo en Irak, cuyos problemas no han hecho sino agravarse después de una década de ocupación.

Si se logran eliminar los estímulos que empujan a los Estados a poseer armas nucleares, se podría conseguir mediante los acuerdos internacionales vigentes que el régimen de no proliferación tenga una aplicación verdaderamente universal e inequívoca. Esta opción permitiría a todos los países interesados aprovechar los beneficios del “átomo pacífico”, pero bajo un estricto control del Organismo Internacional de Energía Atómica.

Ello beneficiaría sobremanera a Rusia, dado que el país trabaja activamente en los mercados internacionales llevando a cabo proyectos de construcción de centrales nucleares y usando tecnologías modernas y seguras, a la vez que participa en la creación de centros de enriquecimiento de uranio y de bancos de combustible nuclear.

No deja de suscitar preocupación en Rusia el futuro de Afganistán. Como bien se sabe, Moscú apoyó la operación militar encaminada a prestar a este país ayuda humanitaria. Sin embargo, el contingente militar bajo el mando de la ONU no ha alcanzado los objetivos planteados: las amenazas de terrorismo y de tráfico de drogas por parte de Afganistán no pierden su intensidad. Tras anunciar su retirada en 2014, Estados Unidos procedió a crear en el país y en los países vecinos bases militares sin mandato, objetivos ni plazos de funcionamiento determinados. Por supuesto, Rusia no puede estar de acuerdo con esa situación.

Rusia tiene en Afganistán unos intereses evidentes y absolutamente lógicos: es un Estado vecino y, por lo tanto, Moscú está sumamente interesado en que se desarrolle de una manera sostenible y pacífica. Y, lo más importante, que deje de ser foco de tráfico de drogas. El tráfico de droga se ha convertido en un problema de lo más acuciante, que mina la genética de generaciones enteras y sirve de caldo de cultivo para la corrupción y el crimen organizado, desestabilizando al mismo tiempo la situación en el propio Afganistán. Merece la pena señalar que la producción de droga en el país, lejos de reducirse, aumentó el año pasado casi en un 40%. Rusia ha de enfrentarse a una verdadera invasión de heroína que causa un daño enorme a la salud de los habitantes del país.

Teniendo en cuenta las dimensiones de la amenaza que supone el narcotráfico afgano, es imprescindible mancomunar los esfuerzos para combatirla, involucrando a la ONU y a las organizaciones de cooperación regionales, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, la Organización de Cooperación de Shanghai y la Comunidad de los Estados Independientes. Estamos dispuestos a considerar ampliar la participación de Rusia en la ayuda ofrecida al pueblo afgano, pero a condición de que el contingente internacional emplazado en Afganistán actúe de una manera más activa y respetando los intereses de Rusia, dedicándose a destruir los cultivos de adormidera y los laboratorios de producción de drogas.

Una lucha más activa contra el narcotráfico en Afganistán ha de ir acompañada por el corte de las rutas de tráfico de los derivados del opio a los mercados exteriores, la interrupción de los flujos financieros que sustentan el tráfico de drogas y de las sustancias químicas usadas en la producción de la heroína. El objetivo sería vertebrar en la región un sistema completo de seguridad antidroga. Rusia ofrecería asistencia real a una eficiente cooperación de la comunidad internacional para conseguir invertir la peligrosa tendencia de aumento de las amenazas del narcotráfico.

Es difícil pronosticar el futuro desarrollo de los acontecimientos en Afganistán. La Historia ha demostrado que la ocupación militar extranjera nunca ha traído paz a este país, siendo los afganos los únicos en poder solucionar sus problemas internos. A mi juicio, el papel de Rusia consiste en ayudar a Afganistán, en cooperación con los países vecinos, a crear una economía sostenible, elevar la eficiencia de las Fuerzas Armadas del país para que sean capaces de contrarrestar las amenazas del terrorismo y del tráfico de drogas. No nos oponemos a que al proceso de reconciliación nacional se incorporen también representantes de la oposición armada, incluidos los talibanes, pero sólo a condición de que renuncien a la violencia, reconozcan la Constitución del país y rompan todo vínculo con Al Qaeda y otras organizaciones terroristas. Creo bastante factible la construcción de un Estado afgano pacífico, estable, independiente y neutral.

La inestabilidad política que perdura años y décadas crea unas condiciones propicias para el desarrollo del terrorismo internacional. La comunidad internacional coincide en que es uno de los retos más peligrosos de la actualidad. Quisiera señalar que las zonas de tensiones que generan la amenaza del terrorismo se encuentran a poca distancia de las fronteras rusas, más cerca de nuestro país que de nuestros aliados europeos y de EEUU. La ONU ha aprobado una Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el Terrorismo, pero da la sensación de que todavía no se ha trazado un plan común para combatir de manera consecuente este mal, sino que se actúa en respuesta a las muestras más atroces de terrorismo, cuando la opinión pública se muestra más indignada con la insolencia de los terroristas. El mundo civilizado no ha de esperar a que se produzcan tales tragedias como el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York o la ocupación de un colegio con niños dentro ocurrida en Osetia del Norte el 1 de septiembre de 2004, para empezar a actuar con determinación y unanimidad.

Tampoco querría subestimar los resultados ya conseguidos en la lucha contra el terrorismo internacional: en los últimos años se ha intensificado la cooperación entre los servicios secretos y los organismos del mantenimiento del orden público de los diferentes países. Sin embargo, sigue existiendo un “doble rasero”: en algunos países los terroristas se ven como delincuentes peligrosos y en algunos, no tanto. En este último caso se suele aprovechar los grupos terroristas en función de los intereses políticos, como por ejemplo para amenazar a los regímenes caídos en desgracia.

En mi opinión, en la prevención del terrorismo han de participar ampliamente todas las instituciones sociales: los medios de comunicación, las distintas confesiones religiosas, las organizaciones no gubernamentales, las instituciones educativas y científicas, los círculos empresariales. Es necesario un diálogo entre las religiones y, en un sentido más amplio, un diálogo de civilizaciones. Rusia es un Estado donde conviven muchas religiones y nunca ha habido guerras religiosas. Tenemos, pues, algo que aportar a ese diálogo internacional.


Mayor protagonismo de la región Asia-Pacífico

Nuestro país linda con China, el centro de la economía global de mayor importancia. Ahora está muy de moda hablar de su futuro papel en la economía global y asuntos internacionales. El año pasado el PIB de China llegó a ocupar el segundo lugar del mundo, y en los próximos años ya -según las estimaciones de expertos internacionales, incluidos los estadounidenses- China adelantará a EEUU en este sentido. También vemos crecer la potencia general de la República Popular de China, incluida la posibilidad de la proyección de su fuerza en distintas regiones.

¿Cómo debemos actuar, tomando en consideración el factor del fortalecimiento dinámico de China?

En primer lugar, estoy seguro de que el crecimiento de la economía china no es una amenaza, sino un reto, que entraña un enorme potencial para la cooperación empresarial, una posibilidad de captar el viento chino en las velas de la economía rusa. Tenemos que intensificar el establecimiento de nuevas relaciones de cooperación, combinando las posibilidades tecnológicas y productivas de los dos países y aprovechando, de manera razonable, claro está, el potencial chino para el desarrollo económico de Siberia y del Oriente Lejano.

En segundo lugar, el comportamiento de China en el escenario internacional no da motivos para decir que aspire al predominio mundial. Es verdad que la voz de China en el mundo suena cada vez más firme, y lo aplaudimos: Pekín comparte nuestra visión de un orden mundial igualitario . Seguiremos prestando apoyo mutuo en el escenario internacional, lucharemos juntos contra los problemas acuciantes a nivel regional y global, intensificaremos la cooperación en el marco del Consejo de Seguridad de la ONU, de los países del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), del Grupo de los Veinte (G20) y demás mecanismos multilaterales.

En tercer lugar, tenemos resueltos todos los problemas políticos de importancia con China, incluido el principal: el de las fronteras. Hemos creado un mecanismo de relaciones bilaterales sólido, formalizado con documentos vinculantes. Hemos alcanzado un nivel de confianza mutua entre los gobiernos de los dos países altísimo, sin precedentes. Todo ello nos permite a los rusos y a los chinos actuar como verdaderos socios, partiendo del pragmatismo y tomando en consideración los intereses mutuos. El existente modelo de relaciones entre Rusia y China tiene buenas perspectivas, aunque eso tampoco significa que no tengamos ningún problema con China. Hay ciertas asperezas y algunas veces tenemos intereses comerciales contradictorios en otros países. Tampoco estamos muy contentos con la estructura del intercambio comercial y con el bajo nivel de inversiones mutuas. Seguiremos controlando detenidamente los flujos migratorios de China, pero mi idea principal consiste en que Rusia necesita una China estable y floreciente. Y China, a su vez, estoy seguro de ello, necesita una Rusia fuerte y exitosa.

Un crecimiento muy rápido lo manifiesta también otro gigante asiático, India. Rusia e India mantienen una larga tradición de amistad, calificada por los gobiernos de los dos países como cooperación estratégica especialmente privilegiada. La consolidación de esta cooperación aportará no sólo a nuestros países, sino también al sistema mundial multipolar en proceso formación.

Aparte de China e India, vemos crecer toda la región Asia-Pacífico, lo que abre nuevos horizontes para un trabajo fructífero en el marco de la presidencia rusa en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). El próximo septiembre acogeremos la cumbre de este organismo en Vladivostok. Para todo ello llevamos a cabo preparativos, creamos una infraestructura moderna, que por sí contribuirá al futuro desarrollo de Siberia y del Oriente Lejano, permitiendo a nuestro país ampliar su participación en los procesos de integración dinámicos de la "nueva Asia".

Damos y seguiremos dando prioridad a la interacción con nuestros socios del BRICS. Esta estructura única, creada en el año 2006, es la muestra más evidente de la transición de un mundo unipolar a un orden más justo. Une cinco países con casi 3.000 millones de habitantes, las economías en desarrollo más grandes con unos recursos naturales y laborales colosales y unos mercados internos enormes. La integración de Sudáfrica le otorgó al BRICS un formato global, en sentido literal de esta palabra. Hoy le corresponde ya más del 25% del PIB del planeta.

Estamos aprendiendo a trabajar juntos, acomodándonos los unos a los otros. Todavía nos queda, entre otras cosas, organizar una coordinación más estrecha en lo que se refiere al dossier de política externa, trabajar de manera más activa en la plataforma de la ONU. Pero en cuanto el "grupo de los cinco" BRICS empiece a funcionar en un 100%, influirá en la economía y la política internacional considerablemente.

En los últimos años tanto los diplomáticos rusos como el sector de negocio prestan más atención al desarrollo de la cooperación con los países de Asia, América Latina y África. Se trata de unas regiones que siguen teniendo una predisposición fuerte y sincera hacia Rusia. Veo como una de las tareas clave para el futuro próximo la intensificación de cooperación comercial y económica con ellas, el desarrollo de proyectos conjuntos en el campo de energía eléctrica, infraestructura, inversiones, ciencia y tecnología, servicios bancarios y turismo.

El creciente papel de dichos continentes en el sistema democrático de gobernación de la economía global y finanzas en formación lo reflejan las actividades del Grupo de los Veinte. Creo que este grupo se convertirá pronto en una herramienta de importancia estratégica no sólo para las situaciones de crisis, sino también para la reforma a largo plazo de la arquitectura financiera y económica internacional. Rusia presidirá el Grupo de los Veinte en 2013. Estoy seguro de que tenemos que aprovechar también la presidencia para reforzar la cooperación del G-20 con otras estructuras multilaterales, en primer lugar, con el Grupo de los Ocho y, claro está, con la ONU.


Factor europeo

Rusia es parte inalienable y orgánica de la Gran Europa, de la amplia civilización europea. Nuestros ciudadanos se sienten europeos y para nosotros es de mucha importancia cómo se desarrolla la situación en la Europa común.
Precisamente por eso, Rusia propone avanzar hacia la creación en el territorio desde el Atlántico hasta el Pacífico de un espacio económico y humano común, de una comunidad que los expertos rusos llaman "la Unión de Europa”, que aumentará las capacidades y afianzará las posiciones de Rusia en sus contactos económicos con la “nueva Asia”.

El auge de China, India y otras economías emergentes hace percibir de manera más dolorosa las convulsiones económicas en Europa, el antiguo oasis de orden y estabilidad. La crisis que afecta a Europa no puede sino afectar también los intereses de Rusia, ante todo a causa de que la UE es uno de nuestros socios más grandes en los campos de comercio y economía exterior. También es evidente que de la situación en Europa dependen, en buena medida, las perspectivas de desarrollo de toda la arquitectura económica global.
Rusia toma parte activa en las medidas internacionales para el apoyo a las afectadas economías europeas, participa de una manera consecutiva en la elaboración de las resoluciones colectivas del Fondo Monetario Internacional (FMI). Tampoco descartamos la posibilidad de prestar ayuda financiera directa, en ciertos casos.

Sin embargo, creo que las inyecciones de ayuda financiera externa son capaces de resolver el problema solo en parte. Para un arreglo exhaustivo de la situación hacen falta medidas enérgicas de carácter sistémico. Los líderes europeos afrontan la tarea de realizar transformaciones a gran escala para cambiar la naturaleza de muchos mecanismos financiero-económicos y asegurar la verdadera disciplina presupuestaria. Estamos interesados en una UE fuerte, como la ven, por ejemplo, Alemania y Francia. Estamos interesados en realizar las múltiples capacidades de la cooperación entre Rusia y la UE.

El actual nivel de interacción entre Rusia y la UE no llega a corresponder a los retos globales, ante todo en lo que al aumento de la competitividad de nuestro continente común se refiere. Vuelvo a proponer el proyecto de crear una comunidad de economías desde Lisboa hasta Vladivostok. Para acercarse, más tarde, a la formación de una zona de libre comercio e incluso de mecanismos más avanzados de la integración económica. Entonces obtendremos un mercado continental común de billones de euros. ¿Acaso puede dudar alguien que esto sería estupendo, y correspondería a los intereses de los rusos y los europeos?

También cabe pensar en la cooperación más profunda en la esfera energética: hasta la creación de un complejo energético europeo común. En esta dirección se dan pasos importantes, como la construcción de los gasoductos Nord Stream, por el fondo del Báltico, y South Stream, por el fondo del mar Negro. Estos proyectos son apoyados por los gobiernos de muchos países, en ellos participan las empresas energéticas europeas más grandes. Cuando estén puestos en explotación en pleno, Europa obtendrá un sistema de distribución de gas seguro y flexible, que no dependerá de ningunos caprichos políticos, lo que permitirá afianzar la seguridad energética del continente no sólo en palabras, sino realmente. Esta tarea es tanto más relevante a la luz de la decisión de algunos Estados europeos de reducir o incluso renunciar por completo al uso de la energía nuclear.

Francamente, “tercer paquete energético” promovido por la Comisión Europea, destinado a desplazar las empresas energéticas rusas, no contribuye en absoluto a afianzar nuestras relaciones. Más aun, teniendo en cuenta la creciente desestabilización que afecta a los suministradores de recursos energéticos alternativos a Rusia, este paquete agudiza los riesgos sistémicos de la propia situación energética europea y el rechazo de los potenciales inversores a nuevos proyectos de infraestructura. En conversación privada, muchos políticos europeos criticaron el paquete. Hay que aunar voluntades para eliminar este obstáculo en el camino hacia una cooperación mutuamente provechosa.

Creo que una verdadera cooperación entre Rusia y la Unión Europea será imposible hasta que existan las barreras que impidan los contactos personales y económicos, en primer lugar, el régimen de visados. La supresión de visados constituiría un impulso poderoso para la verdadera integración entre Rusia y la UE, ayudaría a ampliar los lazos culturales y empresariales, sobre todo para empresas pequeñas y medianas. Los temores de los europeos de que vengan los llamados emigrantes económicos rusos son infundados. Nuestra gente tiene posibilidades para aplicar sus fuerzas y sus habilidades en Rusia; estas posibilidades son cada vez mayores.

En diciembre de 2011 acordamos con la UE los pasos recíprocos para la eliminación de visados. Es posible y necesario plasmarlos sin perder tiempo. Me refiero a que tenemos que seguir trabajando con ello sin escatimar esfuerzos.


Relaciones ruso-estadounidenses

Durante los últimos años, se han hecho muchos esfuerzos para desarrollar las relaciones ruso-estadounidenses. Pero no se ha logrado llegar a un acuerdo sobre la producción de un cambio fundamental en la matriz de estas relaciones, que siguen mejorando y empeorando.

Esta cooperación inestable entre Rusia y EEUU, es consecuencia de estereotipos y fobias tradicionales que subsisten hasta hoy en las relaciones ruso-estadounidenses, entre otras cosas. Se puede citar como ejemplo la imagen de Rusia en el Capitolio de los Estados Unidos. Pero el problema principal consiste en que el diálogo político y la cooperación entre Moscú y Washington carecen de sólido fundamento económico. El comercio bilateral no corresponde al potencial económico de nuestros países y las inversiones mutuas afrontan los mismos obstáculos. Así las cosas, no se ha creado una malla de seguridad que podría evitar que nuestras relaciones no dependiesen de los altibajos coyunturales. Tenemos que trabajar en esto.

Tampoco contribuyen a fomentar la comprensión mutua los sistemáticos intentos de EEUU de ocuparse de “ingeniería política” durante las campañas electorales en Rusia, sobre todo en las regiones que tradicionalmente han sido de mucha importancia para Rusia.

Quisiera recordar que Moscú está preocupado por los planes de EEUU de desplegar el sistema de defensa antimisiles (DAM) en Europa. ¿Por qué este sistema nos preocupa más que a otros? Porque solo amenaza a las fuerzas estratégicas de disuasión nuclear de Rusia en este escenario de operaciones, y además podría alterar el equilibrio político y militar en el mundo que se ha mantenido durante varias décadas.

El nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas Ofensivas (START) firmado por Rusia y EEUU en 2010 establece vínculos directos entre el DAM y las armas estratégicas ofensivas. El Tratado entró en vigor y demostró su eficacia. Su suscripción fue un gran éxito en el ámbito de la política exterior. Estamos dispuestos a considerar varias versiones de nuestra agenda bilateral con EEUU en materia de control de las armas durante el período estipulado. Pero es indispensable que se tomen en consideración el equilibrio de intereses y que ninguna de las partes busque obtener ventajas unilaterales mediante negociaciones. Quisiera recordar que ya en 2007 propuse una posible solución al problema del despliegue del escudo antimisiles al entonces presidente de EEUU, George W. Bush, durante nuestro encuentro en Kennebunkport. Si esta solución hubiera sido aprobada, habría cambiado las relaciones ruso-estadounidenses y contribuido a un desarrollo positivo de la situación.

Además, si en aquella época hubiéramos conseguido un progreso notable en el ámbito del DAM, esto literalmente habría abierto las compuertas para desarrollar un modelo de cooperación absolutamente nueva, más bien parecida a la cooperación entre los aliados, en otros sectores también.

Pero esto no se hizo realidad. Sería útil volver a escuchar las grabaciones de las negociaciones en Kennebunkport. Durante los últimos años, las autoridades rusas han formulado otras propuestas en materia del escudo antimisiles que todavía siguen en vigor. Sea lo que sea, no quisiéramos terminar la búsqueda de fórmulas de compromiso para resolver el respectivo problema. Preferiríamos que el despliegue del escudo antimisiles de EEUU no alcanzara tales dimensiones que obligaran a Rusia a tomar las contramedidas anunciadas.

Hace poco he hablado con Henry Kissinger, ex secretario de Estado de EEUU, con el que me reuno de manera regular. Coincido con este gran experto que opina que en los períodos de la turbulencia internacional las relaciones estrechas y de confianza entre Moscú y Washington son especialmente necesarias.

En general, Rusia estaría dispuesta a realizar un avance real en sus relaciones con EEUU en caso de que los estadounidenses sigan fieles a los principios de una cooperación equitativa, basada en la confianza mutua.


Diplomacia económica

En diciembre del año pasado la interminable historia con el ingreso de Rusia en la Organización Mundial de Comercio (OMC) se dio por concluida. No puedo pasar por alto el hecho de que en la recta final de este maratón la administración del presidente estadounidense, Barack Obama, y los dirigentes de varios Estados europeos contribuyeron activamente a solucionar problemas pendientes.

Francamente sea dicho, en este largo camino quisimos en reiteradas ocasiones "cerrar la puerta" y abandonar las negociaciones. Pero no cedimos ante las emociones y al fin alcanzamos una fórmula de compromiso favorable para Rusia. Logramos proteger intereses de los fabricantes de producción industrial y agrícola ante la creciente competencia externa. Nuestros operadores económicos tendrán posibilidades adicionales para salir al mercado mundial y gozar de la protección de sus derechos. Este es el resultado principal de la adhesión de Rusia al “club” mundial de comercio.

Rusia cumplirá las normas de la OMC como todos los demás compromisos internacionales. Espero que nuestros socios actúen con honradez y observen las reglas de juego también. Además, quisiera señalar que ya hemos transferido los principios de la OMC al reglamento del Espacio Económico Único integrado por Rusia, Bielorrusia y Kazajstán.

Si intentamos analizar cómo promovemos los intereses económicos de Rusia en el ámbito internacional, es evidente que solo estamos aprendiendo a aplicar un enfoque sistémico en este ámbito. No tenemos tanta experiencia como nuestros socios occidentales en ejercer la presión de lobby para promover en el mercado externo las soluciones ventajosas para los empresarios nacionales.

Tenemos que realizar las tareas muy serias en esta materia, teniendo en cuenta lo que Rusia planea pasar a un modelo del desarrollo innovador. Es necesario conceder a Rusia derechos equitativos en el sistema actual de relaciones económicas y minimizar los riesgos que podrían surgir durante su integración en la economía mundial, en particular, en vista del ingreso de Rusia a la OMC y su futura adhesión a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

Necesitamos ampliar nuestra presencia en los mercados internacionales y evitar la discriminación por parte de otros actores. Hoy en día, en el extranjero no es nada bueno el trato hacia los operadores económicos rusos contra los que se aplican medidas restrictivas y se introducen barreras técnicas que les ponen en una situación menos ventajosa en comparación con sus competidores.

Observamos una situación parecida en materia de inversiones. Hacemos todo lo posible para atraer a la economía rusa capitales extranjeros, a los inversores de fueras les ofrecemos acceso a las ramas más atractivas, incluido el sector energético. Mientras, a los inversores rusos no les dan la bienvenida en el extranjero y se les cierran frecuentemente las puertas demostrativamente.

Se puede citar muchos ejemplos. Los inversores rusos no han podido adquirir la filial europea de Opel, pese a la aprobación de esta venta por parte del Gobierno alemán y los sindicatos alemanes.

En varios casos, los empresarios rusos que han invertido grandes recursos en activos extranjeros no pueden realizar sus derechos como inversores. Esto pasa con frecuencia en Europa Central y del Este.

Todo esto pone en evidencia la necesidad de reforzar el acompañamiento político y diplomático de la actividad de los empresarios rusos en el mercado internacional, así como prestar más apoyo a los proyectos clave en materia de negocios.

Es indispensable recordar que Rusia es capaz de tomar medidas de respuesta en relación a los que recurren a la competencia desleal.
El Gobierno y las uniones empresariales deberían coordinar mejor sus esfuerzos en el ámbito de economía exterior, así como promover más activamente los intereses de los empresarios rusos y ayudarles a introducirse en nuevos mercados.

Quisiera asimismo centrar la atención en el siguiente factor importante que determina el papel de Rusia en la coyuntura política y económica internacional, tanto actualmente como en un futuro. Se trata del territorio extenso de nuestro país. Aunque hoy en día, no ocupamos una sexta parte de la superficie terrestre del planeta (como la antigua Unión Soviética), la Federación Rusa sigue siendo el país más grande que posee las mayores reservas de recursos naturales en el mundo. Se trata no sólo de petróleo y gas sino también de recursos forestales, tierras cultivables y reservas de agua potable.

Es decir, el territorio de Rusia es la fuente de su fuerza potencial. Anteriormente, el vasto territorio de nuestro país lo protegía de la agresión proveniente del exterior. Hoy en día, en caso de que elijamos una estrategia económica correcta, este territorio podrá aumentar la competitividad de Rusia.

Menciono, en particular, un creciente déficit del agua potable en el mundo. Se puede pronosticar que en un futuro previsible se desarrollará una competencia geopolítica por los recursos acuáticos. Podremos usar esta baza. Nuestro país entiende que debería aprovechar sus riquezas con diligencia y de un modo estratégicamente correcto.


El apoyo a los compatriotas y la cultura rusa en el ámbito internacional

El respeto que se siente hacia el propio país viene determinado, entre otros factores, por el grado de protección que ofrece a sus ciudadanos en el extranjero. Es importante que no nos olvidemos nunca de los intereses de millones de compatriotas nuestros residentes en otros países, así como de quienes se encuentran en el extranjero de vacaciones o de viaje de negocios.

Me gustaría subrayar que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia y todas las representaciones diplomáticas y consulares han de prestar ininterrumpidamente ayuda real a los ciudadanos rusos. Los diplomáticos rusos han de reaccionar inmediatamente ante cualquier dificultad que pueda surgir entre los ciudadanos rusos y las autoridades locales y ante cualquier accidente, entre otros, de tráfico, sin esperar a que los medios de comunicación se hagan eco del caso.

Mostraremos suma determinación para conseguir que los Gobiernos de Letonia y Estonia respeten las numerosas recomendaciones emitidas por los organismos internacionales competentes sobre el respeto de los derechos de las minorías étnicas. El vergonzoso estatus de los “no ciudadanos” aplicado a los nacionales rusos es inaceptable, también por el hecho de que uno de cada seis habitantes de Letonia y uno de cada trece habitantes de Estonia, al ser considerados “no ciudadanos” están privados de los fundamentales derechos políticos, electorales, económicos y sociales, incluida la posibilidad de usar libremente la lengua rusa.

Recientemente, en Letonia se ha celebrado un referéndum sobre el estatus de la lengua rusa que volvió a ofrecer a la comunidad internacional una muestra evidente de la gravedad del problema, dado que a más de 300.000 de esos “no ciudadanos” no se les permitió participar en el plebiscito. Es inadmisible la negativa de la Comisión Electoral Central de Letonia de conceder a los delegados de la Cámara Pública de Rusia la posibilidad de ejercer de observadores durante dicho referéndum, mientras que los organismos internacionales encargados de velar por los estándares democráticos prefirieron hacer la vista gorda.

En rasgos generales, a Rusia le parece insatisfactorio el tratamiento que se le da al problema de los derechos humanos a nivel internacional. En primer lugar, porque Estados Unidos y otros países occidentales buscan monopolizar esta cuestión, politizándola por completo y usándola como mecanismo de presión. Sin embargo, no soportan que se les critique, mostrándose altamente susceptibles ante cualquier comentario negativo. En segundo lugar, el control internacional del respeto de los derechos humanos no se lleva a cabo de acuerdo con unos principios universales sino de una manera selectiva, según el criterio de ciertos países.

Rusia siente que se le da un trato parcial y cargado de agresividad y prejuicios: a menudo las críticas contra nuestro país sobrepasan todos los límites razonables. Si señalan nuestros defectos con razón, solo lo aplaudiremos y sacaremos las conclusiones necesarias. Sin embargo, cuando las críticas son injustificadas y se sueltan por oleadas, como si estuvieran planificadas, con el objetivo de formar una determinada actitud de los ciudadanos de esos países hacia Rusia, nos damos cuenta de que esas críticas no responden en absoluto a los proclamados ideales morales y democráticos.

No se puede dejar desatendida la esfera de los derechos humanos: Rusia es una democracia joven y en numerosas ocasiones nos mostramos excesivamente modestos, evitando herir la autoestima de nuestros socios más experimentados. Pero por otro lado tenemos cosas que decir al respecto, porque nadie es perfecto a la hora de garantizar el respeto de las libertades fundamentales. Incluso en las democracias más antiguas es posible encontrar graves infracciones y no se las debe pasar por alto. Por supuesto, no se puede actuar siguiendo el principio de “mírate a ti primero”, porque todas las partes ganan cuando hay un diálogo constructivo sobre el tema de los derechos humanos.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia publicó a finales del año pasado su primer informe sobre 'Sobre situación de los derechos humanos en determinados Estados'. Creo que habría que actuar de una manera todavía más activa, entre otras cosas para fomentar una cooperación más amplia en todos los problemas de carácter humanitario y promover los principios fundamentales de la democracia y el respeto de los derechos humanos.

Este postulado forma parte de los planteamientos informativos y propagandísticos de la política exterior y de la diplomacia rusas, tratando de crear una imagen no distorsionada de nuestro país en el extranjero. Hay que reconocer que, en este terreno, los avances son más bien modestos, dado que en la esfera informativa sentimos muchas veces nuestra impotencia ante competidores muy poderosos. Pero no cabe duda de que es otro tema que merece una atención primordial.

Rusia es heredera de una gran cultura cuyos valores son reconocidos tanto en Occidente,como en Oriente. No obstante, invertimos de una manera muy débil en la cultura y en su promoción en el mercado global. El renacimiento del interés mundial hacia el universo de las ideas y de la cultura a través de la conexión a la red global le concede a Rusia, con su destacada capacidad para crear valores culturales, unas posibilidades adicionales.

Rusia tiene la oportunidad no sólo de conservar su cultura, sino de hacer de ella un potente motor de promoción en los mercados globales. El espacio de la lengua rusa abarca todo el territorio post soviético y una considerable parte de Europa del Este. La promoción de nuestra cultura en vez de las pretensiones imperiales, la exportación de los valores éticos y culturales en vez del armamento y los regímenes políticos importados deberían favorecer a los productos, servicios e ideas provenientes de Rusia.

Hemos de multiplicar nuestra presencia a nivel mundial en las esferas de la educación y la cultura, intensificándola más si cabe en aquellos lugares donde parte de la población hable o entienda ruso.

Habría que pensar seriamente cómo aprovechar al máximo la celebración en Rusia de importantes eventos internacionales como la Cumbre del Foro de Cooperación Asia Pacífico en 2012, de las cumbres del G-20 y G-8 en 2013 y 2014, respectivamente, de la Universiada de Kazán de 2013, de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 y de los Campeonatos del Mundo de Hockey y Fútbol de 2016 y 2018.

* * * * *
Rusia está decidida a garantizar su seguridad y sus intereses nacionales mediante una participación más activa y constructiva en la política mundial y en la solución de los problemas globales y regionales. Estamos abiertos a un diálogo franco y a la cooperación con nuestros socios extranjeros que sea mutuamente provechosa y a mantener un diálogo abierto. Nuestro objetivo es mostrarnos respetuosos con los intereses de nuestros aliados, pero les pediremos que respeten, a su vez, nuestros intereses.

Vladimir Putin

© Moskovskie Novosti

Fascismo social y financiero en Europa

                              La UE (en azul) dentro de Europa (en gris oscuro).

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                   Fascismo social y financiero en Europa

Mientras seguimos pensando que aún vivimos en una Europa democrática, en realidad asistimos a los primeros pasos de un “golpe de estado” y la posible instauración de una larga época de fascismo social y financiero. Entendemos que esta afirmación es dura y, posiblemente, produzca una inmediata consideración de ser una exageración y, además, alarmismo gratuito. Pero, analicemos tan solo dos elementos evidentes, públicos y ampliamente conocidos, que se han dado en los últimos meses sobre, lo que siempre nos dijeron, eran piedras angulares de los sistemas democráticos: las constituciones y los procesos electorales.

Las primeras, y de forma evidente en el estado español, siempre nos recalcaron que eran poco menos que intocables para salvaguardar la estabilidad social y política del estado-nación. No lo creemos así, pero esto es lo que siempre ha mantenido la mayoría de la clase política. Y nos decían que, en último caso, cualquier reforma constitucional exigiría un largo proceso de discusión y debate político y, con propuestas claras y ampliamente conocidas por la ciudadanía, debería ser refrendada por ésta. Sin embargo, en los últimos meses hemos asistido a procesos exprés de reforma constitucional que, prácticamente, se han llevado acabo sin que esa ciudadanía, donde se dice reside el poder soberano de una democracia, se entere de qué es lo que se ha reformado y por qué. En el mejor de los casos, sabemos que es algo relacionado con el déficit, la ahora obligada estabilidad presupuestaria y la crisis que domina el escenario político y económico europeo desde hace más de cuatro años (Una crisis, por cierto, que en todo momento decían que era coyuntural y pasaría pronto, y con el tiempo ha dado la razón a quienes mantenemos desde el principio que es estructural del sistema capitalista). Podemos entonces afirmar que ese poder soberano que residía en el pueblo ha sufrido un evidente y forzado desplazamiento hacia los poderes económicos. Éstos son ahora quienes deciden los cambios y reformas constitucionales, para que el conocido como poder delegado del pueblo, que se supone reside en la llamada clase política, simplemente apruebe lo que prescribe este nuevo poder soberano usurpador.

El segundo elemento evidente del golpe de estado que se está produciendo lo encontramos en el proceso electoral y consiguiente elección de los gobernantes. Así, ese poder soberano usurpador que señalábamos anteriormente, decide ahora también si el proceso electoral en un país es necesario o se puede prescindir del mismo, dando los primeros pasos para el expolio, también aquí, del derecho a elección que tiene la sociedad sobre la clase gobernante. En esta línea, hemos asistido en los últimos meses a los cambios unilaterales de los gobiernos de Grecia y de Italia cuando ya no han sido útiles a los poderes económicos. Así, cuando Yorgos Papandreu y su gobierno en Grecia, ya no tenía fuerza, ni valor quizá, para aplicar más recortes al castigado pueblo griego, se provoca su caída y se impone su sustitución por otro conformado por los llamados tecnócratas. En Italia, donde multitud de escándalos de todo tipo habían desprestigiado hasta la broma a Silvio Berlusconi, pero ninguno de ellos había conseguido su salida del gobierno, serán también los poderes económicos los que en cuestión de horas decidan y realicen su sustitución por otro tecnócrata. Y estas actuaciones se convierten en evidentes y nítidos mensajes para aquellos otros que pudieran tener la veleidad de tomar medidas no ajustadas a los dictados de “los mercados”.

Pero cuidado con los tecnócratas, pues se nos retransmite la imagen de personas con alta cualificación técnica, al margen de los vicios y el fracaso de la política, y neutrales a las ideologías; por encima del “bien y del mal” y, por lo tanto, únicos posibles salvadores de la crítica situación. Sin embargo, tanto Lukas Papademos, en Grecia, como Mario Monti, en Italia, provienen directamente de los poderes económicos y han construido sus carreras en los entramados financieros hasta el punto de haber sido parte de los núcleos de decisión y actuación de las medidas tomadas en épocas precedentes a la actual crisis y causantes, en gran medida, de la misma. Lukas Papademos, por ejemplo, fue economista jefe primero y vicegobernador después del Banco de Grecia entre los años 1985 y 2002, para pasar a ocupar la vicepresidencia del Banco Central Europeo. Mario Monti tuvo, entre otras responsabilidades, el cargo de director europeo de la Trilateral (un lobby de evidente tendencia neoliberal) y asesor de Goldman Sachs, durante el periodo que esta compañía ayudó a Grecia a ocultar su enorme déficit, origen en gran parte de la actual situación griega y de las brutales medidas económicas que ahora la imponen. Entonces, ¿quién ha decidido que estos personajes, por su aparente, aunque discutible, cualidad técnica tienen capacidad y derecho para estar al frente de gobiernos de sistemas teóricamente democráticos? Proviniendo de bancos e instituciones financieras, ¿cómo podemos suponer que sus medidas no estarán al servicio de estas entidades y de sus intereses lucrativos, respondiendo a sus demandas y medidas antes que para la mejora de las condiciones sociales y económicas de las poblaciones de sus respectivos países?  

Estos son algunos de los elementos que nos evidencian que asistimos a auténticos golpes de estado que, definitivamente, prostituyen el llamado sistema democrático europeo e imponen un fascismo social y financiero al servicio de las élites económicas y sus intereses. Al servicio de los llamados “mercados”, unas entidades sobre las que continuamente nos transmiten la idea de que son entes anónimos y difusos, casi inidentificables. Esto hace más difícil reconocerlos como los culpables que son de la situación de crisis y de los graves ataques que, con la disculpa de ésta, se están tomando contra todo un núcleo de derechos adquiridos por las luchas sindicales, políticas y sociales a lo largo de todo el siglo XX. De esta forma, difuminando a los culpables, consiguiendo que la sociedad no pueda centrar exactamente sus demandas y protestas hacia responsables directos de la situación, esos culpables se protegen. Sin embargo, hay que decir que esos “mercados” tienen nombres y apellidos; se reúnen en Davos y Bildergerg, se encuentran en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial o la Trilateral, en las famosas agencias de calificación y en los consejos ejecutivos de los grandes bancos. Ahí están quienes están tomando las decisiones, quienes hoy definen cuándo y cómo se modifican las constituciones y quienes deben ocupar los gobiernos en sistemas, ya solo presuntamente, democráticos.

Son precisamente esos grupos económicos quienes han reaccionado con las medidas que ahora nos imponen. Hace tan solo dos años, ante los primeros meses y efectos de la llamada crisis, determinados sectores políticos se atrevieron tímidamente a identificar culpables en los poderes financieros. Se empezó a hablar de la necesidad de reformar el capitalismo al reconocer su profunda crisis, se planteaba la necesidad de controlar el sistema financiero como causante de la misma por su ambición ilimitada, se hablaba de tomar medidas serias contra los paraísos fiscales y el fraude y toda otra serie de medidas se iban extendiendo como necesarias en la sociedad. Aunque esa clase política no pretendía nunca cambiar el sistema sino solo modificar lo necesario para su mantenimiento, la reacción de las elites económicas, de “los mercados”, con el control absoluto y la manipulación de la mayoría de los medios de comunicación, ha hecho que todo eso se haya olvidado y ya no se consideren ni esas tímidas medidas ni, mucho menos, pedir responsabilidades a quienes han sido los causantes directos de la crisis del sistema capitalista. Se cuestionó con fuerza el fracaso del neoliberalismo impuesto en las últimas décadas y hoy, solo dos años después, las medidas que se nos aplican hacen gala del neoliberalismo más ortodoxo y están impuestas por aquellos que se vanaglorian del mismo. El debate y actuaciones profundas se ha desviado de esos focos hacia la imposición de medidas de recortes sociales y laborales y para el quebranto de los derechos de las mayorías y, por lo tanto, hacia la fascistización social y económica con el consiguiente control de una minoría poderosa sobre la vida social y política de la sociedad, en aras al aumento incontrolable de sus beneficios.

Entonces, si admitimos que lo señalado hasta aquí es una parte importante de los posibles nuevos escenarios en Europa las dudas, vértigos y vacilaciones que se abren serán muchas, pero hay preguntas dominantes, como ¿hasta cuándo vamos a esperar para reaccionar, cuando el camino de recortes y pérdidas de derechos que nos están trazando en estos últimos años es evidente que no lo dan por finalizado sino que seguirán profundizándolo? En esta vieja Europa constituida por viejos pueblos, sigue estando en nuestras manos, aunque quizá por no mucho más tiempo siendo ese es el grave riesgo que corremos, la capacidad para frenar el golpe de estado, para impedir que el fascismo social y financiero se nos imponga.











¿El principio del fin de un Imperio?

La nueva estrategia de defensa de EEUU: el último intento por mantener el dominio mundial

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El declive del poder de EEUU es imparable. Esta constatación, ya poco cuestionable, se confirma cuando se analizan decisiones de la Administración Obama como la que se ha puesto en práctica el mes de enero de 2012: una nueva concepción de la defensa que desarrolla la Estrategia de Seguridad Nacional de 2010, obsoleta en algunos de sus planteamientos por la rapidez con que se ha movido la geopolítica en estos dos últimos años (de hecho, ahora se reconoce así cuando se afirma que una de las razones que ha llevado a EEUU a adoptar esta medida es la constatación de que “no podemos predecir cómo va a evolucionar el entorno estratégico con absoluta certeza” en los años venideros). EEUU falló en sus predicciones hace dos años y ahora se cura en salud en una sorprendente, por lo atípica, actitud casi autocrítica.
A la hora de hablar de la política exterior de EEUU, cuya base es la ESN, hay que partir de una premisa: el afán de seguir la estrategia diseñada a comienzos de la década de 1950 por Hans Morgentahu, el teórico del llamado “realismo político” en las relaciones internacionales, quien afirmaba que “la política de EEUU, en su lucha constante y perpetua por el poder mundial, tiene que desarrollarse en tres formas: la política de statu quo, la política de prestigio y la política imperialista” (1). Asumida como tal por EEUU después de la II Guerra Mundial se ha mantenido inalterable durante seis decenios, desarrollándose con mayor o menor intensidad una u otra de estas formas tanto durante la etapa de confrontación con la URSS en la guerra fría como los dos decenios en los que EEUU ha ejercido como la única superpotencia mundial tras el desmoronamiento de la Unión Soviética.
Sin entrar en consideraciones académicas, sí cabe mencionar que estos tres ejes de la política exterior estadounidense se han venido poniendo en práctica de forma individual y/o en conjunto siempre que EEUU lo ha estimado necesario, con independencia del inquilino de la Casa Blanca, y con el objetivo explícito de afirmar sus "intereses nacionales vitales" en todo el planeta.
Sin embargo, ahora la situación mundial hace inviable esta histórica aplicación de la política exterior estadounidense. El surgimiento del eje BRICS –especialmente China- y el rechazo a EEUU que se ha hecho visible en las revueltas árabes –por matizado que sea en función de los países-, así como el despertar regional latinoamericano -con iniciativas que aún tienen que cuajar como la CELAC o la UNASUR, pero que demuestran una voluntad de alejarse de su vecino del norte-, deja como único eje sobre el que pivota la dominación mundial de EEUU la política imperialista basada en su superioridad militar. Pero esta, a su vez, se tiene que enfrentar a un declive económico que afectará a medio plazo a la presencia militar estadounidense en todo el mundo, razón por la que ahora EEUU se vuelve un ferviente partidario de la “multilateralidad” y un defensor a ultranza de los organismos multinacionales como la ONU, así como la búsqueda de aliados que secunden su política (bien los países de la OTAN o, ahora, la Liga Árabe).
Enfrentar este declive es lo que pretende la nueva concepción de la defensa que adelantó Obama el 5 de enero y que se ha conocido con detalle en la presentación oficial de la misma el 26 de ese mismo mes. El documento que la recoge no puede tener un título más explícito: “Sustentando el liderazgo global de EEUU: prioridades de la Defensa para el siglo XXI” (2). Pero no es más que un desesperado intento, puede que el último, de mantener el dominio mundial.
Es tradición en EEUU que con cada presidente se impulse una ESN. Eso no quiere decir que se rompa con la de su predecesor puesto que, en muchas ocasiones, no ha sido más que una simple continuidad. Es lo que hizo Obama al llegar a la presidencia. Su primera ESN se promulgó en 2010 (3) aunque se decía claramente que era una ESN “de transición” puesto que la Administración Obama se obligaba a ocuparse “de los problemas y retos contraídos con anterioridad” (es decir, las guerras de ocupación en Irak y Afganistán) antes que a afrontar “los nuevos retos” que aparecían en el horizonte de EEUU. Esos “nuevos retos” eran Rusia, China e Indonesia (por este orden); Oriente Próximo se consideraba “seguro” –la atención preferente se centraba en Irán-, y aparecía una mención algo preocupante a Brasil –como el eje sobre el que iba a pivotar una política latinoamericana más autónoma respecto de EEUU-.
Las revueltas árabes demostraron la errónea apreciación de esa ESN respecto a Oriente Próximo, tal y como se viene a reconocer ahora. Al haberlo considerado “seguro”, EEUU fue pillado claramente a contrapié y tuvo que ir a remolque de lo que le dictaban socios menores –como Turquía y Arabia Saudita (4)- que supieron aprovechar el desconcierto estadounidense y afianzarse como potencias regionales hasta el punto que EEUU aún no ha podido recuperar su papel en esa zona y no es probable que lo haga en los términos en los que había ejercido su poder hasta ahora. Un ejemplo es que por la crisis económica se ve constreñido a reducir de forma significativa la asistencia económica a los nuevos gobiernos (al Egipto de la junta militar sólo le ha podido ofrecer 1.000 millones de dólares). Por el contrario, Arabia Saudita es quien ha tomado el relevo económico en la zona y comprado voluntades con ello (Túnez es el caso más evidente).
De una forma simple, se puede decir que en las relaciones internacionales la riqueza fortalece el poder de una nación y el poder es un medio para incrementar esa riqueza. EEUU no tiene en estos momentos ni una ni otro. La pregunta que se hace casi la totalidad del establishment estadounidense es ¿puede EEUU seguir siendo la mayor potencia mundial, pero sin ejercer la misma influencia que antes disfrutaba? (5). Como ese es el caso, entonces EEUU debe diseñar una estrategia global que reconozca esta nueva realidad. Eso es, ni más ni menos, lo que se intenta con la nueva concepción de la defensa que pretende “adecuar” la ESN de 2010 a los nuevos tiempos. El que se presente en un año electoral como es este 2012 –en noviembre habrá elecciones presidenciales- indica o bien una confianza en la relección de Obama o bien que, al igual que hizo Bush con él, va a hipotecar los primeros años de la administración republicana. Por el momento, e inmersos en una lucha interna por ver quién va ser el contrincante de Obama en las presidenciales de noviembre, los republicanos se han referido a la “nueva” ESN con una ligera protesta al considerar, lisa y llanamente, que no sólo supone una “desinversión” en la industria militar sino una “retirada [del papel] de EEUU en el mundo”.
Europa y Oriente Próximo
Para empezar, la nueva concepción de defensa que desarrolla la ESN de 2010 reconoce la crisis económica por la que atraviesa el país y establece una reducción de 487.000 millones de dólares en el presupuesto destinado a defensa hasta el 2020 y una reducción de 100.000 soldados (80.000 del Ejército de Tierra y 20.000 de la Marina). Al mismo tiempo, se plantea una reducción de gastos en la compra de algunos aviones (a solventar con la modernización de otros como los C-130) o en la partida referente a los “contratistas” y la retirada del servicio operacional de una parte del material bélico, especialmente aviones (100 aparatos C-5A Galaxy y C-130 Hércules). También reducirá (sin cuantificar) el número de armas nucleares estratégicas en lo que parece un guiño a Rusia, que en esta nueva concepción de la defensa aparece ya como el segundo país del que preocuparse y no como el primero, puesto que ahora se otorga a China.
Aunque es real, la reducción en el presupuesto tiene algo de trampa puesto que a raíz de la guerra contra Yugoslavia (1999), más luego las de Afganistán e Irak, el presupuesto de defensa en 2010 prácticamente era el doble que el de 1998. Y es precisamente en la retirada de las tropas de Irak y de Afganistán donde la Administración Obama justifica la reducción: “la pregunta que tenemos que hacernos es qué tipo de estrategia militar necesitamos mucho tiempo después de que las guerras de la última década se hayan terminado”, dijo Obama el 5 de enero. Y añadió: “debemos tener unas Fuerzas Armadas ágiles, flexibles y listas para toda la gama de contingencias y amenazas” (6). Para afrontar estas “contingencias y amenazas” se establecen tres áreas fundamentales para el desarrollo de la nueva estrategia: 1) reducción de las fuerzas convencionales de EEUU en Europa; 2) consolidación de su presencia en Oriente Próximo, y 3) reorientación hacia la zona Asia-Pacífico. Veámoslo con algo más de detenimiento.
1.- La reducción de las fuerzas estadounidenses en Europa es consecuencia de la confirmación oficial del fin de la guerra fría con Rusia. Para EEUU el peligro ya no viene de Rusia en primer lugar (como sí se hacía en la ESN de 2010), sino de China y –en menor medida- de Irán, por lo que hay que reacomodar sus tropas en zonas próximas a estos países. La amenaza principal ya es China -Rusia está rodeada de países de la OTAN y a quien se apunta con el “escudo antimisiles”- por lo que es así como hay que interpretar el establecimiento de una base militar en Darwin (Australia), las negociaciones para reabrir la de Subic Bay en Filipinas, conversaciones en el mismo sentido con Vietnam y Tailandia y el reposicionamiento de gran parte de la flota naval tanto en aguas del Golfo Pérsico como en el Mar Meridional de China y toda la zona próxima a Japón. El pasado 5 de febrero se anunció la modificación del acuerdo vigente con Japón para el “reacomodo” de parte de los 50.000 soldados estadounidenses acantonados en la base de Futenma (Okinawa) en la isla de Guam (7).
Además, el documento menciona en varias ocasiones la importancia que adquiere la OTAN como “ancla de esperanza” de la estrategia global de EEUU en el siglo XXI. Es un hecho desde hace tiempo que el papel de la OTAN ya no está circunscrito a los límites territoriales establecidos en el Atlántico Norte. Su presencia en Afganistán o Libia son una muestra evidente de ello y, también, el acuerdo alcanzado en 2008 al margen de las estructuras de la ONU (directamente con su secretario general, el dócil y sumiso Ban Ki-moon, lo que fue criticado con dureza por Rusia) para que la OTAN asuma el papel que ahora tienen los “cascos azules”. Esta es la razón por la que EEUU se ampara cada vez más en ella para sus intervenciones militares en el extranjero buscando más un sistema de alianzas que imponiendo su clásica actitud unilateralista.
Pero reducción de tropas no es retirada. EEUU está lejos de retirarse de Europa. La reducción es obligada puesto que en Alemania está surgiendo un fuerte componente nacionalista que ve más como un inconveniente que como una ventaja para su papel como potencia regional la presencia militar estadounidense en su suelo. Alemania no participó en la agresión a Libia, por ejemplo. No lo refleja el documento, pero la prensa estadounidense ha justificado la nueva estrategia de defensa en que es conveniente la reducción prevista “porque Alemania quiere ser ella misma” y porque “hay que hacer un gran esfuerzo de imaginación para pensar que Rusia es una amenaza para Europa occidental” (8). Lo que se va a retirar de Europa son sólo dos brigadas de combate, unos 7.000 soldados, todos de Alemania. Y es que en este país hay 54.000 efectivos militares estadounidenses, 11.000 en Italia, 9.400 en Gran Bretaña, 1.500 en España y 68 en Francia, por mencionar sólo a unos cuantos países. EEUU tiene en Europa 80.000 soldados, por lo que la reducción no llega siquiera al 10% del total.
Por lo tanto, y como dice el documento, lo que se propone Washington con esta ESN revisada es “aprovechar una oportunidad estratégica para equilibrar la inversión militar de EEUU en Europa" para que pueda centrarse en el desarrollo de "capacidades de futuro" que son adecuadas para “una época de recursos limitados". El nuevo mantra es "defensa inteligente". Por supuesto, “los compromisos de los Estados Unidos con el artículo 5 de la Carta Atlántica”, es decir, el acudir en ayuda de cualquier país de la OTAN si es atacado, “se mantendrán firmes”.
Obsérvese que se menciona la parte occidental de Europa, no la oriental como zona exenta de la “amenaza” rusa. El documento cita a Rusia como el país con el que EEUU seguirá enfrentándose de forma selectiva puesto que señala la “determinación de EEUU de involucrarse en los problemas de seguridad y los conflictos no resueltos en Eurasia”. Es decir, Kazajstán, Uzbekistán, Kirguistán, Tayikistán y Turkmenistán son países que a partir de ahora pasan a ser determinantes para EEUU. Con ello EEUU pretende debilitar el proyecto ruso-chino de crear la Unión Euroasiática, decidido el pasado mes de octubre tras una visita de Putin a Beijing en la que se firmó un acuerdo estratégico entre los dos países que pone fin al poder de Occidente (9). Consciente de esto, Rusia ha decidido no quedarse quieta y el 6 de febrero anunció el reforzamiento de sus bases militares en las repúblicas caucásicas de Abjasia y Osetia del Sur (10).
2.- Siguiendo este hilo argumental sobre Eurasia, la nueva estrategia estima que Al-Qaeda se ha vuelto "menos capaz", pero no obstante, es una organización que se mantiene activa y seguirá siendo una amenaza para los intereses de EEUU y para el "futuro inmediato" dado que tendría “grupos durmientes en Asia y Medio Oriente”. En concreto, el documento menciona a Pakistán, Afganistán, Yemen, Somalia “y otros lugares”, que no especifica, en los que Al-Qaeda estaría presente.
EEUU justifica así su presencia en estas dos regiones del mundo siguiendo la estrategia de Bush de “guerra contra el terrorismo”. El eje entre las dos zonas es Afganistán. En este país la nueva ESN contempla “una mezcla de la acción directa y la asistencia a las fuerzas de seguridad". Por lo tanto, una importante presencia de las tropas de combate de EEUU y las fuerzas especiales se mantendrán en Afganistán durante un largo tiempo –por lo que hay que relativizar la supuesta retirada de este país- y la amenaza de Al-Qaeda se espera que proporcione la coartada necesaria para que el gobierno colaboracionista de Kabul acepte el establecimiento de bases permanentes de militares de EEUU.
Dado que las revueltas árabes pillaron por sorpresa a EEUU que, hay que reiterar, en 2010 consideraba la zona “segura” para sus intereses, ahora se menciona Oriente Próximo como una zona en la que EEUU se enfrenta tanto a “oportunidades estratégicas como a desafíos”. En las oportunidades están los nuevos gobiernos surgidos tras ellas, a quienes dice apoyar por compartir “los anhelos de los pueblos”; en los desafíos aparecen los “extremistas violentos” y la posibilidad de que se hagan con armas de destrucción masiva. O sea, la misma y burda excusa de Irak o ahora el tema nuclear de Irán. Es por ello por lo que EEUU reforzará la seguridad del Golfo Pérsico “en colaboración con los países del Consejo de Cooperación del Golfo” con una finalidad claramente expresada: “evitar que Irán tenga el arma nuclear y contrarrestar sus políticas de desestabilización”. Aquí no va a mover un solo soldado y, por el contrario, se muestra partidario de aumentar sus bases. Y todo ello se hará al mismo tiempo que mantiene su “firme” compromiso con la defensa de Israel.
Pero dado que en Oriente Próximo hay “agentes no estatales” capaces de desarrollar una “guerra irregular” –una denominación que ha empezado a tomar cuerpo dentro del Pentágono tras la derrota de Israel en la guerra contra Hizbulá en 2006- hay que fortalecer una Fuerza Conjunta capaz de actuar tanto “contra el terrorismo como en una guerra irregular aprendiendo de las lecciones aprendidas en la década pasada”. Y es muy significativo que en todo el documento sólo se mencione uno de esos “agentes no estatales”: el movimiento político-militar libanés Hizbulá, al que se califica de “organización terrorista”.
En todo momento “las fuerzas estadounidenses van a operar, cuando sea posible, con aliados y fuerzas de coalición”. Esta es una de las principales novedades de la nueva estrategia de defensa y ya se está poniendo en práctica con la Liga Árabe.
Asia-Pacífico
3.- La forma de actuación será tanto la clásica -“una campaña de armas combinada en todos los dominios, terrestre, aéreo y marítimo”- como la guerra cibernética. Aquí es donde entra el principal enemigo, China, y el secundario, Irán, a quien por lo que se deduce del documento se le otorga un poder en este campo mucho mayor del que se creía. No en vano, parece haberle hecho mucho daño a EEUU la captura por Irán del avión espía no tripulado de última generación RQ-170 el pasado diciembre cuando recopilaba información en territorio iraní.
Para EEUU hay zonas que pueden serle vetadas a corto y medio plazo. El documento habla de “desafíos” a los que se enfrenta EEUU por parte de “adversarios que utilizan la guerra asimétrica, incluyendo la guerra cibernética y electrónica, balística, misiles de crucero, avanzados sistemas de defensa antiaérea, minería y otros métodos para complicar nuestros cálculos operativos”. Y menciona a dos de esos adversarios: “estados como China e Irán seguirán persiguiendo los medios asimétricos para hacer frente a nuestras capacidades y nuestro poder”.
La mención a la minería como amenaza sólo se entiende si te tiene en cuenta que China es el principal exportador de las denominadas “tierras raras” (controla el 95% del comercio mundial) en las que se han descubierto minerales imprescindibles para la industria más sofisticada. En estos momentos, China mantiene un contencioso legal con la Organización Mundial de Comercio porque este organismo, a instancias de EEUU, la prohibido a China limitar sus exportaciones de estas materias primas en nombre del “libre comercio”. China ha contestado a esta prohibición con una frase lapidaria, “obtener la aprobación de Occidente no es nuestra principal preocupación”, al tiempo que ha hecho una petición expresa para que se renueven las normas bajo las que se rige la OMC: “la OMC no sólo debe defender el libre comercio, sino también permitir a sus miembros a tomar las medidas necesarias para proteger el medio ambiente y los recursos naturales", dice un comunicado oficial del Ministerio de Comercio (11).
Esto es lo que hace que EEUU establezca “la necesidad de requilibrar [su presencia] hacia la región de Asia-Pacífico”. Esta se ha convertido en la prioridad para EEUU, que siente una necesidad de la que depende su hegemonía como superpotencia, la de hacer frente al desafío que le plantea el creciente poder regional y mundial de China. Ya lo dijo Obama en su discurso del 5 de enero: "vamos a fortalecer nuestra presencia en la región de Asia-Pacífico, y las reducciones de presupuesto no serán a costa de esta región crítica". Por lo tanto, y dado que se reconocen dificultades financieras, si no se va a reducir aquí hay que hacerlo en otro sitio. Esta es la razón del por qué se actúa ahora con Europa como se hace, se deja fuera de juego material militar algo viejo y costoso de modernizar y se hacen guiños a Rusia con el arsenal nuclear.
El documento sobre la nueva estrategia de defensa lo deja bien claro: “los intereses de EEUU están inextricablemente ligados a la evolución del arco que se extiende desde el Pacífico Occidental al Este de Asia en el Océano Índico y el Pacífico Sur”. Y no quedan dudas cuando se lee más abajo que “a largo plazo, el surgimiento de China como potencia regional [no se le reconoce la categoría de superpotencia, aunque ya para el 2018 será la primera economía del mundo, ocho años antes de lo que había predicho Goldman Sachs el año pasado] tendrá el potencial de afectar la economía de EEUU y nuestra seguridad en una gran variedad de formas”. Curiosamente, en paralelo a este documento EEUU anunció que para el año 2018 va a disponer de una base permanente de aviones no tripulados en la zona de Asia. Por una parte, se reduce la parte obsoleta de la fuerza aérea; por otra, se apuesta por las nuevas tecnologías y el uso de aviones no tripulados.
Está clara, por lo tanto, la intención de EEUU de mantener –e incrementar- su presencia militar tanto en el Golfo Pérsico como en el Mar Meridional de China, aunque lo hace arropado con el discurso del libre comercio y de la libertad de navegación: “EEUU continuará ejerciendo su papel global como superpotencia para proteger la libertad de acceso al patrimonio mundial en las áreas que no están dentro de la jurisdicción nacional y que constituyen el tejido conjuntivo fundamental del sistema internacional”. Es decir, el petróleo. El caso del Golfo Pérsico es conocido y no hay que olvidar que en el Mar Meridional hay un contencioso –que está alentando EEUU- entre China y Vietnam por las islas conocidas como Spratly (Truong Sa para los vietnamitas, Nansha para los chinos), bajo cuyas aguas se estima hay ingentes cantidades de petróleo y gas. La idea que subyace de la nueva estrategia de defensa es muy similar a la aplicada durante la guerra fría con la URSS: presencia global y alguna demostración de fuerza para frenar el avance de China.
Además, se permite el lujo de recriminar a China su política militar: “el crecimiento del poder militar de China debe ir acompañado de una mayor claridad de sus intenciones estratégicas con el fin de no causar un enfrentamiento en la región”. Desde luego, las intenciones de EEUU son bastante claras puesto que quiere controlar rutas marítimas vitales y enormes cantidades de petróleo y gas sin explotar aún. Pero los chinos son duros de roer. El Ejército Popular de Liberación ha dicho que “toma nota” de la actitud de EEUU y le ha advertido que se abstenga de continuar por esa línea (12).
El contralmirante Yang Li, geoestratega de la Universidad de Defensa Nacional, ha dicho que lo que pretende EEUU es “socavar la modernización militar de China”. Que lo diga un militar es normal, pero cuando ese es el sentimiento general –como se expresa de forma palmaria en un editorial del diario Global Times- y se pide al gobierno chino que “guarde algunas iniciativas estratégicas contra EEUU para contrarrestar su política de contención”, la cosa indica que se está a punto de cruzar la línea roja de lo que puede aguantar China. Pero, por si fuese poco, se pide al gobierno “reforzar las capacidades ofensivas de largo alcance con mayor persuasión militar contra EEUU para que se percate [EEUU] de que no puede detener el ascenso de China y que le convenga más ser su amigo” (13).
Es obvio que China lleva una gran ventaja a EEUU en el ámbito económico (en diciembre el renmimbi (yuan) ha marcado un hito histórico en el cambio respecto al dólar y ya se están realizando transacciones económicas en las que se prescinde del dólar en el comercio exterior chino), pero aún no está en condiciones de alcanzar la prioridad estratégica militar a corto plazo. Sí se está preparando para ello y, en concreto, para asegurar las rutas marítimas para su comercio. Ya cuenta con bases militares en el extranjero (Sri Lanka y Scheylles), ha desarrollado su primer portaviones y el super avión J-20 –el cazabombardero más avanzado del mundo hasta ahora (14)- ya realiza vuelos de prueba a total satisfacción y tiene muy preocupados a los militares estadounidenses porque cuando sea operativo ya no tendrían la aplastante superioridad aérea que tienen ahora.
Alguna reflexión final
El impacto de la nueva estrategia de defensa en los conflictos regionales y la política mundial sólo puede ser evaluado a medio y largo plazo. Hay que ver si la afirmación sobre que la intención de EEUU de “renunciar a la doctrina de contrainsurgencia, invasiones sobre el terreno y operaciones en tierra” que recoge el documento es real o no. Por el acontecer sirio, parece que el estilo de intervención miliar en Irak puede ser descartado al menos mientras dure la crisis económica. Por lo ocurrido en Libia, parece que EEUU ha apostado por sustituir la agresión militar clásica directa e impulsar a la misma a sus socios y subalternos de la OTAN y de la Liga Árabe.
Por lo tanto, si el expediente de Siria sirve como modelo de análisis, aunque se mantenga la presión contra Irán va a ser imposible el cambio de gobierno que alienta EEUU –y sus aliados del Consejo de Cooperación del Golfo- sólo con bombardeos. Si las guerras de Irak y Afganistán han ido muy mal, no es difícil imaginar lo que ocurrirá en un país con una larga historia de resistencia y revolución cuyo sistema de gobierno, además, cuenta con una base social importante por mucho que en Occidente se magnifiquen las expresiones de descontento.
Así pues, no es tan fácil un ataque a Irán aunque el comportamiento de EEUU se parezca cada vez más al de un animal herido y, por lo tanto, se vuelve mucho más peligroso. Primero, porque sea Israel el brazo ejecutor o no, para EEUU sería como morir matando puesto que las consecuencias serían catastróficas no sólo en la zona, sino en todo Oriente Próximo. Segundo, porque tanto Rusia como China están demostrando en el caso sirio que se acabó el mundo unipolar y que la antigua superpotencia y la superpotencia en ciernes tienen mucho que decir en el tablero geoestratégico. Tanto Siria como Irán son sus líneas rojas, Siria para Rusia e Irán para China. Y Siria es la antesala de Irán para Occidente y las monarquías del Golfo. Rusia y China no van a dejar que caigan porque si así fuese estarían tirando piedras contra su propio tejado. Y tras la aprobación de la nueva estrategia de defensa de EEUU tienen muy claro que no hay que hacer ninguna concesión a un enemigo cada vez más débil.
Es tanto en Siria como en Irán donde Rusia y China han decidido escenificar claramente el fin del mundo unipolar y el surgimiento de una nueva era geoestratégica. Vienen a decir que por mucha nueva estrategia de defensa, y por mucho se les amenace, loa situación nunca será la misma antes. El doble veto –por segunda vez- en el Consejo de Seguridad de la ONU marca un hito. Si la primera (octubre) pretendía dejar claro que ni iba a haber otra Libia, la segunda (febrero) muestra una decidida postura geopolítica sobre el futuro de Irán, el control del petróleo en la zona y el combate conjunto por el declive de Occidente a nivel mundial. A EEUU y a sus satélites sólo les queda violar, de nuevo, el derecho internacional. Con la apuesta que se hace, por necesidad, con la “multilateralidad” y la ONU es muy improbable. Hay, por lo tanto, un nuevo equilibrio en la estructura de poder internacional.
La nueva estrategia de defensa de EEUU ya ha provocado un primer efecto: reforzar el acuerdo de cooperación estratégica alcanzado en octubre por Rusia y China. Hasta ahora ambos países se habían mostrado muy comedidos y moderados respecto a Occidente. Pero la expansión de la OTAN y el escudo antimisiles han hecho enfurecer a Rusia y el giro hacia Asia y el Pacífico de EEUU ha tenido el mismo efecto en China. A poco que se mantengan en sus posiciones actuales, muchos asuntos mundiales comenzarán a cambiar. Ya lo están haciendo.
Notas:
(1) Hans Morgentahu: "In defense of the National Interest", American Political Science Review, vol. 66, Nueva York 1952.
(4) Alberto Cruz, “EEUU en declive en Oriente Próximo: potencias medias ponen en duda su supremacía (I, II y III),
(5) Benjamin Friedman, uno de los principales dirigentes del think tank Cato Institute, 27 de enero de 2012.
(6) BBC, 5 de enero de 1012.
(7) Reuters, 5 de febrero de 2012.
(8) The New York Times, 4 de febrero de 2012.
(9) Alberto Cruz, “La cooperación entre Rusia y China: el nuevo enfoque geoestratégico que pone fin al poder de Occidente”, http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1291
(10) Ria Novosti, 6 de febrero de 2012.
(11) Diario del Pueblo, 1 de febrero de 2012.
(12) Xinhua, 1 de febrero de 2012.
(13) Global Times, 5 de enero de 2012.
(14) Alberto Cruz, “China: Ejército, geopolítica y el retorno a Mao”, http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1205