miércoles, 7 de junio de 2023

Retrato de un psicópata narcisista.

 

Retrato de un psicópata narcisista.

Por Rafael García Alonso

La psicopatía narcisista es una alteración de la personalidad que combina un trastorno antisocial con un trastorno narcisista. El trastorno de personalidad antisocial es un desorden mental consistente en la falta de respeto a los derechos ajenos, lo cual se traduce en un patrón de conducta caracterizado por la deshonestidad, la manipulación, la falsedad y la impulsividad, acompañándose todo ello de una absoluta falta de escrúpulos y una ausencia total de remordimientos. Por su parte, el trastorno de personalidad narcisista es una afección mental consistente en un egocentrismo exacerbado, que da lugar a que los individuos que lo padecen muestren una arrogancia desorbitada y una exagerada falta de empatía con el resto del mundo. En consecuencia, aquellos individuos aquejados de psicopatía narcisista actúan en todo momento impulsados por el interés personal, sin que les preocupe lo más mínimo el perjuicio que sus acciones puedan ocasionar a terceras personas o a la colectividad.

Atendiendo a lo expuesto, no cabe la menor duda de que Pedro Sánchez constituye un claro ejemplo de personalidad antisocial y narcisista, basándose esta consideración no en una apreciación subjetiva, sino en un razonamiento inductivo derivado de la suma de actuaciones protagonizadas por el sujeto en cuestión a lo largo de su vida.

Así, una vez acabados sus estudios universitarios P. Sánchez anhelaba doctorarse, si bien, dadas sus evidentes limitaciones intelectuales, pronto descartó el camino de la excelencia, consistente en la realización de una tesis doctoral original, para optar por la vía del engaño, dedicando en consecuencia todos sus esfuerzos a plagiar el trabajo de otros autores.

 De esta forma, ya desde el principio de su andadura profesional, el “doctor cum fraude” venía a poner de manifiesto que la impostura, al ser cualidad inherente a su naturaleza, habría de constituir una de las principales señas de identidad de su forma de conducirse en la vida.

A su vez, como los psicópatas son contumaces en sus malévolas intenciones, P. Sánchez, ya metido de lleno en política, decidió presentarse como candidato a la Secretaría General del PSOE, y no tuvo mejor ocurrencia que intentar amañar las elecciones mediante la colocación de una urna tras unas cortinillas para que sus acólitos pudieran introducir papeletas con su nombre y, a pesar de que se descubrió el entuerto con la consiguiente algarabía, este aprendiz de Maquiavelo consiguió finalmente culminar con éxito su propósito, iniciándose así la conversión del partido socialista en una secta sanchista, cuyo credo, siguiendo la inclinación natural de su líder, ha consistido esencialmente en mentir a la ciudadanía para conseguir llegar al poder.

Siguiendo esta misma línea de actuación, en los comicios electorales de 2019 P. Sánchez se comprometió por activa y por pasiva a no formar Gobierno con los comunistas de Podemos ni asociarse con los golpistas de ERC y los filoterroristas de Bildu. Pues bien, con una falta de escrúpulos que solo puede calificarse de indecente, P. Sánchez incumplió todas sus promesas electorales, conformando un Gobierno socialcomunista con el respaldo de golpistas y filoterroristas. Igualmente, P. Sánchez se comprometió, por un lado, a no conceder ningún tipo de beneficio penitenciario a los golpistas catalanes y finalmente les concedió el indulto, y, por otro lado, a defender la memoria de las víctimas del terrorismo vasco para acto seguido dedicarse con ahínco a blanquear a la organización criminal etarra. Obviamente, tales actuaciones han puesto de manifiesto que P. Sánchez, en aras del poder y sus prebendas, es capaz de traspasar todo tipo de líneas rojas, demostrando de esta forma una deshonestidad difícilmente superable.

Estando ya al frente del Gobierno de España, a principios de 2020 llegó el corona virus y a pesar de los informes que, procedentes de la Organización Mundial de la Salud y de un Comité de Expertos de la Unión Europea, obraban en su poder alertando del riesgo que para la salud de la población suponía el patógeno chino, P. Sánchez consintió el 8M la celebración de manifestaciones feminazis por toda la geografía española, provocando con ello una enorme y mortífera expansión del virus. De hecho, tan solo una semana después decretó el estado de alarma y cerró el Parlamento para no verse obligado a dar personalmente explicación alguna a la ciudadanía, recortando de esta forma los derechos y libertades de los españoles de forma palmariamente anticonstitucional, tal y como se encargó de establecer mediante sentencia firme el propio Tribunal Constitucional. A su vez, P. Sánchez, mostrando al mundo su proverbial arrogancia, asumió el mando único de la pandemia, con lo cual, dada su incompetencia, tuvo como fatal desenlace el que España se convirtiera en el país de la Unión Europea con peores tasas de morbimortalidad, a pesar de lo cual, en el colmo del trilerismo político, este consumado narcisista alardeó de su gestión de la pandemia sacando a relucir un informe de la Universidad Johns Hopkins que finalmente se demostró inexistente.

Si bien a lo largo de su periplo presidencial han sido numerosas las tropelías cometidas por el psicópata monclovita, cabe destacar que habiéndose declarado un ferviente feminista y ecologista sus actuaciones parecen ir en la dirección opuesta, manteniendo de esta forma su inveterada fidelidad a esa norma que rige su vida, consistente en decir una cosa y hacer la contraria. Así, en lugar de defender a las mujeres del acoso sexual que muchas de ellas padecen, el Gobierno socialcomunista aprobó la “ley del solo sí es así”, lo cual en la práctica ha supuesto la reducción de condena o la excarcelación directa de más de 1.000 depredadores sexuales. A su vez, en lugar de contribuir a la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero, este patético presidente no ha hecho otra cosa que coger el avión Falcón para la gran mayoría de sus desplazamientos, mostrando con ello no solo un desprecio absoluto por el medio ambiente, sino también la laxitud de sus presuntas convicciones ideológicas.

La última fechoría de nuestro patético presidente aconteció tras el derrumbe socialista en las pasadas elecciones autonómicas y municipales. Así, incapaz asumir el fracaso y afrontar la crítica interna, P. Sánchez adelantó las elecciones generales, para acto seguido convocar a su grupo parlamentario para que le brindara el “vergonzante aplauso de la derrota”, algo que la ovina secta sanchista llevó a cabo temerosa y sumisamente ante la fatua sonrisa del psicópata monclovita. De hecho, el grado de borreguismo del PSOE ha llegado a tal punto que, a pesar de los funestos resultados obtenidos, P. Sánchez tan solo ha recibido desde las filas socialistas las críticas de dirigentes históricos, como son Alfonso Guerra, Joaquín Leguina, Nicolás Redondo Terreros o Paco Vázquez. A su vez, con este adelanto electoral P. Sánchez, en una nueva demostración de cinismo, ha pretendido evitar pronunciarse públicamente en relación a su aberrante política de pactos con el filoterrorismo etarra, si bien Arnaldo Otegi pronto desbarató sus planes al declarar que ocultar que el PSOE y Bildu llevaban cuatro años juntos tanto a nivel nacional como en el País Vasco y Navarra no era otra cosa que “creer que la gente es boba”, viniendo así a poner de manifiesto que la manipulación de los hechos y la falsificación de la realidad son prácticas habituales de esta suerte de tahúr que desgraciadamente tenemos por presidente. Finalmente, a la hora de adelantar las elecciones también primó el cálculo electoral, de tal forma que, haciendo gala de su diabólica forma de hacer política, el psicópata monclovita estableció la fecha de las elecciones el 23 de julio, es decir, en pleno periodo vacacional y en mitad del puente de Santiago. El objetivo de tal decisión solo puede ser, por un lado, que haya una baja participación del electorado con la esperanza de que la abstención sea más pronunciada en las filas de la derecha, y, por otro lado, que se produzca una gran cantidad de votos por Correo, y es aquí donde se encienden todas las alarmas, ya que ello puede suponer un auténtico pucherazo electoral, tal y como hemos podido comprobar en las pasadas elecciones, donde se produjo una importante compra de votos en distintos municipios del territorio nacional por parte del partido socialista. En consecuencia, parece evidente que el adelante electoral tan solo responde a los espurios intereses de un sociópata ávido de poder definitivamente reconvertido en sátrapa bolivariano.

A la luz de todo lo expuesto, parece tarea ineludible del pueblo español acudir masivamente a la veraniega cita electoral para expulsar de una vez por todas de la política a un individuo como P. Sánchez que no es otra cosa que la esperpéntica personificación de la maldad en estado puro.

 

miércoles, 31 de mayo de 2023

¿Del partido político a la corrupción, o de la corrupción al partido político?

 

¿Del partido político a la corrupción, o de la corrupción al partido político?

Por Luis Alberto Calderón

 

Para André Hauriou un partido político encarna una visión general o parcial de la sociedad, lo que quiere decir que los partidos políticos son la representación de la parte de la sociedad a la que sustituyen, por lo que también son la imagen externa e interna de unas virtudes y miserias que ya estaban en las personas que se afilian y conforman el mismo. Pudiéramos pensar que un partido político puede cambiar el espíritu del que se acerca a él, si dicho espíritu es bajo y mezquino, pero si estos partidos se conducen y anidan en lo que se denomina democracia liberal, hemos de recordar al profesor Del Valle cuando dice que dicha democracia liberal entraña una pluralidad incoherente de individuos que van hacia una unidad imposible, sin acciones y reacciones recíprocas y sin la forma de una suprema solidaridad.

Si los partidos políticos que nos ofrece el sistema actual lo componen hombres que aprovechan su posición y cargo en el partido para su propia ambición personal, cayendo en la ambición del beneficio económico, es porque dichas organizaciones no son útiles para cambiar el carácter por uno más elevado y superior. Si Aristóteles calificó al hombre, cuando alcanza la perfección, como el mejor de los animales, de la misma manera se convierte en el peor de todos cuando se aparta de la ley y de la justicia. Ni que decir que aquellos que se conducen por la corrupción no son mejores que los animales, sino meramente alimañas.

De ahí que resulte gracioso -si no fuera de lo que hablamos lo más serio para el comportamiento del hombre- escuchar cómo se arrojan el listón de la corrupción un partido a otro, cuando es la sociedad misma de la que procede el mal, es decir, que vivimos en una sociedad en la que la corrupción es la regla que rige nuestra vida. Unos partidos políticos que no respetan las instituciones que los ha creado conllevan en sí mismos el estigma de la corrupción, terminando por corromper las voluntades de aquellos que deberían defender. Si partidos políticos como los nuestros eliminan la independencia de los distintos poderes están corrompiendo el mismo sistema sobre el que se sustentan.

Ahora mismo sólo tenemos un único poder, el ejecutivo, y bajo su control se desarrolla el legislativo y el judicial, sin que esto haya sido corregido por el partido político, como es el PP, que se suponía era el defensor más claro de las instituciones. Pero este partido está inmerso en la corrupción como uno más. Corrupción generada por un sistema educativo que no transmite lo que es correcto y la búsqueda de la verdad, además también de decirla, conforme obligaban a sus súbditos los persas. Por el contrario, tenemos unos señores políticos que obligan a los ciudadanos a realizar determinados actos, a través de las leyes que dictan, comprobando que son los primeros que las incumplen, y cuando ello acaece, esa ley que ha debido ser dictada en los límites de la virtud, termina por no obligar y, en consecuencia, en el derecho del ciudadano a desobedecerla.

Dice Marco Aurelio que si un acto no es correcto, no se haga, y si no es verdad, no se diga. Pues aquí, en nuestro marco territorial y político, tenemos políticos que hacen lo incorrecto, tanto como tenemos políticos que no dicen nunca la verdad, y en algunos casos suman una y otra conducta. Estamos inmersos ahora en el caso Mediador, y lo que debería ser un escándalo general que nos llevara a terminar con el sistema político que ahora tenemos, lo aceptamos como uno más de los habidos hasta la fecha. Lo peor no es que la sociedad esté en un sopor impeditivo de un mínimo movimiento, sino que los gestores del propio partido político afectado por dicho caso, como es el PSOE, no haya dado el primer paso apartando de la militancia a todos y cada uno de los personajes cuyos nombres se conocen relacionados, directa o indirectamente, ni que como partido que gobierna, no facilite la investigación a los organismos correspondientes, en aras a una ocultación que lleva  la sospecha.

Una sociedad debería estar conducida por los virtuosos, por aquellos que hacen lo que es correcto y dicen lo que es verdad. Cuenta Mariano Navarro Rubio en sus Memorias, que Franco quiso parar la instrucción del caso Matesa respecto de aquél, pero el Fiscal General -por entonces Fernando Herrero Tejedor- anunció su dimisión si no se le permitía el procesamiento del señor Navarro, con lo que Franco desistió de su intención permitiendo el curso de la instrucción. Claro es que eran otros personajes y otros tiempos, distintos a los actuales en lo que se hace lo que se no debe y no se dice lo que se debe.

 

sábado, 27 de mayo de 2023

25 razones para votar contra Sánchez

 

25 razones para votar contra Sánchez

Es muy probable, amable lector, que no tengas demasiadas ganas de votar este domingo. La abstención no para de crecer por razones perfectamente conocidas, resumibles en una frase sencilla: el profundo divorcio entre clase dirigente y mayoría social. Es probable que pienses, con razón, que ninguna lista de las que te piden el voto merece tu confianza. Pero las elecciones locales y autonómicas del domingo se han convertido en un plebiscito sobre el futuro de Pedro Sánchez y su coalición de comunistas, golpistas, separatistas y terroristas. No solo elegimos alcaldes, sobre todo votamos echar o dejar seguir al gobierno más calamitoso y dañino desde 1978.

Una oportunidad excepcional de cambio que no veíamos desde aquel 14 de abril en que España despertó siendo una monarquía y se acostó republicana (y hay justicia poética en que ahora los expulsados en este plebiscito vayan a ser los mismos que tanto idealizan aquél). La ocasión merece el esfuerzo de acudir el domingo al colegio electoral y elegir el voto que más eficaz resulte para cerrar el peor capítulo de nuestra historia política reciente. A continuación, enumero 25 razones del porqué. Podrían ser 50 o 100, pero si dudas quizás alguna de ellas te anime a votar Sánchez no, nunca más.

1 – Sánchez miente siempre, sobre todo y a todos. Miente al mundo, a Europa, a los suyos y nos miente a ti y a mí, lector. Su gobierno es la guerra permanente contra cualquier verdad.

2 - Gobierna corrompiendo, enfrentando, abusando, restando. Coloniza las instituciones para liquidar su independencia, llenándolas de secuaces.

3 – Aprovechó la pandemia, que primero negó una y otra vez extendiendo el contagio, para imponer estados de alarma inconstitucionales, cerrar el Congreso, recortar las libertades de reunión y movimiento con esa excusa.

4 – Ataca la división de poderes, pues el Gobierno se salta al Congreso, ataca al Poder Judicial y convierte el Constitucional en un órgano que inventa derechos, retuerce la Constitución y modifica leyes.

5 – Gobierna con comunistas, golpistas indultados y terroristas blanqueados. Su partido incluso recurre a la compra de votos para alterar la voluntad popular.

6 – Absuelve al terrorismo convirtiendo a los etarras en sus socios preferentes, legitimando los fines por los que asesinaron y regalándoles más influencia y poder, haciendo de los asesinos modelos de virtud política, y llamando a esto “paz”.

7 – Catalaniza la política española apoyando a los golpistas y la corrupción con impunidad, indultos y retirada del Estado de Cataluña, abandonada a rufianes, racistas y trincones.

8 – Adopta el acoso nacionalista al pluralismo como vía para eliminar rivales políticos, convertidos en enemigos difamados, marginados, envilecidos desde las tribunas gubernamentales.

9 – Intenta imponernos su ideología y creencias mediante leyes que niegan la naturaleza sexual, dan derechos a los animales y dictan qué historia debemos creer, cómo debemos sentir y hablar.

10 – Adopta las ideologías de género y queer que atacan la masculinidad, multiplican los géneros, imponen un lenguaje artificial y censuran la disidencia.

11 - Convierte a las mujeres en menores de edad dependientes de la protección legal del Gobierno, y dice defender su libertad sexual liberando violadores condenados.

12 – Aprueba leyes absurdas y oportunistas que aumentan la inseguridad jurídica, el poder discrecional del Gobierno y la indefensión ciudadana.

Máquina de bulos y desinformación

13 – Financia con el Presupuesto la manipulación estadística e informativa de los Tezanos y la máquina de bulos y desinformación a su servicio.

14 – Ha convertido los servicios públicos en pura ineptocracia donde todo es arbitrariedad, incompetencia, opacidad y oscurantismo, convertidos en una tortura para el ciudadano, que paga más que nunca a cambio de menos.

15 – Lleva al apogeo la multiplicación de organismos públicos inútiles y costosos, convertidos en agencia de colocación y recompensa de los suyos.

16 – Protege al okupa y abandona al propietario, subvenciona el fraude y castiga el trabajo, apoya al comunista y ahuyenta al empresario.

17 – Arruina al país dejando la herencia de una deuda y déficit público disparada, utilizada para comprar voluntades, intentar controlarlo todo e impedir que nazca nada nuevo. El capitalismo de amiguetes medra como nunca mientras grandes empresas huyen a países más hospitalarios.

18 – Convierte los medios de comunicación públicos y privados cómplices en servil aparato de propaganda, bombo peronista y batucada podemita.

19 – Juega con el recuerdo y restos de Franco para resucitar la polarización de la guerra civil, reabrir heridas, inventar conflictos, cultivar el odio.

20 – Traiciona los compromisos de España con el Sáhara Occidental y sus habitantes por motivos e intereses inconfesables, hundiendo la reputación internacional española al nivel de satrapía provinciana.

21 – Logra que España no cuente nada en la Unión Europea ni en los foros donde se decide el futuro del mundo, reducidos al papel de país pedigüeño, imprevisible, desleal y carente de objetivos y principios.

22 – Somos campeones de Europa de paro juvenil y adulto, precariedad laboral, pérdida de poder adquisitivo y fiscalidad depredadora.

23 – Récord en falta de transparencia, fraude y manipulación, es incapaz de justificar y de informar a dónde van y en qué se emplean los fondos europeos y quién se beneficia de ellos.

24 – Vacía la educación de contenidos, impone el aprobado automático, desprecia la formación de la memoria y del pensamiento crítico, convierte la profesión docente en mezcla de mero administrativo y animador de fiestas infantiles.

25 – Abandona la profesión científica a la precariedad y la improvisación, y entrega la universidad a grupúsculos políticos, sindicatos y caciques, olvidando su doble misión de transmitir conocimiento y aumentarlo con la investigación.

Echar a Sánchez es la condición necesaria para regenerar esta democracia demasiado deteriorada, envilecida por prácticas mafiosas y atacada por ideologías insoportables. Ya discutiremos y trabajaremos la reconstrucción.

Carlos Martínez Gorriarán

 

domingo, 21 de mayo de 2023

España en la encrucijada.

 

España en la encrucijada.

Por Rafael García Alonso

Tras sus pésimos resultados en las elecciones generales de 2019 Pedro Sánchez dedicó todos sus esfuerzos a obtener la presidencia del Gobierno de España, aunque ello supusiera incumplir todas y cada una de sus promesas preelectorales. En consecuencia, con la falta de escrúpulos que le caracteriza, P. Sánchez pactó con comunistas, golpistas y filoterroristas, conformándose así un nuevo Frente Popular que habría de regir los destinos de la nación española a lo largo de la legislatura que este año concluye. Como no podía ser de otra forma, ya que de la mala hierba nada bueno se puede esperar, las consecuencias derivadas de la actuación de este Gobierno Frankenstein han sido funestas para los españoles.

Así, el entramado podemita, consciente de que el comunismo solo puede prosperar electoralmente en medio del caos, ha traído consigo la crispación y la fractura social, todo ello con el rotundo apoyo del psicópata monclovita. De esta forma hemos asistido, con una mezcla de repudio y estupefacción, al hecho de que una doctrina como la ideología de género, que consagra la desigualdad ante la ley de hombres y mujeres y promueve el enfrentamiento entre ambos sexos, se ha convertido en el eje vertebrador de la convivencia, contraviniendo las normales pautas de relación determinadas por la propia naturaleza del ser humano. Asimismo, en apoyo de las aberrantes demandas del colectivo LGTBIQ+, se ha legalizado el cambio de sexo a partir de los 12 años, una edad en la que los individuos no han desarrollado plenamente su personalidad, con el agravante de que ni los progenitores ni los psicólogos y psiquiatras pueden interferir de ningún modo en la decisión del menor a la hora de iniciar un proceso de cambio de sexo que indefectiblemente concluye con la lamentable mutilación de los genitales y la hormonación de por vida. A su vez, hemos podido comprobar como desde el Gobierno socialcomunista, en lugar de implementar políticas de ayuda a la mujer embarazada, se promueve el aborto indiscriminado, demostrando la enorme maldad que anida en sus entrañas al negar alegremente el derecho a la vida del nasciturus. Igualmente, el Gobierno socialcomunista, plenamente inmerso en la “cultura del subsidio” con la única finalidad de desarrollar redes clientelares de voto cautivo, ha basado su política económica en la expansión del gasto público, lo cual ha traído consigo un vertiginoso crecimiento de la deuda pública y una fiscalidad confiscatoria que compromete la viabilidad de las empresas y autónomos, convirtiéndose así en una infernal máquina de creación de parados. Además, en una línea de acoso indisimulado a la propiedad privada, también hemos asistido a la defensa por parte del Estado de la ocupación de viviendas por individuos en su mayoría delincuentes, llegando esta promoción de la okupación al punto de registrar en el Congreso una proposición de ley que contempla ilegalizar empresas como “Desokupa”, debido a la impagable ayuda que a tantas familias ha prestado para recuperar su vivienda, lo cual ya es el colmo de la indecencia. Acompañando a todo ello nos encontramos con el apoyo del Gobierno socialcomunista a las mafias de tráfico de personas, de tal forma que actualmente tenemos una inmigración descontrolada, que no hace otra cosa que provocar, por un lado, el desarrollo de guetos culturales que se convierten en zonas “no-go” y, por otro lado, el aumento de la delincuencia debido a la falta de integración social de los inmigrantes ilegales. Por último, en este breve relato de barbaridades cometidas por este Gobierno de rasgos sociopáticos -ya que no distingue el bien del mal- vemos como, más allá de un discurso falsario en defensa del medio ambiente, nuestro deplorable presidente para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera no hace otra cosa que desplazarse en el Falcon, mientras que para paliar la sequía que secularmente padece España no tiene otra ocurrencia que destruir 108 embalses, lo cual pone en riesgo el suministro de agua a la población, amenaza la supervivencia de la agricultura y la ganadería y provoca una disminución de la producción de una energía verde como es la hidráulica. En consonancia con todo lo expuesto, cabe concluir que la coalición entre socialistas y comunistas solo ha ocasionado una progresiva demolición del constructo ideológico y moral propio de la civilización occidental, así como una acelerada propagación de la conflictividad social y la miseria a lo largo y ancho del territorio nacional, todo lo cual no debe sorprender a nadie, ya que ese es su legado habitual.

Igualmente, los pactos de Pedro Sánchez tanto con el independentismo catalán -supremacista y golpista- como con el separatismo vasco -racista y terrorista- ha tenido nefastas consecuencias para la convivencia ciudadana y el desarrollo de las siempre necesarias políticas de ámbito nacional, al perpetrarse desde la más absoluta impunidad un ataque sin precedentes a la unidad de la nación española, vulnerándose así el pacto constitucional suscrito por la inmensa mayoría de los españoles.

Por lo que respecta al pacto entre socialcomunistas e independentistas catalanes, hemos podido comprobar como P. Sánchez ha cumplido sumisamente con todas y cada una de las demandas de ERC, de tal forma que el Gobierno socialcomunista ha concedido el indulto a los líderes políticos golpistas, ha eliminado del Código Penal el delito de sedición a la vez que rebajaba las penas para el delito de malversación de caudales públicos y ha permitido que se elimine el español como lengua vehicular en las escuelas catalanas, dejando con todo ello allanado el camino para una nueva intentona sediciosa. Con la falsedad que le caracteriza, según P. Sánchez con todas estas medidas se ha conseguido normalizar la relación entere el Estado español y la Generalidad catalana, cuando la realidad es que el propio presidente catalán, Pere Aragonés, ha anunciado a bombo y platillo la celebración en un breve lapso de tiempo de un nuevo referéndum de autodeterminación, lo cual para nada sugiere que efectivamente se haya llegado a un entente cordial entre el Estado español y las fuerzas políticas independentistas.

En relación al pacto entre socialcomunistas y separatistas vascos, cabe decir que la subordinación del Gobierno de P. Sánchez a las exigencias de un filoterrorista como Arnaldo Otegi ha sido la nota predominante de esta ignominiosa relación, caracterizada por la búsqueda de apoyo parlamentario por los unos y el blanqueamiento del terrorismo abertzale por los otros. Así, hemos podido ver de cómo se trasladaba a todos los presos etarras a las cárceles vascas para la obtención de beneficios penitenciarios, como se permitían los actos callejeros de exaltación del terrorismo, como se aceptaba la puesta en marcha de un proceso de inmersión lingüística y, en el colmo de la ruindad, hemos escuchado a P. Sánchez mostrar sus condolencias al entramado abertzale por el suicidio en la cárcel de Martutene del terrorista Igor González Sola. Como contrapartida, en una clara demostración de que con las bestias sanguinarias solo cabe acabar con ellas, Bildu ha respondido al servilismo de P. Sánchez incluyendo en sus listas electorales a 44 condenados por pertenencia a ETA, ninguno de los cuales ha manifestado el más mínimo arrepentimiento por sus actos terroristas. Pues bien, frente a tamaña perversidad no por esperado deja de ser deleznable el que no haya habido ni el más mínimo reproche por parte del psicópata ávido de poder que tenemos al frente del Gobierno de España, demostrando así que su bajeza moral no admite límite alguno.

Ante tan deplorable escenario el nuevo Frente Popular ha encontrado en la Ley de Memoria Democrática su “bálsamo de Fierabrás”, ya que, apelando no a la racionalidad sino al sentimentalismo, se impone de manera absolutamente dictatorial un relato maniqueo y falsario en virtud del cual todo partido de derechas es esencialmente fascista, mientras que todo partido de izquierdas o independentista es progresista, logrando así aglutinar -ya sea por ignorancia, por necedad o por intereses espurios- a cierta parte de la ciudadanía. Son muchos los politólogos que han señalado que ello supone “reabrir viejas heridas” lo cual no deja de ser otra cosa que un eufemismo, ya que lo que subyace en dicho sintagma es la pervivencia de una estructura política caracterizada por la aceptación tácita de una dicotomía basada en el ensalzamiento de la izquierda y la estigmatización de la derecha. En consecuencia, en España no es ya que se estén reabriendo viejas heridas, sino que lo que realmente se está produciendo es una encarnizada batalla ideológica en la que se enfrentan dos proyectos políticos: por un lado, un proyecto socialcomunista, basado en la destrucción de la unidad e identidad histórica y moral de la nación española y la instauración de una república confederal de carácter bolivariano, y, por otro lado, un proyecto liberal-conservador, que apuesta por la unidad de España y la preservación de su historia, principios y valores. Inmersos en esta encrucijada ha llegado la hora de que los españoles decidamos cual de ambos modelos merece nuestra confianza, para de esta forma marcar la senda de nuestro destino. “Alea iacta est”.

 

viernes, 19 de mayo de 2023

Usted también es culpable de la ruina de España

 

Usted también es culpable de la ruina de España

Rubén Arranz

 ¿Acaso el trabajador de un taller, un supermercado o un bar considera que su situación va a mejorar por el hecho de que abaraten el precio del cine a sus padres o paguen la  la mitad del Interrail a sus hijos?

El mundo sería mucho mejor si funcionara la fórmula que propuso el hermano de Alberto Garzón. ¿Que falta dinero en el mercado? No hay problema, se imprime más y se reparte entre los pobres para que puedan pagar la hipoteca, comprar un televisor de 60 pulgadas y veranear en Punta Cana. Es una lástima que los seres humanos optaran desde su origen por otorgar más valor a lo escaso que a lo abundante. Si existiera en la naturaleza más oro que barro, los lingotes dorados se utilizarían para calzar las sillas. Del mismo modo, si los bancos centrales fabricaran trillones de euros en billetes, el papel valdría más por su peso que como moneda de cambio. Lo que puede encontrarse en la naturaleza con un simple vistazo, suele ser barato. Por eso, los metales preciosos son tan cotizados. Por eso, los tontos se pagan con calderilla.

Eduardo Garzón es doctor en Economía, lo cual podría servir para explicar el porqué la mayoría de las universidades españolas son instituciones sin brillo ni interés, que ni impulsan talento ni sirven de refugio moral durante las crisis. Razonamientos como el del hermano del ministro de Consumo deberían chirriar en cualquier institución de educación superior. Porque son tan erróneos como afirmar que la tierra es plana o que las estelas blancas que cruzan estos días los cielos son lanzadas por aviones que, mediante químicos, modifican nuestro comportamiento. ¿Por qué este pseudo-keynesianismo populista tiene tanto arraigo entre los 'intelectuales' patrios, hasta el punto de llegar a creer que la inflación es buena para los pobres? En la respuesta está la causa del problema.

Todas las estupideces conspiranoicas que lanzan tienen sus seguidores. Ágrafos y analfabetos han existido en todas las sociedades. Lo que sucede es que, en tiempos de dificultad, los individuos suelen acercarse peligrosamente a ese terreno, que es el de lo irracional, y prestan mucha más atención a este tipo de chamanes que en momentos de bonanza en los que las cornucopias lucen abarrotadas sobre las mesas. Por eso son tan peligrosas las campañas electorales en períodos de incertidumbre como éste.

El peronismo o el chavismo no habrían empapado a dos países enteros sin la existencia de ese malestar previo y sin la irresponsabilidad e ignorancia de quienes pensaban que sus gobernantes iban a ejercer como genios de la lámpara. Es decir, como cumplidores de sus deseos y liberadores de sus problemas. Hay una máxima que no conviene olvidar en estos casos, y es la que defendió Cioran: "han hecho más daño a la humanidad los idealistas que los ladrones". Los segundos actúan a pequeña escala y generan daños muy localizados. Los segundos visten con vitola de salvadores mientras generan grandes desastres.

La tómbola del Consejo de Ministros

Así que ha llegado otra campaña electoral y el Consejo de Ministros se ha transformado en una especie de tómbola en la que se reparten todo tipo de regalos entre los ciudadanos. Habrá quien los reciba con alegría, al pensar que cualquier prebenda podría aliviar su situación tras meses de subidas del precio de los alimentos y el encarecimiento de sus hipotecas. ¿De veras hay un pensamiento más irreflexivo que ése? ¿Acaso el trabajador de un taller, un supermercado o un bar considera que su situación va a mejorar por el hecho de que abaraten el precio del cine a sus padres o paguen la mitad del Interrail a sus hijos?

Lo mismo ocurre con quienes consideran que los cheques culturales de 400 euros, las hipotecas vitales de 20.000 euros o la rebaja del abono de transporte en 30 euros mensuales van a generar riqueza. Son promesas que se definen como 'electoralistas' porque se plantean para ganar las elecciones, pero también para volver a medir la inteligencia del español medio. Y las urnas han demostrado en demasiadas ocasiones que no está la cosa para tirar cohetes. ¿Cuántos votaron a Pablo Iglesias porque consideraron que iba a repartir entre el pueblo el dinero de la casta? ¿Cuántos ciudadanos se dejan engatusar a la mínima promesa en metálico?

Todo este espectáculo patético no es diferente al que describió Eduardo Garzón en su famoso mensaje. Al final, todo lleva a gastar más de lo que se debe para repartir la pobreza, a cambio de incrementar el número de votos. Es aquello del peronismo, de repartir subsidios y sueldos públicos entre millones de personas para que nos voten, dado que así el Estado se convierte en el sustento de todos ellos. En el benefactor. En el cocinero de la sopa aguada que se reparte entre el pueblo. Que no es nutritiva, pero que evita la desesperación asociada al hambre. Lo peor de todo esto es que el Partido Popular también suele sumarse a todo esto. Así se engordan nichos de votantes cautivos -con un sueldo- y así se fortalece a partidos bisagra que no conocen el interés general... ni les interesa.

Falta de responsabilidad

Sería mucho más efectivo que alguien propusiera seriamente un ajuste del gasto para poder reducir la carga impositiva que afecta a los propietarios de las pequeñas y las medianas empresas, que son los que generan trabajo e introducen a los ciudadanos en el mercado, en el cual tienen más posibilidades de prosperar que si se convierten en esclavos de rentas básicas universales. Lo que ocurre es que esa medida sería racional; y en sociedades cada vez más entregadas a la desesperanza, como es la española, generaría menos réditos electorales que las promesas rimbombantes.

No hace falta disponer de grandes conocimientos de economía para concluir que nada es gratis. Todo tiene un valor y un coste. Cualquier inversión del Estado que no contribuya a generar riqueza, tenderá a conseguir lo contrario. Es el santo y seña de las sociedades desarrolladas. Las que tantas veces se desvían del camino correcto y se entregan al populismo, al clientelismo y a lo irracional.

Pero tan culpables son quienes proponen esos dislates políticos como quienes deciden su voto en función de las 'ayudas' que les prometen, en lo que constituye el acto de mayor ignorancia, pereza y -también- maldad de la vida pública. Porque quien piense que el Estado debe resolver 'lo suyo', se equivoca. Sencillamente, ha enfocado su vida de la manera errónea y ha comenzado a creer en héroes inexistentes. Y quien crea que Pedro y Yolanda van a llenar la cuenta corriente de millones de españoles, pero, a la vez, garantizar que las empresas consideren atractivo este país y los servicios públicos y las infraestructuras estén a la altura, no tiene ni pajolera idea. Está aplicando el 'razonamiento Garzón', que es falso y risible.

Por tanto, antes de votar, convendría hacer examen de conciencia y propósito de enmienda tras plantear la siguiente pregunta: ¿Soy en realidad un 'recoge-nueces'? Porque esa complacencia también es parte del problema. Y esa credulidad con las promesas electorales, sin duda, interesada. Renunciar al esfuerzo y a la esperanza hace sociedades peores. Y quienes tratan de encaramarse al poder a partir de promesas de derroche, deberían hacerse vendedores de concesionario de motocicletas o de viviendas. Su poder de convicción generaría beneficios a sus empresas y no arruinaría países enteros.

 

martes, 16 de mayo de 2023

La brújula moral de Sánchez

 

La brújula moral de Sánchez

Ignacia De Pano

Sánchez no distingue el bien del mal y es nuestro deber ir dándole toques en el único sitio que le duele, la posibilidad de la pérdida del poder

Hay personas que nacen sin brújula moral interna. Personas con una visión utilitarista de la vida que identifican el bien con lo que redunda en su propio interés y el mal con lo que se interponga en la consecución de sus metas. Para este tipo de sujetos no hay más legitimidad que la que les ayuda a colmar la propia ambición. Volcados en sí mismos, su criterio flota inestable en el insondable hueco  que ocupa el lugar donde deberían albergar la conciencia.
Pedro Sánchez tardó en reaccionar a las listas de sangre de Bildu porque no percibió de entrada cuál era el problema que presentaban. Él en primer lugar y, tras él, todos los que en el Gobierno le deben su nómina y coche oficial  decidieron ponerse de perfil ante las primeras preguntas de los periodistas entendiendo que era una polémica más, y en este caso particularmente cansina, de las muchas que jalonan el proceso preelectoral.

Si uso el adjetivo cansina es porque para Sánchez el dolor de las víctimas e incluso su propia existencia como incómodos testigos del mal cometido contra ellas, es algo que le produce una mezcla de hastío, pereza e irritación. Sánchez necesita el apoyo de Bildu para mantenerse en el poder y no entiende que haya otras consideraciones morales que determinen que el comportamiento de una persona decente es renunciar a él si viene de esa mano. La presencia de los testigos, víctimas que se obstinan en sufrir el dolor por la muerte de un ser querido abatido por una de las alimañas hoy reconvertidas en candidatos es algo incómodo que debe neutralizarse de la forma que sea.
Cosas que pasan cuando en vez de conciencia lo que tienes dentro es un hueco insondable.

Parece que en Moncloa carecen de la intuición humana natural que permite entender de forma innata que no se puede premiar al que mata por la espalda y no se arrepiente.

Solo cuando la reacción pública se hizo imparable y en Presidencia del Gobierno comprendieron que no se trataba de una polémica más de las que se traga el ciclo de noticias de 24 horas, sino de un asunto espinosísimo que podía traerles consecuencias letales en las urnas, empezaron a cambiar las reacciones y los argumentarios. Parece que en Moncloa carecen de la intuición humana natural que permite entender de forma innata que no se puede premiar al que mata por la espalda y no se arrepiente. Daltónicos morales, tienen que esperar a ver cómo reaccionan los ciudadanos, a leer qué se escribe en las redes, para llamar a esa mancha que ellos ven parda azul y a esa otra que también ven parda roja. Dijo entonces el presidente, en una respuesta tan preparada como fría, que la presencia de etarras en las listas de Bildu era legal pero no decente. Y tenía toda la razón. El campo de la decencia en este supuesto, mientras los tribunales no se pronuncien sobre el asunto, recae directamente en él. Él tiene que decidir si actúa moralmente o sigue asociado a asesinos para mantenerse en el poder, y esta realidad es así aunque por una extraña maldición toda la población española, salvo el proporcionalmente  pequeño grupo de víctimas, estuviera de acuerdo con él.

 Un Gobierno que clama por la memoria histórica de hace casi un siglo debería tener la coherencia de aplicar los mismos conceptos a la memoria histórica de casi ayer.

Para que haya reconciliación tiene que haber reconocimiento del dolor causado y que los asesinos y los que les han heredado pidan perdón de corazón a sus víctimas.

Con ello no conseguirán evitarles el dolor de sus vidas marcadas para siempre por la injusticia y el sufrimiento pero podrán poner fin a la humillación constante del que se ve vejado cada día de su vida por la prepotencia de sus asesinos. Un Gobierno que clama por la memoria histórica de hace casi un siglo debería tener la coherencia de aplicar los mismos conceptos a la memoria histórica de casi ayer, la memoria histórica que aún es memoria personal y reciente en tantos de nosotros que recordamos con dolor y angustia aquellas mañanas de plomo en las que nos despertábamos con el muerto del día al que luego la nefasta Iglesia vasca insultaba con funerales vergonzantes que marcaban el inicio de una humillación que les acompañaría hasta hoy.
Sánchez no distingue el bien del mal y es nuestro deber ir dándole toques en el único sitio que le duele, la posibilidad de la pérdida del poder, para orientar sus pasos por el camino que cualquier ser humano con conciencia percibiría como el justo. En este caso, que no es decente apoyarse en asesinos para mantenerse en un cargo, porque el dolor de un día de uno solo de los huérfanos de las víctimas abatidas por sus socios  vale infinitamente más que diez legislaturas suyas en el poder. Ojalá no tenga él que vivir un solo minuto del dolor que ellos padecen, ojalá no tengamos que padecerle nosotros a él en la Presidencia de Gobierno ni un solo día más de los legalmente necesarios.

 

lunes, 15 de mayo de 2023

La ¿brillante? gestión económica de Sánchez

 

La ¿brillante? gestión económica de Sánchez

Ignacio Ruiz-Jarabo

 Con la gestión económica de Sánchez, la renta per cápita de los españoles se ha alejado de la europea

 

Desde hace unas semanas, Pedro Sánchez ha incorporado a la relación de las virtudes que se auto atribuye la de ser un gran gestor económico blandiendo envalentonado el éxito, pretendido, que ha obtenido su Gobierno en la gestión de la economía española. Como no podía ser de otro modo, el supuesto éxito es también proclamado por todos sus colaboradores y estudiadamente propagado por los juglares mediáticos del sanchismo. Parece claro que el objetivo es desdibujar la historia económica de nuestra reciente etapa democrática en la que, como hecho demostrado, ha sucedido que cada vez que la izquierda ha perdido el poder ha dejado la economía española hecha unos zorros, desastre que ha tenido que arreglar el Gobierno de la derecha que le ha sucedido. Así ocurrió tanto en 1996 cuando José María Aznar sustituyó a Felipe González como en 2011 cuando Mariano Rajoy hizo lo propio con Rodríguez Zapatero y sin duda así ocurrirá cuando Alberto Núñez Feijóo sustituya a Sánchez.

Los sanchistas se refugian en el burladero que suponen los dos desgraciados acontecimientos acaecidos en los últimos años: la pandemia y la invasión de Ucrania.

El objetivo de esta nueva campaña de Sánchez y de los suyos se ve favorecida por la multiplicidad de indicadores económicos existentes, lo que permite a la propaganda sanchista utilizar torticeramente en cada momento aquel que consideran más favorable para sus intereses intentando tapar el que les perjudica. Así, cuando la inflación interanual estaba desbocada, hemos visto a Sánchez presumir de cómo la intermensual estaba bajando. Cuando ésta sube, Sánchez presume de la escasa disminución de la subyacente. Cuando el importe de la deuda pública alcanza mes a mes un nuevo máximo histórico, Sánchez presume de su ligero descenso en relación con el PIB. Cuando el exceso de nuestra brecha fiscal crece en relación con los países de nuestro entorno, Sánchez presume de haber reducido la tasa de desempleo obviando que la reducción es fruto casi exclusivo del maquillaje estadístico provocado por la contra reforma laboral.

Cuando se programan trenes que no caben por los túneles, Sánchez presume de subvencionar el coste del transporte a los viajeros. Cuando se conoce que hemos tardado más de dos años en recuperar el PIB previo al shock pandémico, Sánchez presume de las previsiones de su futuro crecimiento. Cuando el déficit público es un 60% superior al previo a la pandemia, Sánchez presume de haberlo reducido levemente en el último ejercicio. La verdad, hay que saberle reconocer que es un gran trilero. En eso no le gana nadie. Y, sobre todo lo anterior, para contestar las posibles críticas sobre el mal comportamiento de cualquier variable económica, Sánchez y los sanchistas se refugian en el burladero que suponen los dos desgraciados acontecimientos acaecidos en los últimos años: La pandemia y la invasión de Ucrania.

Con objeto de desnudar el juego sucio sanchista, propongo al lector un sencillo ejercicio de clarificación que permite valorar de manera clara y nítida el resultado obtenido por Sánchez en la gestión de la economía española. Para ello, debe aceptarse que la finalidad última de la gestión económica de un Gobierno es propiciar el aumento de bienestar de los residentes en su país y que el indicador sintético apropiado para medirlo es la renta per cápita. Compartido lo anterior, basta con leer el reciente informe publicado por el Banco de España para comprobar hasta qué punto es incierta la calificación de exitosa con la que Sánchez valora a su gestión económica.

Si antes nuestra renta media era el 87% de la existente en la Unión Europea, ahora es tan solo el 83%. Las matemáticas no mienten

En efecto, según el reseñado informe, en 2019 la renta media de los españoles era inferior en 13 puntos porcentuales a la de los europeos. Pues bien, en la actualidad la diferencia ha aumentado hasta 17 puntos. Expresado de otro modo, si antes nuestra renta media era el 87% de la existente en la Unión Europea, ahora es tan solo el 83%. Las matemáticas no mienten y los datos expuestos demuestran que la gestión económica del Gobierno Sánchez ha sido, es, peor que la realizada en los países de la Unión Europea. Ergo, en comparación con los europeos, Sánchez nos ha empobrecido. Además, por tratarse de un ejercicio comparativo, el sanchismo no puede utilizar como excusas a la guerra y a la pandemia. Ambas circunstancias han afectado también al resto de los países, pero su gestión económica ha sido mejor que la nuestra. En términos comparativos, mientras los europeos se han enriquecido, Sánchez nos ha empobrecido.

Visto lo expuesto, ¿de dónde sacan Sánchez y su tropa política y mediática que el Gobierno ha gestionado bien la economía? Está claro, de la manipulación en el uso de los datos y, en ocasiones, de manipular los propios datos. Pueden decir lo que quieran, cuanto, cuando y donde quieran, pero el dato objetivo es demoledor: Con la gestión económica de Sánchez la renta per cápita de los españoles se ha alejado de la europea. Ese es el resultado global de su "brillante" gestión económica.