domingo, 26 de febrero de 2012

Pío XII

 

 Pius XII with tabard, by Michael Pitcairn, 1951.png

 Eugenio Pacelli, Papa 1939 - 1958

 "Su Santidad, Pío XII, el mejor antidemócrata del mundo," Orgullosamente publicado por Ecclesia, el órgano oficial de la Acción Católica Española.
Le otorga tan ilustre titulo en su afán de darle el máximo homenaje posible que un periódico católico le podría brindar al Santo Padre. Como vimos anteriormente él ayudo a Hitler a llegar al poder en Alemania.
Su política al llegar al poder fue fiel al su predecesor.
Cuando finalmente logran destruir a la Republica Española con las tropas Católicas de Franco, el dictador español recibe un mensaje especial del Papa felicitando a los vencedores:

"Con gran jubilo me dirijo a ustedes, los hijos mas queridos de la España Católica, para expresar nuestras felicitaciones paternales por el regalo de la paz y la victoria con la cual Dios ha elegido coronar al heroísmo cristiano de vuestra fe ... Nosotros le damos, nuestros queridos hijos de la España Católica, nuestra bendición apostólica." [4/17/1939]

Las propiedades de la Iglesia y todos los derechos medievales fueron restituidos. No se permitía ninguna otra religión.
Protestantes y ex-católicos fueron mandados a campos de concentración por rehusarse a asistir a Misa.
Los librepensadores, demócratas, socialistas y comunistas fueron privados de sus derechos civiles, encarcelados o asesinados.
En el campo de las relaciones internacionales, la España Católica apoyo rápidamente a Hitler y Mussolini, este último recibe una carta del dictador español el 26 de febrero de 1941 que dice:

"Nosotros estamos hoy donde siempre hemos estado, en manera determinada y con la firme convicción, [es por esto] que Ud. no tiene que tener ninguna duda de mi absoluta lealtad a este concepto político y a la realización de la unión de nuestros destinos nacionales con los de Alemania e Italia."

Bajo el Papa Pío XII los obispos Católicos se mantuvieron leales a Hitler hasta casi el final de la Segunda Guerra Mundial
(el falso "Kirchenkampf" - solamente se preocupaba de los intereses católicos y ningún Obispo jamás fue molestado ni arrestado por los Nazis, al contrario, la curia católica gozaba del respeto y la admiración de los alemanes.

Mientras Italia y Alemania estaban ocupados creando sus actividades terroristas, el Vaticano apareció con una quinta columna Católica al apoyar al Movimiento Separatista Croata de Yugoslavia, un movimiento clandestino ilegal denominado El Ejercito Nacionalista, compuesto por una banda de terroristas católicos denominados Ustashi (rebeldes).

Estos grupos eran liderados por un abogado llamado Ante Paveliç, un católico fanático y el Arzobispo A.Stepinac, el líder máximo de la Jerarquía Croata.
Cuando la neutral Yugoslavia fue atacada por el Ejercito Alemán en 1941, Paveliç sabia que sus sueños se harían realidad.
El 10 de abril de proclama el estado independiente de Croacia y recibe felicitaciones del Arzobispo Stepinac.
Desde ese momento el nuevo Estado se pone a la tarea de transformase en el Estado Católico por excelencia, como era predicado por la Iglesia.

Las formas más rápidas para lograr sus planes fueron: desalojos en masa, conversiones a la fuerza o simplemente el exterminio de los cristianos ortodoxos serbios los cuales eran un tercio de la población. En pocas semanas atrocidades solo comparables con los campos de exterminio Nazi tomaron lugar.

Decenas de miles de serbios fueron transportados en camiones fuera de sus aldeas para ser asesinados o hacerlos trabajar hasta morir en campos de concentración Ustashi que rápidamente habían sido construidos en lugares como Jasenovac, Stara Gradiska, y Gospic. Muchos de los asesinos eran Frailes Franciscanos, uno de ellos, un tal Padre Miroslav Filipoviç, fue comandante del campo de exterminio de Jasenovac y fue el responsable de la muerte de por lo menos 40,000 hombres, mujeres y niños.


A través del país las conversiones forzadas en masa tomaron lugar, algunas veces los "rebautismos", como eran llamados, eran celebrados con sangre en vez de agua. El Padre Ivan Raguz por ejemplo pedía que se matara a todos los Serbios, incluyendo los niños, "así no queda ni la semilla de estas bestias."

El Papa Pío XII seguía de cerca los eventos en Croacia. Mandaba agradecimientos a la jerarquía eclesiástica de ese país por su excelente administración católica y por los recursos adicionales recibidos. El Devoto Ante Paveliç le enviaba reportes regulares sobre la Catolizacion de la Nueva Croacia. Mientras el Arzobispo Spinac lo proveía con las ultimas cifras de las conversiones forzadas.

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