Despues de una enfermedad
| ¡Máquina miserable y quebradiza |
| Esta que adora la miseria humana! |
| Bronce y hierro parece a la mañana, |
| Y es a la tarde escorias y ceniza. |
| Cuando la juventud la vigoriza |
| De realizar milagros corre ufana; |
| Luego, el choque menor la desengrana |
| Y el aire más sutil la paraliza. |
| ¡Cuerpo, vencido estás! ¡Gratos antojos, |
| Placeres, apetitos, devaneos, |
| Morded de la materia los cerrojos, |
| Y olvidando victorias y trofeos, |
| Quede sólo en el alma y en los ojos |
| La semilla inmortal de los deseos! |
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