El
belicoso proceso de la lengua catalana.
Por
Antonio Cebollero del Mazo
¿El catalán es la lengua propia de Cataluña? No. Es tan falso como
que el mafioso y ladrón Jordi Pujol fuese considerado merecidamente por el
“ABC” en el año 1984 como “español del año”; de
todos estos polvos políticos y mediáticos vienen estos lodos
del actual albañal gubernamental.
Los territorios no hablan, hablan los ciudadanos, las personas.
Los catalanes se expresan, se comunican en dos lenguas propias, el español y el
catalán.
Para el nacionalismo separatista, aldeano y xenófobo la
lengua catalana es el
esqueleto, el pilar fundamental que sostiene las adulteradas e
interesadas pretensiones de creación de un Estado independiente en contra de la
constitución y de las normas que rigen en el derecho internacional; se
convierte en el fuelle que oxigena el fuego permanente de la fragua donde
se concibe, prepara y ejecuta el plan, la siniestra y extemporánea idea de la
secesión.
El herrero, el Vulcano independentista
y auxiliares tienen su morada en la Generalidad, a la
cual se arriman multitud de lameculos y rastreros personajes que
buscan un hueco cálido junto al apocalíptico fuego; taller bien
surtido de toscos, zafios e inventados materiales como el Estatuto o la
historia reescrita y falsificada, que sometidos a un proceso de calentamiento,
“al rojo vivo”, merced a diversos chantajes, aceptados cobardemente por los
diferentes gobiernos de la Nación, que en ocasiones han derivado en pactos de
gobierno vergonzantes o en detrimento y menoscabo de otras Comunidades más
necesitadas, para a continuación a golpe de martillo, CUP, violencia, elementos
antisistema, ERC, leyes anticonstitucionales, exclusión ciudadana….., ir
moldeando estos materiales, dándoles forma hasta conseguir los instrumentos
adecuados y útiles en aras de alcanzar la independencia.
A lo anterior, hay que sumar las décadas que la Generalidad lleva
incumpliendo impunemente las resoluciones de los Altos y Bajos Tribunales
de Justicia sobre el uso de la lengua española y catalana
en la escuela sin que nada ni nadie ponga freno a tamaño despropósito.
A esta Cataluña del nacionalismo chinchorrero y fastidioso,— diseñada en un
alarde de fabulación y mentiras por sus patéticos líderes, que inventan y
deifican unos fingidos caracteres identitarios, utilizados como armas
arrojadizas e hirientes contra más de la mitad de su población y que limitan
los derechos individuales, al imponer una lengua, el catalán, en detrimento,
substitución o abolición del español a través de las llamadas leyes de
Normalización e Inmersión lingüísticas,— no le duelen prendas para establecer
programas de imposición o coacción del catalán en los usos oficiales y
sociales, en el sistema educativo y en los medios de comunicación públicos,
para obligar a que el catalán sea la lengua de relación preferente-exclusiva
para dirigirse a la administración catalana, para multar a comerciantes y
empresarios que no rotulen o etiqueten en catalán o para poder denunciar el
hecho de que algún elemento informativo no esté redactado en catalán.
Lo más grave es el modelo del sistema escolar que establece el
catalán como lengua vehicular obligatoria y exclusiva de la enseñanza; su
aplicación es atentatoria contra el derecho de los escolares y de los padres a
que sus hijos sean educados en su lengua materna si así lo deciden, y esta es
el español en más del 50% de la población; también este modelo afecta al orden
sociocultural, se produce la inmersión en la lengua y a su vez en la cultura y
en la historia.
Para el nacionalismo cualquier propuesta de comunidad lingüística
es inaceptable, además de una agresión contra Cataluña. El español, a pesar de
ser lengua cooficial y común de la mayoría de los catalanes, es considerada por
el nacionalismo irredento y sicópata como un elemento cuya sola existencia
prostituye y reduce las esencias identitarias de su fantástico, perverso
y excluyente mundo.
Los nacionalistas/secesionistas son incapaces de resistir la
tentación monolingüe, no aceptan que el ciudadano sea responsable y libre para
decidir la elección de la lengua, que ellos entienden como que un fraude y un
engaño a su sacralizada identidad.
Como todo proceso revolucionario y totalitario, la inmersión
lingüística está sometida al paso del tiempo y a la adaptación a las
nuevas circunstancias políticas y sociales que se van originando; en su
fase inicial, el concepto de “Inmersión” se
entendió como algo parcial, es decir, no todo el cuerpo de la pretendida
doctrina lingüística sería subsumido, englobado en la acepción holística del
principio de totalidad de la norma, en la actualidad, y considerando la trágica
situación a la que España se ha visto abocada por el despreciable “okupa”
de la Moncloa y su gobierno de malhadados socios, podemos estar en disposición
de considerar la primigenia Inmersión lingüística catalana como una “Sumersión”
total del español en las aguas fétidas del movimiento identitario catalán.
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