domingo, 17 de abril de 2022

Ciencia, anticiencia y religión.

Ciencia, anticiencia y religión según el físico y filósofo norteamericano Victor Stenger

 


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Hace tiempo, antes de morir, el físico norteamericano, filósofo, escritor y columnista además de activo combatiente antisuperstición Victor Stenger escribió un demoledor artículo en la edición estadounidense del medio digital Huffington Post con el provocador título de «The Rising Antiscience» en el que reflexiona (muy lúcidamente a mi entender) sobre el eterno y por desgracia todavía actual debate (o más bien enfrentamiento) entre ciencia y superstición religiosa. Como pienso que en este artículo Stenger da una visión bastante completa del cómo y del porqué del predominio religioso sobre la ciencia en EEUU, me he permitido traducir (humildemente) el artículo completo para hacerlo accesible al público hispanoparlante. Espero que sirva para la reflexión (sobre todo para aquellos científicos y racionalistas «condescendientes» con la religión) porque muchas de sus ideas son también directamente extrapolables a los países de habla castellana. Así que sin más les dejo con el artículo:

El nuevo ateísmo se refiere a un conjunto de ideas que se presentan en una serie de libros de gran éxito que aparecieron entre 2004 y 2007. Hoy en día todavía sigue siendo una visión fuerte aunque minoritaria entre los ateos. Básicamente, los nuevos ateos se diferencian de los viejos ateos por estar más dispuestos a desafiar las creencias religiosas que contradicen la ciencia y la razón involucrándose más en las disputas intelectuales, morales y políticas, incluso con los creyentes moderados.

Los viejos ateos critican estas posiciones por ser demasiado inflexibles. Ellos dicen que tenemos que estar más atentos, ser más cuidadosos para no ofender las «creencias profundamente arraigadas» y trabajar junto con los grupos religiosos moderados si (por ejemplo) queremos sacar el creacionismo de las escuelas. Este punto de vista se encuentra también más comúnmente entre los ateos que son además científicos.

Por supuesto, los nuevos ateos no quieren ver el creacionismo en las escuelas más que los viejos ateos. Pero ellos aunque lo consideran como un problema importante que no debemos ignorar, piensan que el mayor daño que se hace a la sociedad es por el irracional pensamiento mágico asociado a la religión, que penetra en todas las esferas de la vida humana. El creacionismo entonces no sería la causa sino el efecto de este tipo de pensamiento.

La mayoría de los investigadores en activo y de las organizaciones científicas, la Academia Nacional de Ciencias en particular, son acomodaticias. Evitan cuidadosamente enfrentarse a la religión por temor a perder el apoyo público a la ciencia. Pero déjenme decirles algo. Están perdiendo de todos modos. Alentados por la anticiencia de la derecha religiosa, el apoyo político a la ciencia es ahora más bajo que en cualquier otro momento que recordemos.

La administración Bush restringió lo que los científicos a sueldo del gobierno podrían informar al público. Acciones similares se están ejecutando actualmente como una venganza en Canadá por parte de su Primer Ministro, Stephen Harper. Es de señalar que tanto Bush como Harper son cristianos evangélicos.

La administración Obama está más favorablemente inclinada hacia la ciencia, pero esto no se ha traducido en el mantenimiento de un apoyo adecuado para la investigación científica, ya que la investigación en todos los ámbitos, incluido el espacio, el medio ambiente, la energía y la salud, implica sólo un pequeño porcentaje de nuestro gasto militar total.

Una vez Estados Unidos fue el país más importante en ciencia. Hoy en día los descubrimientos más importantes se están realizando en otros lugares. Pocos jóvenes doctores en ciencias en los EEUU tienen la esperanza de conseguir un puesto post-doctoral y prácticamente ninguno tienen esperanza de continuar una carrera en el mundo académico.

Mientras tanto, nuestras escuelas están produciendo una generación de analfabetos científicos. En una lista que clasifica la alfabetización científica de los jóvenes de 15 años, los EEUU se encuentran en el puesto número 29 de entre todas las naciones desarrolladas.

Muchos de los que escriben sobre el tema culpan a los científicos estadounidenses por hacer un mal trabajo al comunicar la ciencia al público. Si bien es cierto que los científicos no suelen ser grandes comunicadores, la mayoría del público no aprende ciencia de los científicos, sino de personal no experto, como profesores, periodistas y escritores populares. Por otra parte, las encuestas muestran un índice creciente de respeto por el papel que juega la ciencia en la mejora de la vida humana como es el caso de la medicina y la tecnología.

Por lo tanto, usted se podría preguntar: ¿Cuál es el problema? ¿De dónde viene toda esta hostilidad hacia la ciencia?

Pienso que la respuesta es clara. La hostilidad no se dirige hacia las aplicaciones prácticas de la ciencia, como la medicina y la tecnología, sino a los desafíos que la ciencia básica abre sobre las opiniones religiosas de la mayoría de los estadounidenses. Por desgracia, la mayoría de los estadounidenses no parecen darse cuenta de que la investigación científica básica es el fundamento de las aplicaciones científicas que posteriormente son tan bienvenidas.

Echemos un vistazo a algunos de los conflictos entre la ciencia y la religión que tienen un impacto importante en la sociedad. Por supuesto, la evolución es caso más familiar, así que vamos a hablar de ella en primer lugar. En una encuesta que incluía 33 países de Europa más Japón, sólo la Turquía musulmana tenía una creencia más baja en la evolución que los Estados Unidos.

Los evangélicos y los fundamentalistas ven la evolución como una amenaza a su creencia en la infalibilidad de las Escrituras, y por supuesto lo es. Ningún compromiso es aquí posible. Sin embargo, la Iglesia Católica y las iglesias protestantes moderadas dicen que ellos aceptan la evolución.

Pero eso simplemente no es verdad. Escuchando lo que los líderes de ambas iglesias y sus rebaños dicen en realidad que creen, muestran que no es en la evolución tal y como la entiende la ciencia. Todos los cristianos del Papa hacia abajo insisten en que la evolución está dirigida por Dios. Eso no es evolución. Eso es diseño inteligente. El punto fundamental de la teoría de la evolución de Darwin es que funciona basada en la variación aleatoria. No hay ningún Dios en la evolución darwiniana.

Por supuesto, la evolución no es el único campo de batalla estos días entre la ciencia y anticiencia. La segunda gran zona de combate es el cambio climático. No puede haber nadie que discuta el hecho de que el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera está muy por encima de lo que se esperaría de forma natural y esto está causado por la quema de combustibles fósiles. Y la física más simple nos dice que esto dará lugar a un calentamiento global debido al efecto invernadero.

Mucho se ha dicho recientemente sobre el hecho de que las temperaturas medias globales no han aumentado significativamente en la última década más o menos. Pero este es un período demasiado corto para indicar una tendencia ya que las fluctuaciones de temperatura son grandes medidas de año en año. De hecho, los modelos climáticos predicen que el aplanamiento del gráfico ocurrirá ocasionalmente como resultado de los ciclos de refrigeración naturales de los océanos, en especial del Pacífico, que transportan mucho del calor de la superficie de la Tierra.

Simplemente tenemos que mirar todos los datos, no sólo una muestra escogida que apoye nuestras ideas preconcebidas. El hielo ártico sigue retrocediendo. El Paso del Noroeste ya está abierto al tráfico comercial. Los EEUU están experimentando mediciones de calor récord.

Durante años los climatólogos han predicho que el calentamiento global causado por la actividad humana está conduciendo a un aumento en la frecuencia de fenómenos metereólogicos violentos. Consideren los recientes acontecimientos climáticos en mi estado, Colorado. Hemos sufrido dos incendios inusualmente destructivos, un tornado sin precedentes muy cerca de las montañas y ahora una inundación casi bíblica. Y recientemente hubo huracanes de arena en la costa este del páis, el gran tornado en Oklahoma City y el Katrina.

Aunque esto es anecdótico, he estado estudiando las series de datos y sin duda ha habido un aumento estadístico de tormentas violentas en todo el mundo durante la última década más o menos. Así que seguro que esto se parece mucho a las predicciones científicas que se están dando.

Sin embargo, todavía escuchamos a la gente decir que todo el asunto del calentamiento global es un engaño, cocinado (sin doble sentido) por científicos sin escrúpulos para conseguir más fondos del gobierno. ¿Qué han hecho los científicos para merecer tanta desconfianza? Nada más que presentar hechos que entran en conflicto con la «profunda convicción» de muchos cristianos de que Dios nunca permitiría tal cosa.

En 2009, John Shimkus  republicano por Illinois, y miembro del Comité de Comercio y Energía de la Cámara de Representantes de EEUU, sostuvo que el cambio climático es un mito porque Dios le dijo a Noé que nunca más volvería a destruir la tierra con un diluvio (Gen 8:21 -22). Se le ve en el vídeo diciendo, «La tierra sólo terminará cuando Dios declare que es hora de terminar. El hombre no va a destruir la tierra. Esta tierra no será destruida por una inundación …. Creo que la palabra de Dios es infalible, inmutable, perfecta. »

Ahora bien, no es una sorpresa que los barones de los combustibles fósiles y los políticos que reciben su apoyo financiero estén detrás de toda esta propaganda mundial de la negación del calentamiento global. Ellos han adoptado muchas de las técnicas de desinformación desarrolladas por la industria del tabaco hace una generación con el fin de poner en duda la evidencia científica que conectaba fumar con el cáncer y otras enfermedades. Estas incluyen: (1) sembrar dudas incluso sobre la evidencia científica más indiscutible y (2) promover a portavoces científicos que tergiversen los ​​hallazgos científicos publicados en revistas de revisión por pares o seleccionen hechos sesgados en sus intentos de persuadir a los medios de comunicación y al público de que todavía hay un debate serio entre los científicos sobre si la quema de combustibles fósiles ha contribuido al calentamiento global y que el calentamiento causado por el hombre tendrá graves consecuencias.

Tal vez no es de extrañar que las compañías petroleras y del carbón recurran a tácticas deshonestas para proteger sus inversiones – el feroz mundo de los negocios es lo que es. Lo que es sorprendente es la cantidad de gente normal y corriente que cae en sus mentiras. Se podría pensar que la mayoría de personas no tienen nada que ganar y todo que perder con su oposición a las medidas para reducir el impacto del cambio climático.

Una vez más, algunos pocos científicos y ateos acomodaticios están dispuestos a reconocer públicamente el papel de la religión. Pero los hechos hablan por sí mismos. Una encuesta reciente mostró que sólo el 31% de los evangélicos creen en el calentamiento global, mientras que el 58% de los no afiliados a ninguna iglesia no sólo creen que la Tierra se está calentando sino que están de acuerdo con que ello es el resultado de la actividad humana.

Vamos a tratar de ver lo que la objeción religiosa al calentamiento global antropogénico puede ser. Una organización llamada «The Cornwall Alliance for The Stewardship of Creation» [Alianza para la Administración de la Creación] ha publicado recientemente lo que llama «Una Declaración Evangélica sobre el Calentamiento Global.» He aquí algunas citas seleccionadas de ese documento:

* «Creemos que la Tierra y sus ecosistemas – creados por el diseño inteligente y el infinito poder de Dios y sostenidos por Su fiel providencia – son robustos, resistentes, auto-regulados y auto-corregidos, admirablemente adecuados para el florecimiento humano y para mostrar Su gloria. El sistema climático de la Tierra no es una excepción. El reciente calentamiento global es uno de los muchos ciclos naturales de calentamiento y enfriamiento de la historia geológica.»

* «Negamos que la Tierra y sus ecosistemas sean frágiles e inestables productos del azar y en particular que el sistema climático de la Tierra sea vulnerable a la alteración peligrosa debida a cambios minúsculos en la química atmosférica. El reciente calentamiento no es ni anormalmente grande ni anormalmente rápido. No hay evidencia científica convincente de que las contribuciones humanas a los gases de efecto invernadero estén causando un calentamiento global peligroso.»

* «Negamos que el dióxido de carbono – esencial para el crecimiento de las plantas – sea un contaminante. La reducción de gases de efecto invernadero no puede conseguir una reducción significativa de las temperaturas globales en el futuro y los costos de estas políticas superaría con creces los beneficios.»

El negacionismo del calentamiento global es sólo una parte de la creciente desconfianza hacia la ciencia en los Estados Unidos, y además de lo que acabo de describir no se limita a los evangélicos y a los conservadores. La ciencia es vista por mucha gente, incluyendo muchos liberales, como un grupo de intereses especiales que no siempre sirven adecuadamente a los intereses del público.

No cabe duda de que algunos miembros de la comunidad científica, como aquellos que trabajan para las industrias contaminantes y para los gigantes agrícolas, no siempre han actuado para el bien común. Los científicos honestos tienen que exponer y trabajar más duro para recuperar la confianza del público. Tienen que salir de la comodidad de sus laboratorios y defender la ciencia – su profesión – por su propio interés y por el bien público.

Los beneficios de las empresas son la fuerza que hay detrás de la negación del cambio climático. Pero el negacionismo no sería tan efectivo si sus autores no fueran capaces de explotar el comportamiento anticientífico inherente a la fe religiosa.

La fe no sería una fuerza negativa en la sociedad si ella tratara sólo sobre la religión. Sin embargo, el pensamiento mágico que se encuentra profundamente arraigado siempre que la fe ciega prevalece sobre los hechos impregna todas las áreas de la vida. Él produce un estado de ánimo en el cual los conceptos son formulados con profunda pasión, pero sin la más mínima atención a la evidencia que apoya esos conceptos.

Desde sus inicios en la prehistoria, la religión ha sido una herramienta utilizada por aquellos que están en el poder para conservarlo y mantener a las masas controladas. Esto continúa hoy en día en tanto los grupos religiosos son manipulados para trabajar en contra de los intereses de los propios creyentes en temas como la salud y el bienestar económico poniendo en duda las bien establecidas conclusiones científicas. Esto no sería posible si no fuera por las visiones del mundo diametralmente opuestas que tienen la ciencia y la religión.

Tengo una petición urgente para los científicos y para todos los racionalistas. Tenemos que centrar nuestra atención en un objetivo, que no se alcanzará en el curso de la vida de los más jóvenes de entre nosotros, pero que tiene que lograrse algún día si la humanidad quiere sobrevivir: Ese objetivo es la sustitución de la fe tonta y sus vanidades por algo más sublime – el conocimiento y la comprensión que se base firmemente en la realidad observable.

 

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