El Ser Imaginario - Capítulo 7 (El Fraude de la Fe)
“Una señal inequívoca del amor a la verdad, es no mantener ninguna proposición con mayor seguridad de la que garantizan las pruebas en las que se basa.”
John Locke, pensador inglés, considerado el padre del empirismo y del liberalismo moderno. (1632 - 1704)
Fraude - (Acción que resulta contraria a la verdad y a la rectitud.)
Es sencillo tener fe, sólo es necesario sumirnos en la más absoluta ausencia de facultades críticas y asimilar toda clase de enunciados fantásticos. De hecho, practicarla, supone sostener la negación como una virtud y evadir el discernimiento en nombre de una convicción.
La práctica de la fe implica una aceptación sin fundamentos ni evidencias, así como la anulación de toda duda. (1) Otorga legitimidad al dato revelado por sobre la guía de la razón y confiere a la intuición un papel preponderante en el proceso de adopción de creencias; definiendo así la naturaleza subjetiva de éstas. La fe no es una fuerza interior o una necesidad humana, sino un paradigma religioso; inculcado y fomentado como medio para la asimilación de propuestas dogmáticas. La fe no es tampoco una virtud, dada su naturaleza opuesta a la razón y a la verdad. Encontramos en la fe, al más vil de los dogmas; aquel que ciega el entendimiento y enaltece la negación de nuestras percepciones. Sostener la existencia de algo por fe, es equivalente a entender como real, aquello que nuestros sentidos nos demuestran que, de hecho, no lo es. En ella sólo hay vacío, negación e ignorancia, es la manifestación de una mentalidad primitiva.
La fe no es un medio de conocimiento, sino el medio para sostener una negación, y la negación nos impide alcanzar cualquier conocimiento.
No existe fe donde hay evidencias, no existe Dios donde hay cuestionamiento, y es imposible que estos conceptos convivan ya que se anulan respectivamente; de ahí que la fe sólo sea posible si no se racionaliza.
El proceso sistemático de anulación intencional de las facultades críticas que la fe supone, favorece la disminución del pensamiento constructivo y transforma a las personas en crédulas y rudimentarias. Básicamente, quien puede creer en un ente invisible que vive en el cielo y crea universos porque un libro lo dice, puede creer cualquier cosa sin necesidad de comprobar nada.
El inmenso fraude de la fe, se basa en la necesidad de creer sin fundamentos, en perseguir un propósito irreal, en asumir que no podemos pensar por nosotros mismos, en disminuir la capacidad analítica, en ignorar las evidencias, y, en definitiva, en adoptar la ignorancia como forma de vida. La fe es un intento de controlar voluntades, de enaltecer la ignorancia y de negar el valor de la verdad.
¿Cómo funciona la fe?
El sistema religioso, propone la creencia en un Ser intangible como única alternativa para la salvación. Nuestro propósito, es reverenciar algo que no podemos ver, comprobar ni analizar; ya que se supone más allá de nuestra comprensión. Por lo tanto, la única alternativa es creer sin sustento de evidencia, ya que cualquier análisis destruiría la creencia por ausencia de respuestas.
En realidad, ningún planteo es inválido por ausencia de respuestas, muy por el contrario, la ausencia de respuestas justifica el planteo. He aquí la fragilidad del mito, Dios es tan poderoso, que depende de mentes inseguras para existir. Es un Ser tan frágil e inverosímil como cualquier criatura de libros infantiles. De hecho, se lo puede destruir tan sólo con el discernimiento.
Cercenar las capacidades de cuestionamiento y análisis, transformándolas en contrarias a la voluntad de un ente incuestionable, ha sido el método utilizado históricamente por el sistema religioso para imponer el más irracional de los fundamentos; la fe.
Pero; ¿Cómo es posible que tantas personas anulen su capacidad analítica para vivir una fantasía?
La Evolución, no sólo posibilitó nuestro raciocinio, sino también la capacidad de adecuación al entorno. Esto significa, que no todos poseemos las mismas aptitudes intelectuales, dadas nuestras situaciones socio ambientales; así como también esquemas psicológicos y biológicos. Y, si es así, podemos inferir que, a menor nivel intelectual, menor es también el grado de análisis que ejercemos sobre lo que nos rodea, incluidos los mitos religiosos.
La idea básica del concepto evolutivo, es que cada adaptación tiende a producir una mejora, y el resultado es siempre una criatura más adaptada y eficiente. Por ejemplo, un ave de plumaje colorido, puede tener las plumas un poco más coloridas que otra. Como unas plumas más coloridas sirven para atraer a las potenciales parejas, tenerlas brinda más posibilidades de aparearse, y, por tanto, de reproducirse exitosamente. Puede que las crías también tengan las plumas coloridas como su padre (2) y con el tiempo, puede que evolucione un nuevo tipo de ave con plumajes mucho más coloridos. De la misma manera, el intelecto evoluciona a través de la experiencia, y puede luego ser heredado o aprendido por las crías. En el caso de los humanos, el intelecto se desarrolló de manera diferenciada de otros seres, y, evidentemente, es único en la Naturaleza. Es así como pasamos del pensamiento pre lógico de nuestros antepasados, al surgimiento de los primeros rasgos de razonamiento concreto y analítico. Este proceso de contemplación del entorno y de comprensión de los mecanismos naturales, ha sido el motor del intelecto y la base del desarrollo humano.
El raciocinio, que ha sido la principal herramienta de supervivencia humana, no ha evolucionado de manera homogénea en todos los ámbitos de nuestro planeta. Así como cada continente posee diferentes terrenos y climas, los seres humanos que habitan estos entornos poseen diferentes adaptaciones físicas, también producto de la Evolución: color de la piel y del cabello, altura, mayor o menor vellosidad en las extremidades y torso, tolerancia al sol o las bajas temperaturas, etc. De igual manera, el desarrollo cognitivo está supeditado al entorno y a las necesidades de subsistencia de quienes en él habitan, o bien, a los desafíos intelectuales o acceso a la preparación con que nos topamos durante nuestra vida.
Esto explicaría las diferencias intelectuales entre individuos y la permeabilidad al mito de sujetos escasamente inquisitivos, y que esto se dé con mayor énfasis en los países más pobres. Las religiones necesitan de la pobreza, ya que se nutren de ella, así como de la ignorancia que conlleva. Sencillamente, no hay mejor presa que las personas poco instruidas. Después de todo, ¿no es acaso razonable, que la porción de la sociedad con menor acceso a las herramientas de análisis, sea también la más permeable de aceptar un sistema opuesto a la obtención de fundamentos sólidos? La fe, como toda construcción socialmente asimilada, genera consensos, legitima el accionar o perpetúa los sistemas de pensamiento indistintamente de su validez.
El creyente, usualmente sostiene que su fe tiene como fundamento una convicción, un criterio propio e inalterable de naturaleza muy personal. Pero, me pregunto; ¿Cómo podría nadie saber que está siendo manipulado? Sencillamente no podría, a no ser que las herramientas de juicio actúen de manera oportuna al respecto de la naturaleza del hecho. He aquí las consecuencias del funcionamiento rudimentario y la aceptación no razonada. (4)
Invocar la fe implica, en reglas generales, la obtención una inmediata identificación con la virtud y la pureza. De hecho, la fe funciona como un instrumento de persuasión sentimental, algo así como un catalizador de los buenos actos. Esto parte de un consenso social, de la identificación del individuo con la condición de “buen cristiano”. Tal es el soporte de sentido social de la fe.
Para tener fe, es necesario ignorar las percepciones de la realidad y adoptar afirmaciones arbitrarias o sin base aparente. ¿Qué podemos esperar de un ser humano esclavizado por las supersticiones? ¿Cómo debemos manejar el conocimiento para que éste nos libere del vacío de la fe? Una sola respuesta es oportuna en ambos casos: el único camino es la razón, ningún mito puede suplantar al conocimiento. La razón se fundamenta en el discernimiento, mientras que la fe se basa en supuestos.
La fe nos niega la posibilidad de tener las pruebas al alcance de nuestras capacidades cognitivas, sin embargo, nos exige creer aún a costa de nuestra autoestima intelectual. La fe descalifica al sabio y fortalece al necio, da lugar a que las naciones fuertes se abalancen sobre las débiles, y sirve como medio de legitimación para el totalitarismo ideológico. (5) La fe desnaturaliza al ser humano y lo transforma en insignificante, le quita su bien más preciado, el pensamiento, y lo vapulea para obtener credulidad. La fe desarma al ser humano frente al mundo y se nutre de su ignorancia al punto de sustituir el razonamiento por algo mucho más redituable.
El hombre veraz, despojado de ambigüedades y totalmente preparado para asumir los retos de la realidad, aquel que Nietzsche (6) ponderara en su obra; en él debemos convertirnos. La veracidad debe ser la pauta para la obtención del conocimiento objetivo. Uno basado en patrones lógicos que nos permitan la lucidez intelectual, y nos brinden la posibilidad de negar cualquier absurdo. Allí debemos abrevar, distinguiéndonos de quienes han optado por la mediocridad, analizando la realidad para comprender los parámetros que la definen. Nunca debemos renunciar a esta búsqueda, a la honestidad intelectual y el compromiso con el verdadero conocimiento. Cuando la fe prevalece, la razón es desdeñada para morir en el abismo del desconocimiento, la luz se torna oscuridad y todas las verdades se tuercen para adecuarse a los designios de una divinidad imaginaria, que la misma fe, disfrazada de virtud, nos ha exhortado a perpetuar…
1. Ya en el siglo II de nuestra era, el filósofo griego Celso, se cuestionó la implementación de conceptos religiosos, hasta ese momento desconocidos, como la “fe” y la “salvación”.
Los primeros cristianos, promovieron esos paradigmas y los divulgaron por toda Roma. Estas ideas, eran absurdas para Celso, quien las ridiculizó en su obra “El Discurso Verídico”.
Celso argumentó que la fe obliga a una aceptación inmediata e incondicional, y que no existen razones valederas para tal confianza en un salvador que no demostró merecerla en primer lugar.
2. En el reino animal, sólo los machos presentan rasgos distintivos destinados a la atracción del sexo opuesto. Según Darwin, los caracteres que aumentan el éxito reproductivo a nivel individual, pueden evolucionar, aunque esto implique una desventaja a nivel de supervivencia para el individuo. Esto se conoce como “selección sexual”.
3. Estados Unidos, es uno de los países más poderosos económicamente, y sin embargo uno de los más aferrados al cristianismo evangélico. Pero es de destacar, que el norteamericano promedio, se encuentra entre las personas más desinformadas y supersticiosas el mundo. No sólo eso, en los Estados Unidos, la religión es un inmenso negocio que deja millones de dólares libres de impuestos por año, y es inculcada por el estado desde la niñez. Además, el cristianismo evangélico prácticamente adoptó este país como su sede principal, y es allí precisamente donde nació el movimiento creacionista del Diseño Inteligente.
4. La manipulación consiste es hacer creer al individuo que la idea adoptada es en realidad producto de su propia toma de decisiones y no ha sido manipulado de forma externa. De lo que se deduce, que se trata de un proceso, del cual, el sujeto, debe estar exento de comprender.
5. La fe es un estupendo legitimador del totalitarismo ideológico, ya que es igualmente válida como fundamento para cualquier creencia. Esto favorece que el fanatismo religioso sea tolerado y las posturas más inconsistentes desde el punto de vista histórico, filosófico o incluso racional, sean socialmente toleradas e incluso legitimadas.
6. Para Nietzsche, la veracidad es la antítesis de la fe y las convicciones que reemplazan a la rectitud, es decir, de aquello que nos aleja de las verdades y nubla el entendimiento. Ya desde sus primeras obras, el filósofo demuestra un evidente interés por la veracidad y su aplicación al conocimiento. La veracidad, jugó un papel fundamental en su concepción filosófica.
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