jueves, 7 de abril de 2022

El Ser Imaginario - Capítulo 4

El Ser Imaginario - Capítulo 4 (El Diseño Inteligente)
¿Un Universo Finamente Ajustado?
(Sobre el Creacionismo, segunda parte)

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"Si quisiéramos postular la existencia de una deidad capaz de crear la organizada estructura del mundo, esta deidad en primera instancia debería de ser mucho más compleja que su creación. Los creacionistas simplemente explican la complejidad de la vida postulando una aun más inexplicable y compleja forma de existencia superior. Si nos damos el lujo de postular dicha complejidad e inteligencia superior sin ofrecer ninguna explicación al respecto, bien podríamos ahorrarnos su tratamiento y sencillamente postular la existencia de la vida y complejidad de nuestro mundo tal cual lo conocemos a través de medios quizás muy improbables pero no inexplicables."
 
Richard Dawkins, etólogo, zoólogo, teórico evolutivo y divulgador científico británico. (26 de marzo de 1941)

Los cristianos evangélicos, principalmente en los Estados Unidos, han incorporado recientemente nuevas visiones y reinterpretado sucesos relacionados con el inicio del Universo. El principal resultado de esta interpretación es el Creacionismo. Se denomina así, a la creencia inspirada en dogmas religiosos y apoyada por desarrollos teóricos pseudocientíficos, que dicta que la Tierra y cada criatura existente provienen de un acto de creación obra de un Ser divino. El Creacionismo, es representado por movimientos anti evolucionistas, tales como el Diseño Inteligente, cuyo principal objetivo es obstaculizar o impedir la enseñanza de la Evolución biológica en las escuelas y universidades. La propuesta del Diseño Inteligente, es un argumento muy difundido por los creacionistas. Se trata básicamente de incorporar a Dios como causa primera de todo lo existente, basándose en el concepto de “rastros de inteligencia presentes en la creación”. Un subproducto de este argumento, es la hipótesis del “universo finamente ajustado para la vida humana”.

El movimiento del Diseño Inteligente, apareció y se desarrolló en los Estados Unidos en 1987. Su postura ideológica, se opone a la idea de que los seres vivos se hayan diferenciado a través de un proceso de evolución natural sin la intervención directa de Dios; al considerarlo el creador de las leyes de la naturaleza. También establece la diferenciación entre lo diseñado y aquello que es producto del azar, atribuyendo el diseño de las entidades biológicas a Dios, ya que argumentan, que su complejidad imposibilita que existan por azar. De cualquier manera, es una postura sin sustento; ¿por qué?

Un artefacto eléctrico fue evidentemente diseñado, no puede existir por azar. Una escultura o una pintura, fueron seguramente planeadas y diseñadas, tampoco pueden existir por azar. Es altamente improbable que los materiales tomen formas complejas reconocibles por el ser humano. Las células del cuerpo humano, así como cualquier sistema biológico, son mecanismos muy complejos también, y, siguiendo la misma lógica, no pueden existir por azar. Bien, en los dos primeros ejemplos se trata de elementos no biológicos, pero las células y los sistemas biológicos, son organismos vivientes, y están sujetos a tres factores que los anteriores elementos no: reproducción, mutación y selección natural. Es aquí precisamente donde el argumento del Diseño Inteligente deja de ser viable.
No es erróneo afirmar que una edificación fue construida, o que un cuadro o escultura fueron obras premeditadas, ambos son, en sí mismos, pruebas innegables de que fueron diseñados, ya que no hay explicación alguna para un origen natural de cualquiera de ellos. Pero no podemos decir lo mismo de la vida sobre la Tierra. En este caso, existe una explicación que es cien por ciento de origen natural, y me refiero a la Evolución. Los objetos manufacturados y creados por el hombre, no se adaptan a su ambiente, no se reproducen, y, consecuentemente, tampoco evolucionan ni mutan conforme su entorno se modifica.
 
Los procesos de reproducción, mutación y selección natural, pueden definirse como altamente improbables, pero, de hecho, suceden, y, en realidad, nada hay de azaroso en ellos. Podemos decir que existen evidencias de sucesos infinitesimalmente improbables, que se han dado gracias a la Selección Natural, como mutaciones de animales que, gracias a sus adaptaciones, pueden cambiar su forma física o color para mimetizarse.

El camaleón o el calamar, pueden cambiar su color y forma. Algunos incluso, han adaptado su organismo para habitar brevemente en ambientes que les son ajenos, por ejemplo el Martín Pescador, que desarrolló un plumaje impermeable para zambullirse bajo el agua por breves períodos, o el pez sapo, que puede vivir fuera del agua por horas para luego regresar sano y salvo. Además de lo anteriormente expuesto, el concepto en el que se basa la teoría es inconsistente, ya que propone a un creador incomprobable, y, por consiguiente, no pasa de ser más que una mera especulación infundada.

Llegamos entonces indefectiblemente a la única conclusión posible: la Selección Natural y consecuentemente la Evolución, son las verdaderas fuerzas modeladoras de los seres vivos.

Los creacionistas, han impulsado con fervor la idea de que el Universo ha sido ajustado para la vida humana. Han realizado toda clase de argumentaciones, dando cuenta de la supuesta evidencia de ello, y de su concepción de un propósito implícito en nuestra existencia, mismo que, según sostienen, es sólo conocido por Dios. Ellos argumentan, que es tan importante que todas las fuerzas que rigen la vida tengan el valor exacto, que el Universo debe haber sido afinado por un Ser inteligente. La gravedad es la adecuada, las fuerzas electromagnéticas son las adecuadas, y todo a nuestro alrededor es un Edén para el disfrute humano. Por otro lado, afirman que es tan infinitesimalmente improbable que estas condiciones se dieran por azar, que no hay otra explicación posible más que un diseño pensado para el ser humano, y, obviamente, implican que todo esto es obra de Dios.
 
Lo que el Creacionismo no tiene en cuenta, es que si el Universo no fuera como es, la vida nunca hubiera surgido, eso es precisamente lo que ellos tan ingenuamente definen como perfección; que los valores de todas las fuerzas físicas permitan la subsistencia.
 ¿Cómo pueden los creacionistas interpretar que el Universo fue diseñado para el disfrute del ser humano? Sólo basta con analizar nuestro mundo objetivamente para concluir lo contrario.
 Según los conocimientos cosmológicos actuales, menos del uno por ciento del Universo tiene posibilidades de sustentar la vida, es decir, el 99 por ciento del mismo no es habitable. En el caso de la Tierra, el 98 por ciento del planeta no es habitable. Hablamos de océanos y ríos, así como de lugares demasiado altos donde no hay oxigeno o demasiado profundos donde la ausencia de luz o el calor extremo complicarían en gran medida la subsistencia.
 
Los accidentes naturales que atentan contra la vida humana son innumerables: tornados, maremotos, huracanes, tsunamis, avalanchas, incendios forestales, volcanes, terremotos etc.
 Los animales en diferentes ambientes salvajes también atentan contra nuestra vida: tigres, leones, osos, tiburones e infinidad de animales venenosos como serpientes, arañas y algunas clases de peces. Tenemos también a las bacterias y virus, que nos pueden aniquilar por cientos.
 Los defectos de diseño del cuerpo humano tampoco parecen avalar el argumento del diseño divino, ya que nuestra constitución debería ser eximia y no presentar fallas si ese fuera el caso, pero la realidad es que poseemos muchos defectos de diseño.
 
¿Por qué utilizamos el mismo conducto para respirar y para tragar? ¿Por qué poseemos pseudo genes así como ARN y proteínas no funcionales, si no cumplen función alguna? Y lo más significativo de todo; ¿por qué los fetos humanos desarrollan cola y pseudo branquias en una etapa temprana que después terminan por eliminar? ¿No son acaso éstos, vestigios de evolución?

Sobre el argumento creacionista, que califica de altamente improbable que las condiciones para la vida se dieran por azar, me pregunto; ¿La altísima improbabilidad de que la vida surgiera, imposibilita que el Universo exista sin la intervención de un Ser creador? En lo absoluto. La alta improbabilidad de que ocurrieran determinados sucesos, no es fundamentación alguna. Sigue siendo necesaria evidencia para sostener la existencia de algo. Por lo tanto, este argumento es irrelevante.
 
Teniendo en cuenta lo expuesto, podemos concluir que la hipótesis de un universo ajustado para la vida humana, así como el Diseño Inteligente, no poseen sustento, y ni tan siquiera pueden considerarse razonamientos válidos en sí mismos; ya que están basados en una paradoja. Para entender el por qué de esta afirmación, dos ejemplos de las posibles interpretaciones de la teoría, y cómo la paradoja se aplica en cada caso. Existen dos formas de entender la necesidad de un Ser creador según esta teoría:
 
Podemos decir que la vida humana es tan compleja, que un Ser más complejo aún, nos diseño a nosotros y a nuestro Universo. O bien, interpretar que hay rastros de inteligencia en la creación, y concluir que un ente cognoscente nos creó.
 
Cualquiera de estas dos proposiciones encajaría en la propuesta del Diseño Inteligente, según se dé prioridad al concepto de complejidad, y la necesidad de alguien que diseñe dicha complejidad, o bien al concepto de inteligencia inherente en la creación. Ahora bien, si creemos que somos muy complejos, y en consecuencia un Ser más complejo debió crearnos, podemos seguir la misma lógica hasta las últimas consecuencias y suponer que a este Ser complejo lo debió crear un Ser más complejo aún, y a su vez a este Ser complejo que creó al otro Ser complejo, que a su vez nos creó a nosotros, lo debió crear un Ser mucho más complejo, y así sucesivamente hasta el infinito; he aquí la paradoja. En algún punto, se podría argumentar que Dios no necesita ser creado, pero esta afirmación negaría la idea primera, que todo lo complejo necesita ser creado, y, al negarla, estaría negando la teoría por completo; nuevamente estaríamos frente a una paradoja. También se podría suponer que Dios está más allá de nuestra comprensión, y, por lo tanto, permanecer ajeno a las leyes lógicas y simplemente haber existido siempre. Pero no sería factible saberlo, ya que, si así fuera, no habría manera de comprobarlo por referirnos a un Ser sobrenatural. Sería prácticamente imposible discernir sobre sus características, y menos aún especular sobre si necesita o no ser creado; por lo tanto, no tendría sentido como argumento. En consecuencia, el argumento de que todo lo complejo, lo inteligente o lo perfectamente adaptado a su entorno necesita un creador, falla, y no es sostenible racionalmente.
 
El pensamiento creacionista, nos dice que existe un propósito para todo en el Universo, y que éste es sólo conocido sólo por Dios; nos referimos al sentido de la vida precisamente.
 Todo propósito es el objetivo que tiene una cosa o una acción, y se manifiesta de forma deliberada y voluntaria. ¿Podemos atribuir estas cualidades al Universo, con base en la hipotética existencia de una entidad de la cual nada sabemos? Evidentemente no.
El problema del ser humano con respecto al conocimiento, es el de poder abordarlo de manera contundente, absoluta y definitiva. El verdadero inconveniente, por tanto, es la imposibilidad de alcanzar dicha meta por medio de nuestra limitada humanidad.
 
El objetivo de la vida, es el que uno posea para sí, no existen objetivos universales, ni seres sobrenaturales que dicten dichos objetivos o rijan nuestro destino. Podemos entender nuestra existencia como un fin en sí mismo, y no como un proceso cuyo fin debemos alcanzar. Esto también torna inconsistente la especulación sobre el sentido de ésta; ya que no existe motivo para pensar que dicho sentido exista.

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