jueves, 7 de abril de 2022

El Ser Imaginario - Capítulo 2

 El Ser Imaginario - Capítulo 2  (El sistema de la Creencia) 

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“La superstición y la tiranía han invadido el mundo; hacen de él un calabozo tenebroso, en el cual el silencio no es turbado más que por los clamores de la mentira o los sollozos que la opresión arranca a los cautivos. Estas dos furias, siempre vigilantes, impiden que la luz se abra paso en su sombría morada; no soportan de ningún modo que se esclarezca o conforte a los esclavos, a quienes la ignorancia, el terror y la credulidad mantienen encadenados a sus pies. Por orden de ellas, la impostura, sentada en la entrada de esta cárcel, embriaga a sus víctimas desde la infancia, con el brebaje del error; estos desgraciados quedan toda su vida bajo los efectos del filtro venenoso; subsiste en ellos, para siempre, una debilidad o una demencia habituales, de las cuales se aprovecha la autoridad para encadenarlos.”
 
Paul Henry Dietrich (Thierry) barón d’Holbach, filósofo materialista francés. (1723 - 1789)

Libre Albedrío - (Es el criterio que sostiene que los seres humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. Es decir, la potestad de actuar por elección y decisión.)
 
El teísta entiende que los mandamientos de Dios son una expresión necesaria de su naturaleza, no como designios arbitrarios, sino más bien como un reflejo de su carácter y el fundamento de la legitimidad de su actuar. Se basa también en la convicción, de que esto nos brinda una base adecuada para afirmar la existencia de valores y deberes morales objetivos. Este criterio, elimina toda posibilidad de libre albedrío, ya que éste implicaría libre decisión, y tal cosa no es posible si las pautas son definidas de antemano por una entidad cuya concepción moral es la medida de lo correcto, y cualquier trasgresión acarrea una condena. La filosofía ateísta es incompatible con esta visión. El ateo no infiere un sentido de obligación moral implícita, sino que fomenta una moralidad individual. Sin embargo, y a pesar de lo que muchos creyentes piensan, ser ateo no implica carecer de moral. El ateo posee su sentido ético personal, basado en la consciencia de las consecuencias de sus propios actos. Sosteniendo que, lo que diferencia al hombre de las bestias, es, no sólo su inteligencia; sino también su sentido de la ética.

La idea de moral objetiva de origen divino, es uno de los pilares del Creacionismo, y el fundamento de la posición absolutista que el cristianismo demuestra frente a los factores de cambio social. Es precisamente en este concepto que se basa el sistema de adoctrinamiento religioso, en no dejar posibilidad alguna al libre albedrío, en crear una idea de moralidad por pertenencia y coincidencia; no por nuestras acciones. Básicamente, es más moral a los ojos del religioso, quien cree en su dios, que quien hace el bien, pero se abstiene de venerar a seres sobrenaturales.
 
Si el ser humano no poseyera la capacidad de responsabilizarse por sus propios actos y contemplar las consecuencias de los mismos; podríamos entonces afirmar que no existe motivación alguna para hacer el bien. ¿Es tal la situación de la humanidad? ¿Escapa nuestro accionar al entendimiento? ¿Sería imposible para nosotros encontrar una ética personal?

En verdad pienso, que todos poseemos una ética personal definida y única, inclusive los autodenominados creyentes la poseen, y, si fueran honestos con ellos mismos, reconocerían que poco tiene que ver con la existencia de cualquier dios. Esta moral objetiva, que pretende ser el paradigma del buen actuar, no es más que una estructura de fondo para delinear estándares éticos relacionados con lo que el sistema religioso necesita para perpetuar su propia estructura jerárquica dentro de la sociedad. Aquí comenzamos a percatarnos que, evidentemente, la imposición encubierta y la negación de la Naturaleza, son, de hecho, constantes en el sistema religioso. Tomemos los pecados capitales por ejemplo:
 
Todos y cada uno de los actos allí censurados, hacen a lo que somos como seres humanos, por lo tanto, no tienen la más mínima calidad de malignos. Avaricia, envidia, gula, ira, lujuria, pereza y soberbia; son todas conductas muy humanas, y, de hecho, las experimentamos muy a menudo. ¿No son acaso tales parámetros, un medio para desnaturalizarnos y ubicarnos en una situación que se contradice con nuestra esencia? (1) El equivalente a vivir con temor de actuar en consecuencia con nuestra naturaleza y negar nuestros instintos.
 
La Religión es, en sí misma, un sistema manipulador, que crea en las personas la necesidad de creer en algo que realmente no necesitan. No hay en nuestra realidad cotidiana dilemas de naturaleza sobrenatural, y todo lo que la religión puede ofrecer pertenece a ese contexto precisamente. La religión cristiana, es particularmente contradictoria, ya que establece criterios irreales, irracionales e inmorales. Esto dificulta comprender la inmoralidad que muchos creyentes implican en los ateos, alegando que éstos no poseen restricciones morales, dado que nadie ejerce juicio sobre sus actos, y, por lo tanto, son capaces de infligir cualquier daño. Un ser racional, obtiene sus límites de consideraciones sobre sus acciones y las consecuencias de las mismas; así se determina la propia moral.
 
Más allá de las contradicciones de la filosofía cristiana, es inexplicable que luego de dos mil años de temor y adoctrinamiento, el creyente no intente ir más allá de los dogmas, y continúe trasmitiendo ideas inertes que nada tienen que ver con nuestra realidad. No hay manera más contundente de negar nuestra naturaleza, que optar por no pensar, y el pensamiento es, de hecho, nuestra principal herramienta de supervivencia; negarla sería negarnos a nosotros mismos. (2)
 
Lo intelectual, está implícitamente excluido de la comprensión que el religioso tiene del Universo. Los argumentos cristianos, se basan en dogmas, mismos que, de por sí, no remiten significado; ya que es imposible desmentirlos o demostrarlos empíricamente. Siguiendo un razonamiento lógico, podemos concluir que la mejor explicación para algo, si es que hay más de una, es siempre la más sencilla de ellas. Por lo tanto, la explicación más sencilla sobre si existe o no alguna entidad que pudiera habernos creado, y teniendo en cuenta la nula evidencia al respecto, sería siempre que no, y cualquier esfuerzo por demostrar lo contrario sería ilógico. Sostener una convicción, con base en no cuestionarse la naturaleza de las cosas, es, en pocas palabras; pereza intelectual. (3)
 
Se suele afirmar que la existencia de Dios, es la explicación más razonable para todo lo existente, y, por consiguiente, esto lo transforma en factible de ser real. En realidad, este argumento es una falacia, ya que, para que cualquier cosa se transforme en la mejor explicación de algo, debe, en primer lugar, cumplir el requisito de explicar aquello en cuestión. La existencia de una entidad sobrenatural, no explicaría nada en particular. La existencia de tal ser, plantearía, en definitiva, más interrogantes que respuestas
 
¿Qué se necesita para dejar de creer en lo que no se ve? ¿Cuántas mentiras puede justificar el ser humano en nombre de una deidad intangible, fantástica y ausente por completo? Posiblemente, la única respuesta a estos interrogantes se encuentre dentro del mismo ser humano, quien imaginó un creador, y es también el único capaz de destruirlo; sólo bastaría con utilizar la razón, algo imposible para algunos, e inevitable para otros.
Sobre el Dios de la Biblia:

Si analizamos objetivamente los escritos bíblicos, especialmente los que corresponden al Antiguo Testamento, nos encontramos con la descripción de un dios verdaderamente nefasto, vengativo y capaz de un extraordinario despliegue de criminalidad. El creador que plantea el cristianismo, se puede clasificar en dos categorías posibles: es un ser sádico, que disfruta de observar nuestros intentos de auto represión por temor a un castigo, o bien, se trata de un creador inepto que, sin capacidad de autocrítica; censura en su obra las imperfecciones que son su falencia en primera instancia. De ser obra suya, nosotros no pedimos ser creados, no tuvimos elección, y cada falencia nuestra, sería la suya propia.

La más significativa muestra de maldad deliberada de Dios, es, sin lugar a dudas, la pretendida existencia del Infierno. De existir este hipotético dios, y siendo una de sus características la omnisciencia, nada escaparía a su conocimiento. Por lo tanto, de ser real el Infierno, el sufrimiento que allí se infringiría, sería deliberado, y Dios, nada haría por detener esto. De eso se trata el Infierno, de causar dolor por el dolor mismo, de atormentar a los condenados sin posibilidad alguna de absolución. He aquí la maldad de Jehová en su máxima expresión.
 
Me pregunto; ¿Qué pecado es tan grave como para merecer un tormento semejante? Después de todo, cuesta imaginar que un ser humano pudiese cometer actos más aberrantes que el mismo Jehová, ya que éste, sobre todo en el Antiguo Testamento, promueve actos aberrantes y censura actividades totalmente banales en nombre de una doctrina absurda y totalitaria:

Zacarías 14:1-2
“porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén, y la ciudad será tomada y serán saqueadas las casas, y las mujeres violadas”
 
2 Samuel 12:11
“he aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomare las mujeres delante de tus ojos y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres en la cama a plena luz del día”
 
Éxodo 21:20-21
 “y si alguno hiriere a su ciervo o cierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado, más si sobrevive por un día o dos no será castigado porque es de su propiedad”
 
Deuteronomio 25,11-12
"Cuando dos hombres peleen uno con otro, y se acercase la mujer de uno para librar a su marido de los golpes del otro, y alargando su mano asiere sus partes vergonzosas, le cortarás entonces la mano. No le tendrás ninguna lástima"
 
Deuteronomio 21,15-17
"Si un hombre tiene dos mujeres a una de las cuales ama y a la otra no, y ambas le dan hijos, si resulta que el primogénito es de la mujer a quien no ama, el día que reparta la herencia entre sus hijos no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la mujer que ama, en perjuicio del hijo de la mujer que no ama, que es el primogénito"
 
Oseas 1,2-3
"Dios dijo a Oseas: Ve, y toma por esposa a una de esas mujeres que se entregan a la prostitución sagrada y ten hijos de esa prostituta; porque el país se está prostituyendo al apartarse de Dios. Fue, pues, y tomó por esposa a Gomer hija de Diblain, la cual concibió y le dio un hijo"
 
Salmo 137:9
“dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña”
 
Jeremías 19:9
“y les hare comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y cada uno comerá la carne de su amigo”

También se evidencia un muy marcado desprecio por la mujer:

Levítico 12,2-8
"Cuando una mujer conciba y tenga un hijo varón, quedará inmunda durante siete días; será inmunda como en el tiempo de sus reglas. Permanecerá 33 días purificándose de su sangre, pero si da a luz una niña, quedará inmunda dos semanas y permanecerá 66 días purificándose. Al cumplirse los días de su purificación, sea por niño o por niña, presentará al sacerdote un cordero de un año como holocausto, y un pichón o una tórtola como sacrificio por el pecado, Y el sacerdote hará expiación por ella y quedará pura"
 Zacarías 14:1-5
“He aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo (Jehová) reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad.”

Samuel 12:11-15
“Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. Porque tú lo hiciste en secreto; más yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol. (...) Más por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá. Y Natán se volvió a su casa.”
 
Deuteronomio 22:28-29
“Cuando algún hombre hallare a una joven virgen que no fuere desposada, y la tomare y se acostare con ella, y fueren descubiertos; entonces el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta piezas de plata, y ella será su mujer, por cuanto la humilló; no la podrá despedir en todos sus días.”

Deuteronomio 22:13-21
“Cuando alguno tomare mujer, y después de haberse llegado a ella la aborreciere, y le atribuyere faltas que den que hablar, y dijere: A esta mujer tomé, y me llegué a ella, y no la hallé virgen; (...) Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven, entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti.“
 
Deuteronomio 22:22
“Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel.”

Deuteronomio 22:23-24
“Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella; entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti. “

Es un hecho, que la mayoría de los relatos bíblicos, tienen que ver con guerras, muerte, violación y asesinatos. Irónicamente, quien debería evitarlos, resulta ser quien los promueve en mayor medida. En el diluvio universal, por ejemplo, Jehová aniquila a la humanidad, sólo por imponer su criterio ético, ya que estimaba que la maldad de los hombres era demasiada o no había en los seres humanos intenciones de aceptar su doctrina. ¿No es esto ausencia de madurez, autoritarismo y egocentrismo? Estamos ante un dios inmoral, que castiga a muchos por los pecados de pocos, que inclusive promueve la tortura, el maltrato y elimina sin miramientos a quienes no le rinden culto, tan sólo porque posee el poder de hacerlo.
 
¿Cómo podemos reconciliar esta violencia con el concepto de “Dios amoroso”? ¿Qué criterio debemos utilizar para evaluar el actuar divino? ¿Debemos entender matanzas por virtud y encontrar justicia en el monstruoso actuar de una entidad despiadada? Jehová propone una existencia terrenal plagada de penurias e injusticias. Jamás ofrece solución alguna a tales males, sino sólo una promesa. Misma que sólo se cumplirá si adoptamos la fe como medio. Si pretendemos que encontramos virtud en la inmoralidad, gozo en la ausencia y regocijo en la credulidad.
 
La religión es ajena a nuestros tiempos, no encaja en la realidad del ser humano, divide, y es una importante fuente de infección cultural y de ignorancia en su máxima expresión. También limita intelectualmente, ya que sume a la humanidad en el oscurantismo de la Edad Media, cuando todo tenía que ver con supersticiones y misticismo. La religión, promueve en las personas, la ilusión de estar siendo observados por un ente imaginario que ellos mismos crean en sus mentes, por incapacidad intelectual en algunos casos, y de cuestionamiento en la mayoría.
 
Algunas personas incluso, ante la duda e incapacidad de corroborar la existencia de cualquier dios, optan por fingir creer; tal es el siguiente planteo:

Sobre la Apuesta de Pascal
 
Blaise Pascal, nació el 19 de junio de 1623 en Clermond-Ferrand, Francia. Fue un Científico universal, sus mayores aportes han sido en matemáticas y Ciencias Naturales. Formuló un argumento, mismo que utilizaba en momentos de discusión sobre la existencia de Dios, basado en el supuesto que era más conveniente creer en éste, dado que las repercusiones por no creer eran más nefastas que las de no hacerlo.
 
Cita textual: “Usted tiene dos cosas que perder: la verdad y el bien, y dos cosas que comprometer: su razón y su voluntad, su conocimiento y su bienaventuranza; y su naturaleza posee dos cosas de las que debe huir: el error y la calamidad (miseria). Su razón no está más dañada, eligiendo la una o la otra, puesto que es necesario elegir. He aquí un punto vacío. ¿Pero su bienaventuranza? Vamos a pesar la ganancia y la pérdida, eligiendo cruz (de cara o cruz) para el hecho de que Dios existe. Estimemos estos dos casos: si usted gana, usted gana todo; si usted pierde, usted no pierde nada. Apueste usted que él existe, sin titubear.”
 Entonces, las consignas serían las siguientes:

1. Si creo en Dios y no existe, tras mi muerte no pierdo ni gano nada.
 2. Si creo en Dios y existe, gano la vida eterna.
 3. Si dudo de Dios y no existe, no gano ni pierdo nada.
 4. Si dudo de Dios y existe, gano una tortura eterna en el Infierno.
 Evidentemente, es un planteo puramente lógico, pero falaz. Se trata de una afirmación de lógica pura y no contempla el verdadero sentimiento o convicción del hipotético creyente. Nadie puede optar por creer en algo como se opta por un partido político, ya que no se estaría creyendo realmente; además, ¿cuál sería la motivación? Absolutamente ninguna, salvo el temor a represalias. Por otro lado, el planteo implica la anulación de una de las condiciones definitorias de Dios, la omnisciencia, ya que, optar por creer, sin sentirse en verdad persuadido por el objeto de dicha creencia, equivale a fingir una convicción en el proceso; y esto requiere no ser desenmascarado para evadir el consecuente castigo. Es decir, no es posible creer en lo que se considera absurdo, ya que esto equivaldría a un autoengaño, y no sería en efecto un acto de creencia; sino una pueril y muy humana especulación. Podemos también entender este proceso, como una paradoja moral, ya que implicaría la aceptación del engaño, para sostener una postura legítima ante los ojos de Dios. Entonces, si bien, uno podría suponer que un individuo especulador merecería más un castigo que una recompensa, este argumento sostiene la legitimidad del método especulativo; incuso como basamento para ser recompensado. Esto es, tal como si no existiesen diferencias entre una convicción y la actuación de la misma.
 Por último, este razonamiento sólo tiene validez desde el punto de vista creyente, ya que un escéptico lo descartaría de plano, dado que, al no creer en Dios, toda consecuencia del actuar divino, ya sea para bien o para mal; le sería totalmente indiferente.
 
Así como no se puede elegir creer, tampoco se puede creer con base en nada, y esto es justamente lo que las religiones nos ofrecen a cambio de nuestra credulidad. Existen incluso creyentes, que utilizan como argumento para su creencia, el hecho de que no se pueda probar que Dios no existe. Desde ya, este razonamiento es inválido, dado que la carga de la prueba siempre recae sobre quien la sostiene, no sobre quien la niega. (4)

Sobre el Pensamiento Circular:

El pensamiento falaz, está íntimamente relacionado con el pensamiento mágico. Este tipo de pensamiento, rudimentario e inconsistente, es el modo en que el creyente interpreta la realidad. El pensamiento mágico, está basado en la fe, la imaginación y los deseos, al tiempo que excluye a la razón y al sentido común. En pensamiento circular consiste en volver al punto de inicio sin indagar absolutamente nada, pero creyendo haber fundamentado basándose en la auto afirmación de quien emite dicho enunciado. Si esta lógica fuese correcta, deberíamos tomar como verídica cualquier afirmación que se auto proclamase como tal, aunque tan sólo fuera la opinión de quien realiza tal afirmación. Se trata de uno de los errores más comunes que quienes se basan en la fe cometen. En realidad, es sólo un razonamiento cíclico, ya que vuelve al punto de partida sin obtener fundamentación alguna para aquello que pretende sostener. El pensamiento mágico, las falacias y el pensamiento circular, son las herramientas más comunes de argumentación del creyente promedio, aquellas que le permiten perpetuar un sistema funcional a los fines de adaptar la realidad a la fantasía en la que los mitos le sitúan:
 
A - ¿cómo sabes que la Biblia es verídica?
 B - Porque es la palabra de Dios.
 A - ¿cómo sabes que es la palabra de Dios?
 B – Porque la Biblia lo dice.
 
Cuando los sistemas de pensamiento no son coherentes, mal podemos esperar una respuesta razonable en cualquier sentido. Entonces, este tipo de razonamientos plantean una contradicción con el normal desempeño de nuestro proceso cognitivo, ya que niegan la posibilidad de la conclusión, impidiendo que los eslabones de la cadena analítica avancen; obligando a retrotraer la idea hasta su punto de partida, una y otra vez.
 
El cristianismo:
 
Las teorías son verificadas al ponerse en conexión con su demostración; la imposibilidad de la misma, no implica una segunda explicación infundada. Es decir, si no se posee una aproximación científica para determinado suceso, es irracional concluir que una explicación imaginada sea probable sólo por carecer de la primera. Todo lo afirmado está sujeto a verificación; sí afirmo un hecho sobrenatural, me obligo a fundamentarlo. Dicha fundamentación, precisa bases de algún tipo, no basta con alegar la ausencia de un mejor argumento. De ahí que sea ilógico sostener la existencia de cualquier ser sobrenatural, basados en la ausencia de respuestas o la simplificación del proceso deductivo acerca de nuestro origen.

Nada que se pueda considerar sobrenatural ha sido verificado jamás, y no poseemos elementos de juicio válidos para afirmar su existencia. Podemos entender en este punto, que la afirmación de la existencia de tales seres, se fundamenta en un análisis incompleto, intuitivo y alejado de la razón. Se ha inferido incluso, que la presencia de valores morales implícitos en nuestra naturaleza, nos clarifica al respecto de la necesidad de un origen divino para los mismos. A pesar de la evidente ausencia de fundamentos para tal argumento, éste ha sido muy utilizado históricamente por el cristianismo, como puente para la imposición de hipotéticos valores en la sociedad.

Otro aspecto que deja en evidencia este planteo defectuoso del cristianismo, es el hecho de que para ser considerado moral, no es necesario ser caritativo, afectuoso o una persona de bien, sino, más bien, funcional al sistema que el cristianismo propone. Es decir que, para ser una persona moral, el único requisito es estar dispuesto a ser permeable de creer lo increíble. Es como si creer en Dios, preservara al creyente de posibles consecuencias de los propios actos, ya que, el Juicio Final, el Infierno y otros, siempre parecen acarrear consecuencias negativas para quienes descreen o desconocen la “Palabra de Dios”, sin importar las características éticas que estas personas puedan poseer.
 
Todas las religiones fueron, desde que las sociedades desarrollaron un sistema político y jurídico, el sustento de los Estados; mismos que, a su vez, fortalecieron a las religiones. Este sistema reciproco, fundamenta la legitimidad del soberano, los derechos de propiedad, y muchos otros mecanismos y convenciones sociales. El cristianismo, en particular, ha ido mucho más allá, monopolizando la educación, el arte y las libertades individuales. Impuso hipotéticas leyes universales incuestionables y clasificó lo bueno, lo malo y lo punible; haciendo de juez y verdugo con base en el posible rédito a obtener o la filiación “espiritual” de las personas. El cristianismo es una religión corrosiva y dañina en varias formas: [Ver Capítulo 6]
 
En primer lugar, transforma a los seres humanos en criaturas insignificantes que no poseen merito propio ni valor alguno frente a una consciencia sobrenatural de improbable existencia. Es común oír frases como “si Dios quiere” o “el hombre propone, Dios dispone”. Este tipo de frases, enfatizan que el hombre no pone nada de sí, no decide, no hace, no piensa. Esto no es más que una apología del conformismo. El mérito de los logros es propio, al igual que el esfuerzo, la astucia y la planificación. En todos los aspectos el hombre hace, deshace y transforma su propia vida en un reflejo de sus inquietudes y anhelos. Atribuir dichos logros a un ser insostenible desde la razón, denota una inequívoca abstracción del contexto real, y es en definitiva; un acto carente de toda lógica.
 
¿Es el cristianismo un culto de amor y fraternidad? ¿Es acaso esta propuesta dogmática un sistema que fomenta la unión de la humanidad bajo la mano protectora de un dios bondadoso?
 
Para hacer una aproximación realista al cristianismo, es necesario señalar el odio exacerbado hacia el conocimiento, que los líderes del culto demostraron durante su historia. El daño que la religión cristiana ha provocado es inmenso. Gracias al catolicismo, se han atrasado investigaciones científicas desde la época de Copérnico hasta la actualidad. Sólo basta con imaginar cuantas invenciones que en un futuro serán avances científicos, no serían hoy una realidad si la censura al conocimiento no hubiese existido. Por otro lado, es indisimulable el apego al poder que el catolicismo ha demostrado desde sus inicios. La Inquisición Europea, así como guerras santas y colonizaciones, han sido, en definitiva, métodos para la expansión geográfica o ideológica, llevadas a cabo en complicidad con los gobernantes de turno. Poco tenían que ver con la difusión basada en verdades, o el hipotético bien común que profesaron como fundamento para tales campañas. Toda crítica y ánimo de cambio fueron siempre silenciados, demostrando un autoritarismo y absolutismo ideológico pocas veces visto en la historia de la humanidad.

Los personajes más perversos imaginables: papas, obispos y cardenales, así como una inmensa variedad de personajes de la política sin cargo eclesiástico relacionados con los mismos, han demostrado una inmoralidad extrema. Misma que la iglesia no dudó en avalar, camuflar e incentivar en nombre del inmenso rédito económico y político, que dichas prácticas le significaron. Hechos vandálicos, como la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, o la imposición de la doctrina cristiana a los indígenas americanos, son un recuerdo imborrable del desprecio que el cristianismo ha manifestado históricamente por la Ciencia, el conocimiento y los derechos de las personas.

El monopolio ideológico del catolicismo, no sólo afecta a los países europeos. En América Latina, esta doctrina desempeña un papel preponderante en la sociedad, y se caracteriza por ser un instrumento de peso para el manejo de las personas. Allí, el catolicismo se ha impuesto por sobre otros cultos. Asimilando fieles de manera masiva, y generando confianza en las clases bajas, por medio de un muy marcado énfasis en supuestos valores relacionados con la defensa del desamparado.
 
En el catolicismo, existe un consenso más bien débil sobre la importancia de Dios, o la constancia en el cumplimiento de los ritos, y, salvo las variantes más dogmáticas como el Opus Dei, los Anglicanos y otras ramificaciones fundamentalistas de menor trascendencia; el católico promedio, no posee una convicción firme o interpreta el mundo desde su creencia.
 El catolicismo es hoy en día, prácticamente una convención social, una filiación que deviene de parámetros culturales o hereditarios, sin mayor significancia fuera de este contexto.
 
La Iglesia Evangélica por su parte, a diferencia del catolicismo, posee una visión más teocentrista. Además, sostiene un consenso fuerte sobre la importancia de la veneración a Dios. Todas las ramas del cristianismo protestante comparten una visión de trascendencia espiritual, legitimación de los ritos y divulgación ideológica.

El evangelismo, aunque menos relevante en el pasado, es tanto o más dañino que el catolicismo en la actualidad. Es uno de los sistemas de manipulación ideológica más difundidos en el mundo. La exacerbación del fanatismo y el absoluto apego del individuo a las escrituras, se han transformado en los rasgos distintivos de este sistema dogmático. [Ver Capítulo 11]
 
Existe, en la Iglesia Evangélica, una muy marcada tendencia anti-evolucionista. De hecho, el Creacionismo, es el resultado más notorio de dicha visión. Se trata de un sistema pseudocientífico, basado en una colección de teorías, cuyo principal representante es el Diseño Inteligente; [Ver Capítulo 3, 4] que no es sino una serie de postulados basados en desarrollos teóricos de marcada contraposición con la Biología Evolutiva. [Ver Capítulo 3, 9]
En los Estados Unidos, algunas ramas del protestantismo evangélico, han promovido una doctrina anti-darwiniana, boicoteando la enseñanza de la Evolución en las escuelas. Esto ha fomentado que muchos institutos educativos en aquel país, enseñen una versión desdibujada de la Evolución; y la presenten como una mera especulación ante la versión creacionista. (5)
 
El cristianismo, en todas sus variantes, ha sido y es una gran fuente de infección cultural. Ha demostrado ser tan despiadado como el más formidable enemigo de la razón. No ha escatimado recursos y alianzas para imponerse ideológicamente  sobre otros cultos. Se ha cerciorado de destruir los valores intelectuales, éticos y las libertades individuales. Ha censurado a la Ciencia, negado el sentido común, y desnaturalizado lo natural para tornarlo pecaminoso a los ojos de un dios tirano; de cuya idea tan provechosamente se ha valido. En el mundo entero, la religión cristiana, ha sectorizado y dividido a las personas, las ha enfrentado y ha provocado más muertes inútiles que cualquier otra línea de pensamiento en la historia de la humanidad.

1. La Naturaleza no conoce de parámetros divinos. Mientras que en la Biblia el pecado es descripto como la transgresión de la ley de Dios, cada conducta que nos provee de satisfacción desde el punto de vista fisiológico o psicológico, no transgrede ley natural alguna. Por tanto, podemos afirmar que no existe parámetro sobrenatural que seguir, ni argumento ético que sustente dicho parámetro como ley natural o del hombre.
 
2. En la filosofía objetivista, el pensamiento es, razonamiento y entendimiento. No se distingue el acto inherente de pensar, del concepto premeditado de razonar; sino que ambos son en sí mismos nuestro parámetro como seres humanos.
 
3. La navaja de Ockham u Occam, es un principio filosófico de Guillermo de Ockham (1280-1349), según el cual, cuando se tiene dos teorías en igualdad de condiciones y con las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja.
 
4. El onus probandi (o carga de la prueba) es una expresión que señala cuál de las partes está obligaba a probar un hecho en un juicio. Su fundamento, es un viejo aforismo, "lo normal se presume, lo anormal se prueba", lo que básicamente significa que está obligado a demostrar un hecho; quien afirma una verdad nueva sobre un tema.
 
5. El Creacionismo es representado por movimientos anti evolucionistas, tales como el Diseño Inteligente, cuyo principal objetivo es obstaculizar o impedir la enseñanza de la Evolución Biológica en las escuelas y universidades. La teoría del Diseño Inteligente, es un argumento muy difundido por los creacionistas, se trata básicamente de incorporar a Dios como causa primera de todo lo existente, basándose en el concepto de “rastros de inteligencia presentes en la creación”.

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