domingo, 17 de abril de 2022

La religión como vector de transmisión de enfermedades

La religión como vector de transmisión de enfermedades

 


1 antivacuna religion cristianismo 

En la actualidad, la suma del fuerte pensamiento irracional y anticientífico de muchas personas junto con la cada vez más eficiente interconexión a escala mundial de diferentes zonas del planeta (que permite rápidos desplazamientos de miles de km en unas pocas horas) está llevando a la reintroducción en Occidente de enfermedades que ya parecían superadas y hasta olvidadas.


Así el hecho de que muchos fundamentalistas religiosos se opongan de manera más o menos directa a la vacunación está implicando en la práctica un aumento de infecciones fácilmente prevenibles en los paises occidentales, como es el caso del sarampión tal y como muestran los últimos ejemplos en América del Norte.

Allí, misioneros amish (esos barbudos y pacíficos ultrareligiosos anclados en el siglo XVI) que viajaron a Filipinas para llevar su mensaje de aislamiento e ignorancia medieval a una población ya de por sí fuertemente irracional, volvieron a los EEUU infectados de sarampión puesto que esta enfermedad es endémica en el archipiélago filipino, de tal manera que propagaron esta dolencia entre el resto de los acólitos de sus comunidades de origen, individuos que por supuesto no estaban vacunados.

También ha habido otro reciente caso en Canadá, en donde surgió un brote epidémico en una escuela cristiana porque como comenta el reverendo de la congregación

Los miembros de nuestra congregación no creen que las vacunas sean seguras. Estamos preocupados por la administración de vacunas a nuestros hijos y la vacunación no significa automáticamente que usted es inmune a la enfermedad.

y que en lugar de vacunarse pues mejor que

Lo dejamos en manos de Dios. Si está en su voluntad que de alguna manera tengamos una enfermedad contagiosa, como en este caso el sarampión, hay otras maneras por supuesto para evitar esto. Si enfermamos, también él nos puede curar de ella.

Después de estas declaraciones poco queda por decir. Y desgraciadamente en el hipertecnológico mundo actual este tipo de comportamientos irracionales parece ser cada vez más común: objetar a la vacunación alegando motivos religiosos ya sea de musulmanes o cristianos ya que para esto no parece haber diferencias enre confesiones, actitudes filosóficas, holismo «new age», creencia en pseudomedicinas alternativas como la homeopatía o la quiropráxis, o incluso creando una religión antivacunación de nuevo cuño como ha ocurrido en Australia.

P.D.

Por si alguien considera que tampoco es tan grave sufrir el sarampión indicar que hasta la vacunación rutinaria y masiva de toda la población pediátrica allá por los años 60, sólo en los EEUU se producían alrededor de medio millón de casos anuales de esta enfermedad, de los cuales cerca de un 10% (48.000 niños) necesitaban de hospitalización, con el consiguiente gasto sanitario fácilmente prevenible con la vacuna y que se producían alrededor de 500 fallecimientos al año.

Y aunque según datos de la OMS, en los últimos años las campañas en el Tercer Mundo han conseguido pasar del 72% al 84% de la población pediátrica vacunada, todavía se producen en el planeta unos 20 millones de infecciones, con el terrible resultado final de alrededor de 122.000 muertes causadas por este virus. Muertes totalmente evitables, ya que la vacuna además de ser segura y eficaz es baratísima puesto que cuesta menos de un euro por dosis (más exactamente la irrisoria cantidad de 1 dólar norteamericano), en lugar de dejar la salud y la vida de la infancia en manos del casi siempre poco benevolente barbudo dios judeocristiano.

 

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